DIECINUEVE

6 2 0
                                    



Al apagar el despertador recordé porque no era buena idea desvelarnos en el ático. Habían sido demasiadas emociones, que me habían dejado agotada para, además sumarle una cerveza y acostarme tarde. Pero el señor Clark, y su cara de pocos amigos, no perdonaba, ni siquiera los sábados. Por lo que nos obligamos a levantarnos.

Cuando llegamos al lugar habitual de reunión, y a medida que nos acercábamos, podía escuchar el murmullo de los curiosos y hasta las miradas clavadas en mi espalda.

―¿Qué pasa? ― pregunté.

―Nunca subestimes la rapidez con la que vuelan las noticias en un lugar donde tener entre sus filas a la nieta desconocida de Ashdown, será la noticia del año.

No dije nada, solo levanté mis cejas y continué caminando mientras fingía ignorar las miradas curiosas y cuchicheos de todos.

Cam me miró en cuanto nos acercamos y con un solo gesto me indicó que estaba al tanto de todo, me limité a levantar mis hombros y guardar silencio, sobre todo porque Clark estaba parado justo frente a nosotros.

―Espero que no pretenda un trato especial señorita Ashdown ― dijo entregándonos a Vi y a mí una linterna.

―Me decepcionaría si lo hiciera...― respondí doblando la apuesta. ― Ya se lo había dicho.

El, casi, sonrió y asintió alejándose para entregar linternas a los demás. No podía decir que era mi profesor favorito, seguía pareciéndome un soberbio e insoportable, pero los días que pasamos platicando mientras la doctora Quinn no me permitía ejercitarme sirvieron para que pudiera darme cuenta, aunque nunca me lo dijo, que había un porqué para su forma de ser y sus ejercicios tenían algún motivo, uno que no podía comprender, tal vez pensaba que necesitábamos forjar un mejor carácter, que estábamos demasiado mimados o vaya uno a saber qué. Aunque era bastante obvio que sus entrenamientos habían dejado de ser simplemente para ejercitarnos. Vi también lo había notado, de pronto todo se había tornado un poco más táctico, aunque no dejaban de parecer "juegos", pero eran un poco más brutales y competitivos de lo que se supondría.

―El día de hoy haremos otro juego en equipos...

Vi y yo nos miramos emocionadas al escuchar esas palabras. Habíamos descubierto que a las dos nos encantaba el riesgo, sin importar cuantas veces termináramos en enfermería por algún corte, raspón o dobladura.

» Los equipos seguirán siendo los mismos, ― continuó Clark mientras terminaba de entregar las linternas ― pero hoy correremos detrás de un objetivo diferente.

La sonrisa de Clark anudó mi estómago, esa mañana había algo diferente en él. Tomó una bolsa, visiblemente pesada pero que levantó como si no fuera nada, la dejó caer delante nuestro y sonó como si en su interior tuviera algo metálico. La abrió y de ella sacó unos bates de béisbol.

Crucé una mirada asombrada con Vi cuando notamos que comenzó a repartirlos entre los alumnos, uno por uno los entregó y cuando lo tuve en mis manos me sorprendió su liviandad. Me volví para mirar a Cameron, pero él lo sostenía con una seguridad envidiable, aunque me ignoraba y mantenía su distancia. Así habían estado las cosas después de aquel beso, todo había cambiado un poco. Él no volvió a intentarlo, pero nunca nos dimos una charla al respecto.

―Hoy haremos una simulación ― dijo levantando la voz cuando el murmullo se hizo presente. ―El objetivo es rescatar a la alumna secuestrada. Un equipo comando secuestró a una alumna de Golden Hill y la tienen como prisionera en el viejo molino de agua. ― Miré a Cameron, pero este me estaba ignorando ―Deben traerla de regreso antes que amanezca ― dijo mirando su reloj. ―Eso les da menos de una hora― sonrió de una forma siniestra.

La Orden de las Sombras - Mentiras (1ra parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora