Capítulo 1: Ojos marrones

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Nos mudamos desde la capital hasta un pequeño pueblo, en el interior de la cuidad donde nadie se daría cuenta de que ahí vivía gente.

Lleguemos frente a una casita rústica, tampoco estaba tan mal. Desde fuera se podía ver que era un poco vieja, pero estaba muy decorada y del balcón colgaban las plantas dándole una decoración muy bonita a la entrada de la casa.

Hace poco nos llamaron del hospital para decirnos que la abuela Jane parecía tener insuficiencia renal, pero que todavía no habían empezado los análisis profundos y tuvimos que dejar todo lo de la cuidad para mudarnos a la casa de la abuela.

No podíamos adquirir un viaje en tren para tres personas, así que tuvimos que empacar todo adentro en el coche. No había mucho hueco, por eso sólo metimos lo más importante y muchas de las cosas quedaron en esa ciudad.

Papá aparcó el coche en la acera y mamá subió a la casa a buscar a su madre, mi abuela.

— Dylan, saca tu maleta y súbela a tu cuarto.— me ordenó papá — Deja que tu abuela te diga dónde está, también recuerda de saludarla.

— Entendido.— obedecí de mal humor.

A mí esta mudanza no me había agradado nada. Primero, dejé mi instituto y mis amigos. Segundo, me despertaron muy temprano para un viaje de tres horas y encima las maletas me aplastaban. Y por último, no hay nadie que conozco en este pueblo y me da miedo socializar.

Tampoco puedo culparle a mi abuela, ya está mayor y necesita a alguien que la cuide.

— Iaia.— la llamo desde la entrada — ¿Podrías presentarme mi cuarto?

Una señora mayor apareció por las escaleras y mi madre la ayudó a bajar.

— Hombre Dylan, ¿saludala no?— protestó.

— Hola, abuela. — sonreí amable aunque estaba de mal humor — ¿Me echaste de menos?

— Ay mi niño, cuanto has crecido.— la abuela me estiró de los mofletes — Si ya eres todo un hombre. ¿Cuántos años tienes?

— 16.

Le di un abrazo para no ser grosero y mi madre me ayudó a buscar mi cuarto para no hacer a la abuela subir las escaleras de nuevo.

— Tienes un armario muy grande, así que abre la maleta y ordena tu habitación.— me ordenó antes de desaparecer por la puerta.

Abrí la maleta y eché todo a la cama. Sólo eran un par de camisetas, pantalones, ropa interior, los libros que me cabieron y los zapatos eran los que ya tenía puestos encima.

Doblé la ropa lo mejor que pude y lo guardé, luego coloqué los libros en la estantería y ya bajé abajo.

Papá y mamá creo que estaban buscando nuevos trabajos y la abuela preparando un té que no se veía apetitoso,mejor me escapo antes de que me hagan beber eso.

— Voy a salir un rato a ver cómo es el pueblo.— salí a toda prisa.

Paseé calle abajo y me fijé en las casas, casi todas eran como las de mi abuela. No puede ser, ¿esto es un pueblo de señores mayores?

No me di cuenta, pero la casa vecina era extremadamente enorme y muy lujosa. Parecía nueva y estaba pintada de un azul clarito pastel. Las ventanas eran gigantes y no había una puerta en la entrada, sino una valla que daba paso al jardín. También había una piscina a la derecha de la casa y había gente nadando. Una ventana de la casa estaba abierta y se podía ver la habitación de alguien. Se encontraba una chica adentro y sus ojos marrones hicieron contacto conmigo, de inmediato bajé la cabeza y seguí caminando al frente.

— Ey ey, cuidado.— me llamó la atención alguien — Mira hacia delante o te podrías chocar con cualquiera.

Levanté la vista y me encontré con un chica super hermosa. Tenía el cabello castaño tirando para rubio y unos ojos verdes que me tenían hechizado.

—¿Eres Olivia Jones?— me quedé boquiabierto, tenía a mi idola enfrente.

Ella era una influencer que subía contenidos de moda y de todas las cosas que hacía por su gente.

— Sí,soy Olivia en persona.— me tendió la mano y no pude no emocionarme — Parece que eres nuevo, no te conozco. Porque aquí todos los del pueblo nos conocemos y ya nadie se sorprende si hay algún famoso por aquí.

— Sí,me acabo de mudar.— la sonrisa estúpida de mi cara no se podía desaparecer — Soy Dylan. ¿Podrías darme tu número?

— Claro.

Sacó su móvil y nos intercambiamos los números. Esto tiene que ser un sueño, me estiré los mofletes y la chica seguía ahí.

— Soy yo en verdad.— se rió Olivia — ¿Estabas mirando antes la casa de los Millers no?

—¿Quienes son ellos?— pregunté.

— Venga ya, debes de conocerlos, son la familia más rica del país.— me miró con gracia — Te lo diré de forma fácil, es la casa de mi amiga. ¿Quieres ir conmigo a la piscina?

— Claro que sí.

No pude evitar sonrojarme y encima sonreía como un estúpido.

Ya empezábamos bien, llegaba a un pueblo desconocido,me encuentro con una influencer que es mi ídola y ahora me está invitando a ir con ella a la piscina. ¿Qué más puedo hacer para que me pasen estas cosas?

NOTA DE LA AUTORA:

Hola gente, ya traigo un capítulo del nuevo libro. Espero que les guste y me den tanto apoyo como en el libro anterior, Zero. Que si eres nuevo por aquí también te invito a pasarte por el otro libro.

Disfrutad también de las canciones que os voy dejando.

Hasta pronto, chauu<3

MI CORAZÓN DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora