13. Spa y víboras.

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Narra Ela:

Despierto entre los brazos de Tahiel y no puedo evitar que una ligera sonrisa escape de mis labios.

La verdad anoche no podía dormir nada, así que cuando él me tomo en brazos y me trajo a nuestra habitación yo estaba más que despierta.

Observo sus ojos cerrados y su boca rosacea que me invita a besarlo, y no me opongo.

Uno mis labios a los suyos sintiéndome presa de la necesidad de sus besos. Él sonríe en medio del beso para luego seguirme el paso.

Me subo sobre él sin separar nuestros labios, es increíble la falta que me hacen sus besos por solo unas horas sin unir nuestros labios.

Él aprieta su agarre en mi cadera mientras devora mis labios con la misma exigencia que yo devoro los suyos.

Rompo el beso antes de que las cosas vayan a peor.

-Que hermosos buenos días - acaricia mi mejilla.

Me bajo de él y camino al baño.

- Aún debes disculparte con Leti - y cierro la puerta.

Hago mis necesidades, me doy una ducha y salgo con una toalla rodeando mi cuerpo.

No se me escapa la miradita que me dedica pero lo ignoro.

Ya cambiada, agarro mi cartera con lo que necesito y me acerco a él.

-Vamos muñeco - dejo un rápido beso en sus labios - tienes que disculparte con Leti antes de que salgamos.

Él frunce el ceño.

-¿Vas a salir? - asiento - ¿Adónde irás?

- Al Spa - contesto con una sonrisa, río sonoramente por su cara.

-Definitivamente aprenderé a dar masajes - susurra - pero nada de chicos.

-Nada de chicos - levanto mi mano en señal de juramento.

El termina de colocarse la última prenda y bajamos al comedor, donde Leti ya está esperando.

Todavía no a bajado nadie, supongo que está muy temprano para la hora que nos acostamos.

-Leti - le doy un abrazo - tenemos mucho de que hablar, pero ahora iré a la cocina, chao chao.

Me voy con dirección a la cocina y los dejo a su suerte.

-¡Buenos días! - saludo a las chicas del servicio.

-¡Buenos días  señorita! - hacen una reverencia.

-¿Hay algo por aquí que pueda comer, me muero del hambre - les digo con una sonrisa apenada.

-Claro que sí, venga tome
asiento - hago lo que me dice y ella rápidamente pone frente a mi un suculento desayuno. Son unas crepas, una taza de chocolate y un vol con frutas picadas. Está delicioso.

Cómo rápidamente para no demorar mucho el viaje. Les doy las gracias y vuelvo con los hermanos, encontrándome una hermosa escena de dos copitos abrazados. Que chulería.

Ellos se separan y sus vistas recaen en mi.

- Por mi no se detengan, adelante - me sonríen.

-Ya está todo arreglado - Tahiel me abraza - y recuerda nada de chicos - lo recalca.

- Y eso va para las dos - resuena otra voz en la habitación. Lo que nos faltaba, otro celoso.

Santi se acerca a Leti y la envuelve en un abrazo.

-¡Buenos días Ela! - me saluda sonriente.

-¡Buenos días Santi!- correspondo sonriente.

-¿Que tal cuñado? - dice aguantando la risa, pero yo simplemente la suelto.

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