trente-huit.

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Ahora entiendo por qué la gente no para de hablar de París en primavera. Las hojas de los árboles son de un verde brillante al nacer, los castaños están repletos de capullos rosados y hay tulipanes amarillos plantados a lo largo de los paseos. A cualquier lugar que veo, los parisinos sonríen. Han cambiado sus bufandas de lana por unas más suaves y menos pesadas. Le Jardin du Luxembourg está lleno de gente, pero son grupos agradables. Todo el mundo disfruta del primer día cálido del año. Hacía meses que no veíamos el sol.

Pero yo estoy feliz por otro motivo.

Esta mañana, Hyunjin ha recibido una llamada. Su madre no se convertirá en la protagonista de la nueva novela de mi padre. La prueba de PET/CT salió bien. No hay rastro del cáncer. Le harán controles cada tres meses, pero ahora mismo, en este preciso instante, su madre está viva en el sentido más amplio del término.

Hemos salido a celebrarlo.

Hwang y yo estamos recostados delante del Grand Bassin, un lago artificial con forma de octágono que es famoso por los barcos de juguete que surcan sus aguas. Seungmin participa en una liga regional de fútbol en un campo cubierto al otro lado de la calle y Minho y Chan han decidido ver el partido. Nosotros también lo hemos visto un rato. Es fantástico, pero tanto a Hyunjin como a mí nos interesa poco el deporte. Apenas quince minutos después del inicio del partido, y ya estaba susurrando en mi oído e insistiendo con las cejas levantadas..

No le ha costado mucho convencerme. Volveremos dentro de un rato, a tiempo para ver el final.

No entiendo por qué no he venido antes a este parque, que además está muy cerca del barrio latino. De lo que me he perdido. Hasta ahora, Hyunjin me ha enseñado la escuela de apicultura, un huerto de árboles frutales, un teatro de marionetas, un carrusel y un rincón escondido donde señores mayores juegan concentrados a la petanca. Dice que estamos en el mejor parque de todo París, pero yo creo que es el mejor parque del mundo entero. Ojalá pudiera traer a Nikki aquí.

Un barquito con control remoto pasa detrás de nosotros. Suspiro alegremente.

— ¿Hyunjin?

Estamos tumbados el uno al lado del otro, apoyados en el borde del Bassin. Él cambia de posición y sus piernas encuentran un sitio cómodo entre las mías. Tenemos los ojos cerrados.

— ¿Hum? — responde.

— Creo que esto es un poco mejor que un partido de fútbol.

— Hum, sí, ¿verdad?

— Somos malos amigos. — digo.

Me pega con un gesto vago y nos reímos. Al cabo de un rato me doy cuenta de que me está llamando.

— ¿Qué? — debo de haberme quedado dormido.

— Tienes un barco en el pelo.

— ¿Qué?

— He dicho que tienes un barco en el pelo.

Intento levantar la cabeza, pero la tengo enganchada a algo. Lo ha dicho en serio. Un niño de más o menos la edad de Nikki se acerca a mi, agitado, y habla en francés muy rápido. Hyunjin se ríe mientras yo intento desenredar mi pelo del barco. El juguete vuelca y algunos de mis mechones se meten en el lago. El niño me grita.

— ¿Hola? ¡Ayúdame! — miro exasperado a Hyunjin, que se está retorciendo de la risa en el suelo. Empieza a levantarse mientras el niño me tira del pelo para liberar su barco.

— ¡AUCH!

Hyunjin le dice algo en tono serio y el niño me suelta.

Los dedos de Hyunjin liberan cuidadosamente mi cabello del juguete. Le entrega el barco al niño y le dice algo más, esta vez en un tono más calmado (seguramente le advierte de que debe alejarse de los inocentes que descansan en el parque). El niño agarra bien su barco y se va corriendo.

Me escurro el pelo.

— Qué asco.

— Esta agua está limpia. — sonríe, pícaro.

— Claro, seguro que sí. — me encanta que sepa lo que estoy pensando.

— Vamos.

Se levanta y me ofrece la mano. La tomo y él me ayuda a levantarme. Por un momento creo que va a dejarme caer, pero no. Al contrario: me lleva a un sitio seguro, lejos del agua.

Me gusta darle la mano. Es agradable.

Ojalá los amigos pudieran tomarse de la mano más a menudo, como los niños que veo por la calle. No sé por qué al crecer nos da vergüenza. Nos sentamos en el césped, bajo un toldo de flores rosas. Miro a mi alrededor, buscando la Patrulla Verde, con sus sombreros raros, siempre listos para echar a los ciudadanos de la hierba, pero no hay ni rastro de ellos. Hyunjin funciona como un amuleto de la suerte en este tipo de situaciones. Mi pelo gotea sobre la parte trasera de mi camiseta, pero, por algún motivo, no es desagradable.

Todavía nos estamos dando la mano.

Okay. Deberíamos soltarnos. Este es el momento en que lo normal sería soltarnos.

¿Por qué no lo hacemos?

Me obligo a mirar el Grand Bassin. Él hace lo mismo. Ya no estamos mirando los barcos. Tiene la mano muy cálida. Y en ese momento se sienta más cerca de mí. Apenas es perceptible. Miro hacia abajo y veo que la parte de atrás de su camiseta se le ha subido y muestra un pedacito de su espalda. Tiene la piel suave y palida.

Es lo más sexy que he visto en mi vida.

Cambia de posición otra vez y mi cuerpo responde haciendo lo mismo. Estamos brazo contra brazo, pierna contra pierna. Su mano aprieta la mía. Y deseo mirarlo. y lo hago.

Los ojos oscuros de Hyunjin buscan los míos.

— ¿Qué estamos haciendo?

Su voz suena tensa.

Es tan hermoso, tan perfecto... estoy mareado. Mi corazón late, mis pulsaciones se aceleran. Inclino la cabeza hacia él, que replica con un gesto idéntico. Cierra los ojos. Mis labios están a punto de rozar los suyos.

— Si me pides que te bese, lo haré. — dice.

Sus dedos acarician la parte interior de mis muñecas y estoy que ardo.

— Entonces bésame. — digo.

Y lo hace.

Nos estamos besando como locos. Como si nuestras vidas dependieran de ello. Su lengua entra en mi boca, suavemente pero con exigencia. Esto no se parece a ninguna experiencia previa. De repente entiendo por qué la gente compara besarse con derretirse, porque cada centímetro de mi cuerpo se disuelve en el suyo. Mis dedos le toman el pelo, acercándolo. Mis venas vibran y mi corazón explota. Nunca había querido a nadie así. Nunca.

Él me empuja y nos tumbamos en el suelo, aún besándonos delante de los niños con sus globos rojos y de los abuelos con sus partidas de ajedrez y de los turistas con sus mapas, Pero me da igual. Toda esta gente me da igual.

Lo único que quiero es a Hyunjin.

El peso de su cuerpo sobre el mío es extraordinario. Lo siento, entero, presionando el mío. Inhalo su crema de afeitar, su shampoo, y todos esos olores adicionales que son... él. El olor más delicioso que podría imaginar.

Quiero respirarlo, lamerlo, comerlo, beberlo. Sus labios saben a miel. Me siento genial. Sus manos están en todas partes y aunque su boca ya está sobre la mía, lo quiero más y más cerca todavia.

Y de repente se detiene. Por instinto. Su cuerpo está rígido.

— ¡¿CÓMO PUDISTE?! — grita alguien.

☁︎ the french kiss ; hyunin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora