⸺𝗧𝗔𝗘𝗖𝗬𝗘𝗢𝗡 𝗙𝗔𝗡𝗙𝗜𝗖.
Sohee lo tiene todo, de verdad, ¡todo! Con una carrera estable y una vida amorosa que por primera vez parece ir bien después de tantas decepciones, la actriz no puede hallarse más alto.
Los problemas surgen cuando Tae...
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SOHEE
Rondaba cerca de la medianoche y me alegré con anticipación de que pronto me bajaría de la limo y no le vería más la cara a Taecyeon. El lado positivo era que, como el evento había finalizado, ya no tenía que fingir más.
Al menos por el resto de la noche.
Sorpresivamente, mi acompañante se encontraba en silencio y mirando por la ventana. Me transmitió una energía pensativa y por más de que lo quise ignorar, mi cerebro trabajó en mi contra e hizo funcionar a mis cuerdas vocales y mi lengua.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan callado? Me da miedo.
De inmediato supe que debía de haber mantenido mi boca cerrada, pues ahora él me observaba con una media sonrisa.
—Nunca creí que te preocuparías en serio por mí. —abultó sus labios— Estoy cansado, es todo.
La conversación terminó allí, mas fue retomada en el instante en el que noté que nos pasamos de largo y el vehículo no frenó en las calles del barrio donde residía.
—¿Qué haces? Tengo que verme con mi novio real. —hice énfasis en las palabras "novio real" para ver si conseguía irritarlo.
—No solo estás mintiendo, sino que has tenido dos completas semanas para verte con él y no hay duda de que lo has hecho. —respondió, sin darle importancia a mi reclamo.
—¿A dónde me estás llevando? ¡No puedes tratarme como si fuera tu prisionera!
—Con razón te va tan bien como actriz, eres muy dramática.
Los labios se me entreabrieron hasta formar una ''o'' muy ofendida.
—Ok Taecyeon...—no me resistí a colocar mis manos en los bordes de su camisa— ¡Te acogotaré! Pero primero...primero empezaré con la señora Yoo por, prácticamente, venderme a ti. —lo empujé sin fuerza y me crucé de brazos.
—No puedo esperar. —encogió sus hombros y arrugó su nariz.
—Qué irritante eres.
(...)
—¿Qué hacemos aquí? —cuestioné en cuanto bajamos del auto. La brisa de la noche ya se sentía un poco fría y yo era un cuerpo friolento, por lo que me abracé a mí misma.
—¿Estás bien? Entremos. —sugirió él y colocó una mano en mi espalda. Esa fue otra ocasión en donde me pareció verlo con una expresión genuina.
Recorrí el edificio que teníamos frente con la mirada y parecía tratarse de un lugar de juegos con toques infantiles. El gran cartel neón que decía el nombre se hallaba apagado, no obstante, se podía ver la presencia de una pequeña luz en la entrada.
