Extra: Leticia.

1.2K 114 22
                                    

Narra Leti:

-¡Santi, Sebastián no deja de llorar! - no sé que hacer, creo que en cualquier momento me pondré a llorar junto a él.

Santi entra como un rayo a la habitación y se acerca para tomar a Sebastián.

Lo acurruca en su pecho y empieza a caminar por toda la habitación buscando calmarlo.

¿Siempre fué así?

No recuerdo que Ela tuviera estos problemas, o quizás sí pero como yo no estaba obligada a estar todo el tiempo con mis sobrinos, los tenía un momento y se los daba. O si empezaban a llorar simplemente se los entregaba a que se las arreglara como pudiera. Ahora no puedo hacer eso.

Es mejor ser tía o madrina.

Santi logra tranquilizar al pequeño y aprovecho su silencio para tratar de dormir un poco, de verdad me hace falta.

Estoy casi dormida cuando siento que Santiago va a acostar a Sebastián. Pero en eso Laione empieza a llorar.

No puede ser.

Decido hacerme la desentendida, Santi que se las averigue como pueda, por su culpa estamos en esta situación.

¿Cómo se le ocurre hacerme gemelos?

¡Gemelos!

Creo que esa palabrita será la menos favorita de todo mi vocabulario.

Tienen tres meses de vida mis tesoritos, y los amo, con toda el alma.

Pero últimamente se están portando horrible.

El primer mes apenas y despertaban a comer, o cuando les incomodaba el pañal. Pero ahora es todo lo contrario.

Lloran por hambre, y al parecer también por estar llenos.

Lloran si se sienten sucios, pero también si los estás bañando o cambiando.

Y así por el estilo.

No sé en que está Santi pero yo ya estoy dormida.

****

¡Dios!

Despierto apresurada para socorrer a mis dos angelitos, que justo ahora no paran de llorar.

-Santi ayúdame amor - lo remuevo un poco para ir a tomar a Laione.

Laione es un peliblanco con ojos marrones como su padre. Al igual que Sebastián.

Le preparo sus porciones y Laione se tranquiliza de inmediato, pero Sebastián continúa llorando.

Santi se levanta medio zombi y me ayuda con la porción de Sebas.

Pobre, tiene una ojeras enormes. Al parecer no la pasó muy bien anochecer.

- Lo siento amor - ahora me siento mal.

-¿Por qué? - frunce el ceño.

-Por haberme quedado dormida y no ayudarte - es que estaba tan cansada, que me olvidé de la empatía.

- No te preocupes, tú también necesitas descansar, la pasas peor que yo - deja un beso en mis labios - a veces quisiera quedarme contigo para ayudarte más en el día, pero Tahiel no es nada sin mi - bromea logrando sacarme una sonrisa.

- Ya lo sé, eres quien le da sentido a todas nuestras vidas - le sigo el juego.

Él me ayuda con Laione cambiándome el pañal, y yo hago lo mismo con Sebas. Le pasamos unos wipes, le aplicamos un poco de polvo y le colocamos una ropita limpia. Los dos están de naranja, y se ven hermosos.

HíbridosWhere stories live. Discover now