SIETE

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Hacía unos meses Kim había quedado embarazada de un chico que había conocido en una de las fiestas de la universidad de Connecticut a la que los amigos se habían colado. Él dijo no haberse dado cuenta que Kimberly tenía dieciséis, recién cumplidos, y ella dijo no saber en qué momento él se quitó el condón

«¡Vaya imbéciles los dos!» pensó Emily cuando el recuerdo acudió a su mente.

Entonces, los amigos terminaron en el pueblo de Sharon, visitando a una doctora que atendía adolescentes en apuros, como lo era ella en ese momento. Les recetó unas pastillas y les tocó esperar que todo terminara. Lo hicieron en el mismo sitio donde lo harían con Bea, el sótano de Mike, ese era su lugar seguro. En ese momento no sabían nada, no pensaron que el proceso sería tan largo y doloroso para Kimberly, tampoco tenían noción de los riesgos de hacerlo sin la supervisión de un adulto, pero en ese momento Emily agradeció conservar su virginidad.

Mike sacó el auto que sus padres le regalaron para su cumpleaños dieciséis. Llegar a Sharon les tomaría hora y media aproximadamente. El trayecto lo hicieron en silencio y era tortuoso, hasta que fue interrumpido por un suave canturreo, apenas audible. Emily miró a Kimberly, ella iba en la parte trasera a su lado, apoyando la cabeza en la ventanilla y pensando en lo mal que lo pasaría Bea en un par de horas. Mike estaba conduciendo, concentrado en el camino pero no canturreaba, entonces apoyó su cabeza en la ventanilla de su lado mirando hacía adelante, Bea ocupaba el asiento del acompañante y veía el paisaje por la ventanilla y, aunque Emily no pudo escucharla con claridad, un suave canturreó salía de entre sus labios. Cuando Bea carraspeó, Emily supo que estaba equivocada.

El sueño estaba comenzando a vencer a Emily, había estado durmiendo mal toda la semana. Sus padres intentaban amortiguar los gritos, pero se les daba fatal y ella había hecho una nueva cruz en la lista de amantes de su padre, al menos de las que se había enterado, esa era la quinta ¿Le darían un premio al llegar a la décima?

Emily cerró los ojos, el movimiento del vehículo y el silencio hicieron que, poco a poco, sintiera como su consciencia se alejaba. No estaba completamente dormida, pero se sentía distante. Hasta que un brusco volantazo hizo que se sacudiera de forma violenta.

― ¿Qué carajos hace? ― gritó Kim.

Emily siguió la mirada de su amiga y las luces de un automóvil la cegaron. Miró a Mike, su ojos se alternaban entre la carretera y el espejo retrovisor.

― Acaba de golpearme...― dijo cuando encontró la mirada de Em en el espejo retrovisor.

El pánico se había adueñado de su mirada.

***

Siguiendo el consejo de Vi, mi despertador sonó a las seis y media de la mañana. Me senté y, por algún motivo, mi cuerpo no quería reconocer las horas de sueño. Cuando me incorporé vi la cesta de productos de Higiene, los libros y cuadernos que Roselen había dejado para mí el día anterior.

―Buen día...

Vi entró a la habitación vestida con ropa deportiva. Ni siquiera me había dado cuenta que no estaba acostada en su cama.

―¿De dónde vienes a esta hora? ― pregunté viendo como tomaba su canasta de higiene, toallas y el uniforme.

―De correr, o algo parecido... ― respondió con un evidente subidón de energía que envidiaba. ―Este horario es el mejor, no hay alumnos fuera y...

La Orden de las Sombras - Mentiras (1ra parte)Where stories live. Discover now