trente-deux.

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Es una enfermedad física. Hyunjin. Cuánto lo quiero. Amo a Hyunjin.

Me encanta que levante una ceja cada vez que digo algo que le parece divertido o ingenioso. Me encanta oír el sonido de sus botas cuando pasea sobre el techo de mi habitación. Me encanta que el acento en su nombre se llame acento agudo y que él tenga un acento adorable.

Me encanta.

Me encanta sentarme a su lado en clase de Física. El roce de nuestras manos cuando hacemos experimentos en el laboratorio. Su letra caótica en las hojas de ejercicios. Me encanta pasarle la mochila cuando se termina la clase, porque entonces mis dedos huelen a él durante unos diez minutos. Y cuando Yuna dice alguna idiotez, busca mi mirada para que pongamos los ojos en blanco juntos. Eso también me encanta. Me encanta su risa de niño y sus camisetas arrugadas y su ridiculo sombrero. Me encantan sus enormes ojos marrones y la forma en que se muerde las uñas. Y me gusta tanto su pelo que podría morirme.

Sólo hay una cosa que no me gusta de él. Ella.

Karina nunca me ha caído especialmente bien, pero ahora no puedo soportarla. Da igual que me sobren dedos en las manos para contar las veces que nos hemos visto. No puedo sacarme de la cabeza esa primera imagen. Bajo la farola.

Sus manos en el pelo de Hyunjin. Siempre que estoy solo, mi pensamiento repasa esa noche. Y mi mente va más allá. Ella le toca el pecho. Y mi mente va más allá. En su habitación. Él le quita el vestido, sus labios se encuentran, sus cuerpos se juntan y (¡Dios mío!) me sube la temperatura y me duele el estomago.

Tengo fantasías sobre su ruptura. Sobre cómo él podría hacerle daño y viceversa, y sobre todas las formas en que alguien podría hacerle daño a ella. Quisiera que otra chica se peleara con ella y le tirara del pelo, que lleva al estilo parisino, hasta arrancárselo de la cabeza. Quiero que le clave las uñas en los ojos y arañarla.

Resulta que no soy muy buena persona.

Pero jamás golpearía a una chica.

Hyunjin y yo raramente hablábamos de ella, pero ahora se ha convertido en un tema tabú. Y eso me tortura, porque parece que tras las vacaciones vuelven a tener problemas. Como si fuera un acosador, llevo la cuenta de cuántas noches pasa conmigo y cuántas pasa con ella. De momento, voy ganando.

Así pues, ¿por qué no corta con ella? ¿Por qué, por qué, por qué?

Me atormenta hasta que tengo que ceder, hasta que la presión es tan insoportable que me veo obligado a hablar con alguien para no explotar. Me decido por Seungmin. De la manera en que lo veo, él probablemente está tan obsesionado por esa situación al igual que yo. Estamos en su habitacion y me ayuda a escribir una redacción sobre mi conejillo de indias para la clase de Francés. Lleva pantalones cortos para jugar al fútbol y un jersey de cachemira; y, aunque es un atuendo ridículo, es apropiado para Seungmin de una forma encantadora. Esta haciendo abdominales. Por diversión.

— Bien, pero eso está en presente. — dice. — No estás dando palitos de zanahoria a Capitán Jack ahora mismo.

— Oh, claro. — apunto algo, pero en realidad no estoy concentrado en los verbos. Estoy intentando encontrar la forma de sacar discretamente el tema de Hyunjin.

— Léemelo otra vez. ¡Ah! Y pon esa voz graciosa, la del otro día, el falso acento francés de cuando pediste café crème en ese sitio nuevo que descubrimos con Hwang.

No puse un falso acento francés a propósito, pero aprovecho la ocasión.

— Oye, quería preguntarte algo. Esto... me preguntaba
si...

Soy consciente de que tengo un panel de luces encima de la cabeza que grita «¡¡¡ QUIERO A HYUNJIN !!!», pero sigo adelante.

— ¿Por qué él sigue con Karina? Quiero decir, apenas se ven, ¿no?

☁︎ the french kiss ; hyunin.Where stories live. Discover now