CINCUENTA

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Silas salió del despacho varias horas más tarde, después de ponerse de acuerdo con Clark sobre cómo se sucederían las cosas en los próximos días. Los chicos pasarían unas semanas en la casa del señor Ashdown, en Londres, hasta que La Orden controlara la situación y luego cada quien viajaría con sus respectivas familias. La Orden había perdido todo contacto con Golden Hill, por lo que pensaban que la escuela había sido tomada por Los Reyes y el principal objetivo era sacar a los alumnos y a Hao Sun con vida.

—La seguridad está preparando la SUV para tomar el vuelo, viajaremos un poco apretados, pero creen que no es seguro dividirnos en dos vehículos. —informó Wagner a los demás en cuanto entraron a la sala.

Todos estaban sentados en los sillones, cada uno inmerso en su mundo y muy distantes de la realidad que estaban viviendo.

—¿Por qué no vas con tu chica? —susurró Nikolái colocando una mano en el hombro de Silas.

Él asintió buscándola con la mirada, pero no estaba en la sala. Habían estado demasiado distantes, a Silas le aterraba la idea de que algo pudiera pasarle y la sola idea de Ronan de entregarla hacía que quisiera golpearlo hasta que su amigo recuperara la noción de sus palabras. A Silas lo aterraba tanto que Emily pudiera estar en el lugar de Raven , que prefería enfocarse en ayudar a sacar a todos con vida, sabía que su novia no soportaría una nueva pérdida.

—¿Em?

Se asomó a la biblioteca, donde las chicas habían dormido. Pero allí solo quedaban los colchones que habían dejado en el piso. Caminó al baño que estaba a mitad del pasillo con el corazón un poco acelerado.

—¿Emily? —preguntó levantando la voz y golpeando la puerta.

No hubo respuestas y abrió la puerta para comprobar que estaba vacío. Una extraña sensación recorrió su cuerpo, algo no estaba bien. Estaba pasando algo, pero no quería pensar lo peor, aunque algo en el fondo le decía que Emily era capaz de hacer una estupidez enorme.

Un grito de pánico llegó a sus oídos desde la sala, donde todos aguardaban la hora de salida. Corrió con el corazón escapando de su pecho y sus pies se detuvieron, como si pesaran toneladas, ante la imagen en la pantalla que, conectada al teléfono de Wagner, descansaba sobre la chimenea.

Emily se encontraba amarrada a una silla, inconsciente y lastimada. Junto a ella Raven parecía no haber cambiado de posición desde la última vez que la vimos. Silas intento no hacerlo, pero una macabra pregunta aparecía una vez y otra en su cabeza «¿Estaría viva?» y eso lo llevó a un pensamiento que lo aterrorizó aún más «¿Emily lo estaba?»

Miró primero a Clark, él estaba tan confundido como Silas, aunque mantenía la mirada fija en la pantalla. Luego miró a Ronan y fue incapaz de contenerse cuando este lo miró asustado.

—¡Esto es tu culpa! —gritó lanzándose al chico que era una de sus mejores amigos.

La mano de Silas se estrelló en el rostro de Ronan, que no hizo nada por defenderse. No porque pensara que no pudiera, tal vez no podía defenderse de Silas, pero, además, él sentía que se lo merecía. De alguna manera Ronan sentía que había alimentado esa situación ¿Qué clase de amigo hace eso?

En segundos Clark y Nikolái separaron a los chicos y entonces Silas miró furioso a su profesor:

—¿Cómo pasó esto? —preguntó con voz fría.

Clark lo miró desconcertado y solo le tomó un segundo reaccionar. Se llevó la manos al rostro y las pasó por su cabello, estaba frustrado, no entendía como todo se había salido de control y como Emily había podido salir de la casa sin ser vista por la seguridad.

La Orden de las Sombras - Mentiras (1ra parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora