Tiempo

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Había pasado una semana aquí, lo primero que hice fue presentarme con la capitana de la guardia, ella era bastante amistosa y una profesional.

La señorita Yuri, una chica morena y alta, era tres años mayor que yo, toda una prodigio por lo que me había enterado.

Tuve que luchar con ella y claramente me gano, luego de haber caído le comenté que yo no tenía maná y se sorprendió bastante porque dijo que había estado en problemas muchas veces por mis ataques, me felicitó al saber que era tan buena a pesar de no usar maná.

Le comenté que utilizaba aura y que así fortalecía mi cuerpo y mi mente, era de gran ayuda para alguien como yo que no tenía maná.

Me presentó a la vice-capitana a la que le agradecí por cargarme el día que llegue, ella también era muy buena con la espada, había perdido muy pocas veces, pero ellas dos eran demasiado buenas.

La capitana me habló sobre el territorio, lo que hacían en la guardia y como iba a comenzar como cadete de primera línea, me dio dos uniformes y me dijo que para comenzar siempre iba a patrullar con otros compañeros.

Luego de un par de días el señor se acercó a mi, hablamos un momento, él estaba interesado en mi linaje, le conté todo lo que había pasado conmigo y la familia Kim.

Entendió completamente mi situación, le comenté el porque había decidido venir, porque quería cuidar de Yoona la única persona que se mantuvo a mi lado y porque luchaba en aquel bosque, ahora era la segunda persona que sabía todo de mi aparte de Yoona.

La guardia no era difícil para mí, de hecho era bastante simple, recorría grandes partes del territorio, a veces el mercado, pero no había mucha acción, algo que para mi estaba siendo difícil de asimilar, yo solía luchar constantemente.

Yuri a veces me arrastraba a tener torneos, decía que era bueno para nosotras que solíamos ser personas que nos gustaba más la acción y era algo que me alegraba bastante hacer.

Seohyun la vice-capitana no solía hacer ese tipo de cosas, parecía ser más seria así que Yuri decía que era aburrida y era yo la que le ayudaba con sus constantes luchas.

A veces tenía guardia por las noches, pero cuando no, cenaba con Yoona, me había acostumbrado a la vestimenta algo particular, también había comenzado el tratamiento de mi ojo, a estas alturas ya veía mejor, todo esta funcionando muy bien para mi pero era algo demasiado pasivo.

A medida que pasaba el tiempo iba aprendiendo más sobre el territorio, había un lugar montañoso donde se escondían monstruos, había pedido el debido permiso al patriarca para ir ahí de vez en cuando, él me lo permitió solo si llegaba sin heridas y si veía que iba a ser malo para mi debía saber verlo y volver a casa.

Había recorrido casi todo el territorio, podía decir que al lugar que fuese no iba a perderme, el tiempo pasaba muy rápido, todo era bueno, no tenía problemas, cuando llegaba algo herida Yoona me curaba sin decir nada, porque sabía que era algo que me daba vida y como había prometido no salir herida siempre llegaba solo con arañazos y uno que otro corte.

Después de algunos meses mi ojo por fin pudo volver a ser el mismo, aunque no por completo, funcionaba bien, veía como antes pero el iris no había cambiado de color, mantuvo su color gris claro, Yoona solía decirme que me quedaba bien porque con un ojo miel y el otro gris podría ser realmente una buena pretendiente porque llamaba la atención.

Yo ni siquiera pensaba en casarme, a pesar de que estaba en los 15 años, lo real es que a esta edad alguien de buena familia ya solía estar comprometida, pero como ya no era alguien de una familia grande, no era mi caso.

Solía ver de vez en cuando a la señorita Hwang, ella a veces me miraba con molestia y otras solo me saludaba sin decir nada más, era una persona que no solía entender, pero por alguna razón no me disgustaba, era todo lo contrario, a veces la veía tan concentrada atendiendo pacientes y ayudando que pensaba en lo grandiosa que era a su edad.

Amor, Honor y Espadas Where stories live. Discover now