vingt-sept.

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— Jeongin. Jeongin, cálmate, por favor. ¿Qué Soobin está saliendo con Yeonjun? — pregunta Hwang al otro lado del teléfono.

— Desde Acción de Gracias. Me ha estado mintiendo todo este tiempo.

La línea del horizonte de Busan se ve borrosa a través de las ventanas del choche. Los rasacielos están iluminados con luces blancas y azules. Los edificios son inconexos, son más simples que los edificios de París; no tienen relación entre ellos. Son solo estúpidos rectángulos diseñados para ser más altos, y mejores que los otros.

— Necesito que primero respires profundamente. — dice. — ¿Mejor? Respira hondo y explícamelo todo desde el principio.

Sunghoon y Chaewon me observan a través del retrovisor mientras cuento el suceso otra vez. Se produce un silencio al otro lado de la línea.

— ¿Estás ahí? — pregunto.

Me sobresalto cuando un pañuelo rosado aparece en mi cara. Lo sujeta la mano

de Chaewon. Tiene aspecto de sentirse culpable.

Acepto el pañuelo.

— Estoy aquí. — Hwang está molesto. — Lo siento por no poder estar ahí. Contigo. Desearía poder hacer algo.

— ¿Quieres venir a pegarle de mi parte?

— Estoy empezando a empacar ahora mismo.

Me limpio la nariz.

— Soy un idiota. No puedo creer que pensé que le gustaba. Esa es la peor parte, saber que nunca le interesé.

— Tonterías. Sí le interesabas.

— No, no es verdad. — replico. — Lo ha dicho Soobin.

— ¡Porque está celoso! Jeongin, yo estaba contigo la primera noche que Yeonjun te llamó. He visto cómo te miraba en las fotos. — empiezo a protestar pero él me interrumpe. — Cualquier chico con el pito en activo se fijaría en ti, estaría loco si no le gustas.

Hay una pausa de sorpresa, en los dos lados de la línea.

— Por... por supuesto que porque eres un chico inteligente, está claro. Y divertido. No sólo porque seas atractivo. Que lo eres, y mucho. Ay, mierda.

Espero.

— ¿Sigues ahí, o ya colgaste porque soy un completo idiota?

— Estoy aquí.

Hwang dijo que soy atractivo. Por segunda vez.

— Es tan fácil hablar contigo. — continua. — Que algunas veces olvido que eres uno de los chicos.

Corrección: cree que soy Minho.

— Ya déjalo. Ahora mismo sólo me falta sentirme excluido de mi grupo de amigos.

— Eso no fue lo que quise-

— ¿Cómo está tu madre? Lo siento, he monopolizado la conversación y ni siquiera te he preguntado...

— Sí lo has hecho. Es lo primero que has dicho cuando has contestado al teléfono. Y técnicamente te he llamado yo. Y llamaba para preguntar cómo ha ido el concierto, que es de lo que hemos estado hablando.

— Oh.

Jugueteo con un peluche de oso panda en el suelo de Sunghoon. Tiene un corazón de satén que dice "TQM". Un regalo de Chaewon, no hay duda.

— ¿Pero cómo está tu madre?

— Mamá está... bien. — de repente noto el cansancio en su voz. — No sé si está mejor o peor de lo que esperaba. En parte, ambas cosas. Me imaginaba que estaría esquelética y llena de moretones, que no es el caso, por suerte, pero al verla en persona... ha perdido mucho peso y está agotada. Está en un hospital revestido de plomo y tubos de plástico por todas partes.

— ¿No te dejan quedar con ella? ¿Todavía estás en el hospital?

— No, estoy en su piso. Sólo me dejan hacer visitas cortas, por la radiación.

— ¿Tu padre está ahí?

No responde inmediatamente y temo haber dicho algo fuera de lugar. Pero finalmente comenta:

— Sí, está aquí. Y lo aguanto por el bien de mamá.

— ¿Hwang?

— Dime.

— Lo siento.

— Gracias.— su voz está calmada.

Estamos llegando a mi vecindario. Así que suspiro.

— Tengo que colgar. Ya casi estoy en casa. He ido con Sunghoon y Chaewon.

— ¿Sunghoon? ¿tu ex?

— Sofía está en el taller.

Un silencio.

— Hmpf.

Colgamos en el preciso instante en que Sunghoon aparca frente a mi casa. Chaewon se da la vuelta y se queda mirándome.

— Eso fue interesante. ¿Quién era?

Sunghoon no parece muy contento.

— ¿Qué? — le pregunto.

— ¿Con ese sí hablas y con nosotros no?

— Lo siento.— digo, y bajo de su auto. — Solo es un amigo. Gracias por llevarme.

Sunghoon sale, también. Chaewon empieza a seguirlo, pero él le da una mirada afilada y ella se queda.

— ¿Y eso qué quiere decir? — grita. — ¿Ya no somos tus amigos? ¿No cuentas con nosotros?

Empiezo a ir hacia casa.

— Estoy cansado, Matt. Voy a la cama.

De todos modos, él me sigue. Saco la llave del bolsillo de mi pantalón, pero él me agarra por la muñeca para que no abra la puerta.

— Oye, sé que no quieres hablar de ello, pero quiero decirte algo antes de que te metas en la cama y llores hasta dormirte.

— Sunghoon, por favor.

— Yeonjun no es un chico agradable. Nunca lo ha sido. No sé lo que viste en él. Siempre contesta mal a la gente, es completamente poco fiable, usa esa estúpida ropa falsa...

— ¿Por qué me estás diciendo esto?

He empezado a llorar otra vez. Él me suelta el brazo.

— Sé que yo no te guste tanto como tú me gustaste. Sé que yo no te gustaba como te gustaba él. Y sé que habrías preferido estar con él en vez de conmigo, y lo superé hace mucho tiempo. No me importa.

La vergüenza es abrumadora. Incluso cuando yo sabía que Sunghoon estaba enterado de que a mí me gustaba Yeonjun, es horrible oírlo decir eso en voz alta.

— Pero sigo siendo tu amigo.— está exasperado. — Y estoy harto de verte malgastar energías en ese idiota. Te has pasado todo este tiempo con miedo de hablar de lo que había entre ustedes, pero si te hubieras molestado en preguntárselo te habrías dado cuenta de que no valía la pena. Pero no lo hiciste. Nunca se lo preguntaste, ¿verdad?

El peso del dolor es insoportable.

— Por favor, vete.— murmuro. — Vete.

— Jeongin.— levanta la voz y espera a que lo mire. — Soobin se ha equivocado al no decírtelo, ¿bien? Te mereces mucho más que eso, Y espero que ese con el que hablabas, sea quien sea... — señala mi teléfono. — ...valga la pena de verdad.

☁︎ the french kiss ; hyunin.Where stories live. Discover now