VEINTICUATRO

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Entre el laboratorio y el aula de debate estaba el salón reservado para el equipo de anuarios. Toqué dos veces y en segundos la puerta se abrió, mostrando un interior de trabajo bastante tranquilo. Una chica pequeña, de cabello corto y labios gruesos me miró sorprendida. Nos sostuvimos la mirada unos segundos y entonces le extendí el papel que me había dado Wagner.

―Soy...

―Pasa, sabemos quién eres.

Esa interrupción me tomó por sorpresa ¿Sería parte de La Orden? No la recordaba, pero había bastantes alumnos.

―¿Ashdown? ― preguntó un chico con enormes gafas, delgado y un poco desgarbado.

―Si soy...― dije mirando todo el equipo que tenían en esa habitación, era espectacular.

―¿En qué podemos ayudarte? ― preguntó una chica que reconocí de mis clases de filosofía.

Levanté el papel que tenía en mi mano.

―Quiero ser parte del equipo.

―¿De verdad? ― La chica que me abrió la puerta me miró sorprendida. ―¡Eso es genial! Soy Clarissa. ― Se presentó finalmente. ―Ellos son Aksel, Mariel y Oliver. Aquí todos hacemos un poco de todo, todos queremos dedicarnos a la rama editorial. ¿Trabajaste en anuarios antes?

―Si, en mi otra escuela. Hacía un poco de todo también.

―Bien. ― Aksel tomó la palabra, se notaba un poco más chico que yo. ―Estos anuarios son un poco diferente a los clásicos.

―Si, los estuve viendo. Son muy buenos y muy diferentes.

―¿Te gustan las entrevistas? ― preguntó Clarissa levantando un block de notas. ― Porque estaba por salir a hacer algunas ¿Quieres acompañarme?

La chica tenía un entusiasmo desbordante que chocaba un poco, pero parecía agradable.

―Si, claro.

Clarissa tenía dos entrevistas pendientes, la primera con Eugenio Diaz de León; un chico español de lo más particular; demasiado correcto, prolijo y educado, casi como si hubiera olvidado que estaba en el mejor momento de su vida. Eugenio Diaz de León, sabía exactamente lo que quería para su vida. Su familia tenía, entre otras empresas, fincas vinícolas en buena parte de España y Francia. El pretendía hacerse cargo de ellas, pero para eso dedicaría una buena cantidad de años a estudiar Ciencias empresariales, abogacía y, finalmente, viticultura. Tenía que admitir que sentí un poco de envidia, tener esa claridad sobre el futuro. Estar tan seguro de algo.

―¿Y tú Ashdown? ― la pregunta de Eugenio me sacó de mi limbo mental.

―¿Qué?

―Clarissa me dijo que su intención es estudiar literatura inglesa. Quiere tener una editorial, pero siempre le había dado curiosidad el trabajo como periodista.

Mire a la chica que sonreía ampliamente ¿En qué momento había terminado la entrevista y habían pasado a hablar de nosotras? No lo sabía.

―No lo tengo claro. Creo que me gusta mucho la psicología. Entender cómo funciona la mente humana.

Los dos asintieron.

―Es interesante. ― dijo relajándose un poco.

Terminamos las entrevistas de ese día y la ayude a pasar las respuestas a la computadora. Cuando dimos por terminado el día, cerramos con llave y nos despedimos. Eran un grupo particular, pero agradable. Me había encantado.

La Orden de las Sombras - Mentiras (1ra parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora