treize.

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Un place s'il vous plait.

Un puesto, por favor. Revisé dos veces mi pronunciación antes de ir a la caja y deslizar mis euros. La mujer vendiendo tickets no parpadea, simplemente rompe mi ticket por la mitad y me da uno de los pedazos. Lo acepto con gracia y balbucear un agradecimiento. Dentro del teatro, un guardia examina mi pedazo. Ella la rompe un poco, y sé, al ver a mis amigos que yo tengo que darle una pequeña propina por esta inútil tradición. Toco mi parche canadiense por suerte, pero no lo necesito. Entrar fue fácil.

Lo hice. ¡Lo hice!

Mi alivio es tan profundo que apenas noto a mis pies forjando un camino hacia mis asientos favoritos. La sala está casi llena. Tres chicas de más o menos mi edad están al final, y una pareja de ancianos está sentada en frente de mí, compartiendo una caja de dulces. Algunas personas son quisquillosas acerca de ir al cine solas, pero yo no. Porque cuando las luces se apagan, la única relación que queda en el cuarto es la que hay entre la película y yo.

Me hundo en el sillón mullido y me pierdo en las vistas previas. Comerciales en francés están interceptados entre ellos, y me divierto tratando de descubrir para qué son antes del que el producto aparezca. En uno, dos hombres se persiguen a través de la Gran Muralla China para promocionar una marca de ropa. En otro, una mujer con poca ropa se frota contra un pato graznando para vender muebles. Ahora aparece un ritmo tecno y siluetas bailando, ¿de qué será este? ¿tratan de convencerme de algo? ¿ir al club? ¿emborracharme?

No tengo idea.

Y luego LaLaLand: A Love Story empieza. Ryan Gosling interpreta a un hombre ingenuo, idealista que desea tener su propio club de jazz, al mismo tiempo que nos muestran en contraparte la vida de Mia, interpretada por Emma Stone, una chica con el deseo frustrado de convertirse en actriz. Ellos piensan que van a fallar y terminarán en caminos diferentes, pero la vida los sorprende a ambos, haciendo que sus caminos se encuentren con regularidad y así encontrar apoyo el uno en el otro. Su amor es más fuerte que lo que ellos piensan, más fuerte que ellos. Me gusta.

Pienso en Hwang y Karina. Me pregunto qué tan poderosa es aquella relación.

El diálogo se traduce a francés en la parte inferior de la pantalla en color amarillo. La sala está en silencio, respetuosamente, hasta la primera broma. Los parisinos y yo reímos juntos. Las dos horas pasan rápido, y luego estoy brillando en la lámpara de la calle, perdido en un sueño confortable, pensando en lo que tal vez valla a ver mañana.

 Las dos horas pasan rápido, y luego estoy brillando en la lámpara de la calle, perdido en un sueño confortable, pensando en lo que tal vez valla a ver mañana

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— ¿Vas al cine hoy otra vez? — Beomgyu revisa mi número de página y abre su libro de francés en el capítulo sobre familia. Como siempre, nos han puesto en pareja por un ejercicio de habilidades para la conversación.

— Sip. La Matanza De Texas. Tú sabes, para meterme en el espíritu de las fiestas.  — Halloween es éste fin de semana, pero no he visto ninguna decoración aquí. Debe ser una cosa americana.

☁︎ the french kiss ; hyunin.Where stories live. Discover now