Sonó el timbre y todo el mundo recogió rápidamente para escapar del instituto.
Yo aún seguía caminando tranquilamente por los pasillos y mis amigos se acercaron.
— Dylan, ¿te vienes con nosotros?— preguntó Noah.
— No, lo siento. — negué — Voy a ir a la biblioteca.
— Pero si no hay deberes.— se quejó.
— Ah...,ya sé.— se rió Liam y me guiñó el ojo — Suerte.
Se dio la vuelta y empujó a Noah para que los dos se fueran.
Yo seguí mi camino y entré a la biblioteca. Como sabía no había nadie y el bibliotecario estaba durmiendo sobre la mesa.
Abrí la ventana y asomé la cabeza. Cuando vine a por un libro para leerselo a los niños del orfanato descubrí que esta ventana daba al gimnasio. ¿Y dónde practica Olivia baloncesto? Exacto, en el gimnasio.
Dejé la mochila a un lado y apoyé mi barbilla embobado mirando cómo jugaba. No salí de las nubes hasta que escuché el click de cuando alguien tomaba una foto.
Giré mi cabeza y vi a Aida a dos metros a mi izquierda con el móvil que también me estaba mirando.
—¿Tú qué haces aquí?— preguntó con el ceño fruncido.
— Eso te pregunto yo.— me crucé de brazos.
— Tengo que sacarle fotos para subirlo al Photogram.— contestó con desagrado y levantó su móvil para tomarle otra foto al gimnasio.
La biblioteca ya no sería un buen lugar para ver a la rubia, no estando la morena aquí.
Me iba a ir, pero Aida me detuvo.
— Lo siento por lo de mi hermano.— se disculpó sin mirarme, aún seguía haciendo fotos.
— Quedemos en que nada había pasado.— esta vez iba a irme, pero me detenió otra vez.
— Mira, pues yo no lo puedo olvidar.— por fin dejó el móvil — Me llevé unas buenas broncas de mis padres por salir a defenderte de que no habías sido tú el ladrón y además mira esto.— sacó una caja de lentillas de su mochila — Te lo he comprado para compensar tus gafas.
— No voy a ponerme lentillas para tus gustos.— rechacé la caja que me ofreció.
— Que no es eso.— se empezó a enfadar — Es que no puedo comprarte unas gafas, si gasto 200 euros seguramente me pillan.
— Yo no he dicho que necesitaba que me compraras gafas.— ahora me estaba enfadando yo.
— Pues lo he hecho como un bonito gesto por lo de mi hermano.— me miró desafiante.
Estaba apretando los puños de furia y no me relajé hasta que ella finalmente decidió sentarse.
—¿Te gusta Olivia?— me sonrojé de inmediato.
— ¿Ethan es tu novio?— fue lo único que se me salió en defensa.
Ella balbuceó algo que no entendí y se calló porque no lo lograba decir. Se levantó hasta llegar a mí y me dio la mano, no la tomé.
— Déjame ayudarte con Olivia.— suspiró — Déjame que te lo pague de esta forma.
— Entonces déjame que yo te ayude con Ethan.— estreché su mano — A tratos iguales.
— V-vale.
Cogió un papel que había encima de la mesa y escribió una especie de contrato, aunque su letra era intendible firmemos los dos.
— Adiós rivalidad entre nosotros.— sonrió Aida.
— Está bien.— me extrañé.
— Este fin de semana voy a tu casa a buscarte.— dijo por último y se fue de la biblioteca.
Yo aún seguía de pie procesando todo lo que acababa de suceder. ¿Iba a trabajar junto con la chica más cruel y gruñona? Bueno, todo cuesta un precio. Igualmente, al final conseguiré a la chica de mis sueños.
Sonreí sin poder evitarlo.
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MI CORAZÓN DE CRISTAL
Teen FictionUn nerd no se dejará cambiar por los gustos de una popular. Y una popular no se dará por derrotada por un nerd que la ignora. Toda esta enemistad se esfumará en una sola palabra: contrato. Cada uno ayudará a su rival a conquistar a su amor imposible...