Mi salvador

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Lo pensé bastante, el señor parecía ser una persona grandiosa y si era el patriarca debía ser un médico capaz, así que no podía seguir pensándolo más, después vería como pagar mi deuda.

-confiare mi vida a usted mi señor- por fin me senté con ayuda de mi espalda, estaba muy cansada de estar de pie.

-te lo agradezco- él se acercó en frente de mi y pude verlo mucho mejor, su color de ojos era chocolate igual que su cabello, cualquiera pensaría que es alguien común pero su belleza era algo fuera de lo normal para un hombre o tal vez yo no había visto a alguien así antes.

-padre..- parece que la señorita no estaba feliz de que el señor se acercara tanto a mi.

-mantente ahí Tiffany- ella se había mantenido en su lugar.

-pero..- se notaba algo preocupada por el, tal vez porque sostenía mi espada en la mano, aunque estaba en su funda.

-mi señora, jamás dañaría a una persona, solo e dañado a monstruos- yo no haría nada malo a alguien que quisiera ayudarme y menos en mi condición.

-porque debería confiar en usted- pero eso ellos no lo sabían, porque no me conocían.

-tomela, es mi única espada, la heredé de mi madre- le acerqué mi espada a la señorita, la miré esperando que se acercara a tomarla.

-tomala tiffany, ella te está ofreciendo lo único que tiene de valor- el señor tenía razón, era lo único de valor que conservaba.

Ella se acercó por fin y tomó mi espada, se posicionó solo un paso detrás de su padre y yo le medio sonreí, ella era realmente bella como su padre.

-pon atención ahora, analisis- miré al señor con atención, parecía que hacía algo, me miraba con sus ojos como si me estuviera escaneando -tiene 3 costillas rotas, un tobillo fracturado, dedo índice y pulgar de la mano izquierda fracturado y dedo indice, medio y anular de la mano derecha-

-eso..- lo vi algo sorprendida y también con admiración, era algo grandioso.

-puedo?- el me miraba con total compasión, yo solo pude asentir.

-puede mi señor- actualmente no solía dejar que nadie me sirviera, hacía todo por mi misma pero él era médico así que estaba bien.

Me comenzó a quitar las prendas, no me avergonzaba que lo hiciera, no solía sentirme de esa forma con nada, ni con nadie, el cuerpo es algo natural después de todo.

-tiene cortes en el pecho, ambos brazos, piernas y por la espalda, la más profunda es en el pecho- él se movía mientras veía mis heridas abiertas -porque luchas?-

-porque es mi única razón de ser mi señor- alguien como el debe encontrarlo absurdo pero para mi que no manejo ni magia ni maná, lo es todo.

-tu ojo, cuando pasó?- el señor acercó su mano a mi rostro.

-hace un par de meses mi señor- yo podía ver apenas su silueta con él.

-no tienes cerca un sanador?- no claro que no, antes si lo tenía, cuando aún era una Kim.

-no mi señor, vivo sola- pero ahora solo los ungüentos y cuidados de Yoona me curaban.

-que edad tienes?- el me miraba como si me analizara, pero no mi cuerpo, sino mi persona.

-14 años mi señor- su hija parecía tener mi edad también, de alguna forma mi vista a ratos se guiaba a ella.

Amor, Honor y Espadas Where stories live. Discover now