CUARENTA

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Emily

Minutos después mi amigo, luciendo algo desalineado, entró a la sala con una estúpida sonrisa en sus labios. A Ronan todo parecía valerle tres pepinos, nunca terminaba de comprenderlo. Se sentó a mi lado, palmeó mi pierna por debajo de la mesa y me guiñó un ojo.

—¿Qué fue lo que encontraron en la computadora de la señorita Polé? —preguntó la mujer abriendo un cuaderno y preparándose para tomar notas.

Ronan me miró, pero no dijo nada. Parecía estar esperando que yo hablara, estaba claro que el contenido de esa computadora no era su asunto.

—Vayamos con una pregunta un poco más fácil. —Intervino Clark apoyando ambos puños en la mesa —¿Por qué motivo necesitaron acceder a ella?

Estaba pensando que responder ¿Cuáles eran las palabras correctas para no decir "chantaje" cuando básicamente eso era lo que había hecho?

—Emily usó información sensible con el objetivo de conseguir que Samuel enviara a Sarah a la escuela — Thomas tomó la palabra — y que. además, le otorgara al señor Ashdown la tutoría legal de ambas hermanas.

—Estaba buscando como decir chantaje, sin decirlo. Gracias Thomas eso fue excelente... —comenté intentando sonar relajada. —Creí que ya eras mi tutor legal... —dije mirando a mi abuelo.

—Realmente tu padre nunca consideró enviarlas a Golden Hill...

—¿Qué quieres decir? —interrumpí.

—Tu padre estaba a punto de caer en bancarrota, envié a Thomas a ofrecerle una buena suma de dinero para que accediera a enviarte al internado, creí que aquí estarías a salvo...—Sus ojos miraron fijamente a Wagner y noté como ella bajaba la mirada avergonzada.

—¿Bancarrota? —murmuré intentando entenderlo.

—Creíamos que Samuel Martin tenía problemas de liquidez, pensamos que tal vez eran problemas con el juego o alguna adicción...

Negué con la cabeza. —Imposible, él estaba obsesionado con su cuerpo, una adicción no puede ser y odiaba el juego. De hecho, odiaba que mamá organizara las reuniones de bingo en el centro de arte, decía que era una forma de volver más estúpida a... —bajé la voz por vergüenza a sus propias palabras. —Que era una forma de volver más estúpida a la gente pobre.

La mujer asintió

—Lo descubrimos hace poco, creemos que el motivo del divorció es que tu madre descubrió esto... —La mujer dio vuelta una computadora portátil y me enseñó algo que no comprendía.

—¿Qué es?

—Tus padres estaban a punto de perder la casa, hipotecada tres veces. Pero, además, Samuel usó el dinero de esas tres hipotecas para la compra de una propiedad en Mansfield City.

—Esperen... —La interrumpí confundida. —No estoy entendiendo nada.

En ese momento Ron se acercó a la pantalla para leer la información.

—Creemos que ese fue el pagó de tu padre para entrar al grupo de los hermanos Shirokov.

Esa afirmación hizo zumbar mis oídos ¿Samuel? ¿Con los Shirokov? Era una locura.

—¿Les compro una casa? —pregunté aguantando la risa nerviosa.

—¿Puedo? —preguntó Ron señalando la computadora de la mujer.

Ella asintió y el chico tecleó algunas cosas a gran velocidad.

—Una casita...

Cuando mi amigo me enseñó la propiedad no la reconocí. Era una casa enorme, en medio de la nada.

La Orden de las Sombras - Mentiras (1ra parte)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant