Mi vida

65 13 0
                                    

A pasado un año, como era de esperarse una semana después de mi ceremonia fallida fui echada de la mansión, ahora mismo vivo en una pequeña cabaña lejos de la casa principal, debo ver por mi misma, cada semana la que era mi sirvienta viene a dejarme alimentos para mi diario vivir, no se nada de aquella familia, una que ya no es mía.

Fui olvidada completamente, a mi padre no lo vi desde esa noche, la única persona que se presentó ante mi fue mi hermano mayor, el cual me dijo cruelmente que me desterrarian de la familia, así me marché y ahora mismo vivo en ese remoto lugar.

Aprendí a cocinar de Yoona, la sirvienta que viene a dejar mis alimentos semanales, ella cada mañana me enseñaba a hacer algo básico y me dejó un libro con instrucciones de como hacer algunos platos que demoran más tiempo.

Ahora mismo estoy aquí sentada en una silla viendo al bosque, este bosque es aterrador, pero para mi no es así, porque el miedo a este lugar no puede ser peor que lo que me paso.

Los monstruos de este lugar no son nada en comparación con la presencia de el que fue mi padre y con el dolor de no poder ser alguien mejor.

Con el tiempo me acostumbré, apenas llegué aquí intentaron atacarme y claro, estaba tan dolida y decepcionada de mi misma que maté a cada uno de ellos con mi espada.

Mi hermano me había enviado aquí solo con algunas pertenencias, pero Yoona metió la espada que dejó cuando falleció mi madre entre esas prendas, ella a sido de mucha ayuda para mi, le debo mucho ahora mismo por cuidar de alguien como yo.

Ya no puedo utilizar el apellido de la familia Kim, aunque viva en este territorio, obviamente si me enviaron aquí es para morir, si muero por el ataque de un monstruo sería sencillo para ellos inventar cualquier historia para decir que lo hice heroicamente.

Pero no quiero morir, quiero vivir, quiero que mi madre se sienta orgullosa de mi manejo con la espada y por eso es que cada día me adentro en el bosque con la idea de tener alguna pelea.

No importa si no puedo usar maná, los monstruos son igual que yo, tampoco lo utilizan así que estamos en igual condición, así es como entreno cada día, en batallas.

Tal vez, solo tal vez si me vuelvo alguien fuerte de esta forma mi padre pueda aceptarme, mi familia pueda ver que aunque no tenga maná soy más que solo eso.

-mi señorita, estoy aquí- vi a mi lado y me puse de pie al ver a Yoona casi arrastrando un saco, parecía que esta vez había traído mucho más de lo habitual.

-Yoona, buenos días- me acerqué a ella y la ayudé a cargar los alimentos dentro de la cabaña.

-hoy estará feliz, encontré lo que me encargo- ella metió la mano en la bolsa y sacó un libro -fui enviada al mercado y pude comprar el libro-

-debió ser costoso, no debiste comprarlo- me lo entregó en las manos, me sonreía como siempre que venía.

-no importa eso, porque quiero seguir sirviéndole, tenía algunos ahorros y eso fue suficiente- ella era una persona muy leal, no pensé que se volvería de esa forma, aunque siempre me había servido desde que era pequeña.

-también traje unos libros que iban a tirar de la habitación de la señorita- su madre había servido a la mía, ella falleció tiempo después de mi madre de una enfermedad que asoló a varios territorios, incluyendo el nuestro.

-gracias Yoona, te debo mucho- era solo seis años mayor que yo, había crecido viéndola y desde que su madre falleció ella siguió sirviéndome a mi, prácticamente nos criamos juntas como criada y amo.

-el conocimiento es poder, nuestra señora solía decirlo, no quiero que deje de aprender- por eso yo no solía tratarla como a una persona cualquiera.

-no dejaré de hacerlo- menos ahora que ella me había ayudado tanto, porque ya no me consideraba su amo, ya no era una Kim, a quien ella debía servir con devoción.

-le pedí al maestro que me dejara vivir a su lado- eso me sorprendió, dejé de mirar la tapa del libro y la vi a ella fijamente, parecía estar apenada.

-no Yoona, sería demasiado peligroso para ti- al parecer no había concedido su permiso, porque sino hubiese llegado aquí más que feliz y con un montón de cosas más.

-de todas formas él no me lo permitió- era obvio, la idea de que yo estuviera en este lugar era morir, deseaban mi muerte y para eso nadie debía ayudarme.

-es mejor así, no quiero que corras peligro- no quería perder a la única persona que confiaba en mi en este momento.

-le prepararé algo delicioso antes de marcharme- si algo le pasaba a Yoona no me lo iba a perdonar nunca.

-te lo agradezco, e perfeccionado mi mano en el área culinaria- medio sonreí, a veces lo hacía para ella, porque se lo merecía, merecía ver que no era del todo infeliz estando en ese lugar.

-me alegra mucho mi señorita- aunque si me sentía miserable, pero ella no tenía porque saberlo.

Mientras Yoona se ponía manos a la obra con los alimentos, yo tomé el libro con determinación y comencé a leer desde el principio.

Hablaba sobre el arte de la lucha marcial, aparte de la espada me di cuenta que no era suficiente, porque podía encontrarme a veces con numerosos monstruos y si perdía mi espada no tenía como defenderme, me di cuenta un día en una batalla con tres demonios rojos de nivel mínimo.

En teoría primero hablaba sobre los fundamentos de la lucha marcial, hablaba de fortalecer el cuerpo y el alma primero a través de la meditación algo que debía conseguir por completo por mi misma, luego entraba a la práctica, era algo que debía hacer poco a poco, pensaba dejar de ir al bosque por un tiempo, al menos hasta que dominara un par de movimientos marciales.

Desayune con Yoona antes que ella se marchara, solíamos hacerlo, para mi era una igual, al principio me había costado bastante que me tratara más informal desde que llegué a es lugar y que se sentara a la mesa conmigo, pero con el pasar del tiempo logre que ella entendiera que era la única persona que estaba para mi en este momento y que no quería que nos trataramos como una sirvienta y una señorita.

Hoy pensaba comenzar con los puntos importantes del arte marcial, el fortalecer el cuerpo y el alma, debía hacer ejercicios diarios y meditar hasta lograr entrar en aquel mundo por mi misma, pero no solo eso, también debía saber salir de el.

Iba a ser la tarea más larga para mi, pero si lo lograba entonces podría entender otra arte que no fuera el maná, sino el aura que era similar, este lo utilizaban los artistas marciales y eso era algo natural que podía manejar solo con mi cuerpo, es como lo que llaman campo de energía humana.

Estaba dispuesta a hacer lo que fuera para lograrlo, incluso quedarme en aquel mundo hasta salir de él, después de todo este territorio ya no era atacado porque me había ganado este lugar con mi espada.

De seguro mi padre o mi hermano pensaron que sería tan débil que al llegar aquí moriría por esos ataques constantes, pero no, lamentablemente para ellos resistí y viví, ahora quiero hacerme lo más fuerte que humanamente pueda sin maná.

Y no pienso desistir, ahora que comenzaré con el arte marcial se que podría desarmar a cualquiera en un momento, solo tengo que perfeccionarme de forma adecuada.







Amor, Honor y Espadas Where stories live. Discover now