Capítulo 8: Summertime sadness

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La abuela me dio el dinero de los ahorros para que fuera yo sólo a la papelería que estaba en la otra punta del pueblo para ir a comprarme los materiales escolares.

Esta mañana me había llegado al buzón de casa la lista y seguramente a todo el resto de alumnos del instituto.

En la calle también vi a unos cuántos adolescentes con la lista en la mano y el monedero en la otra.

— ¡Eh, tú! — Aidan amenazó a un niño más pequeño — Dame todo tu dinero si no quieres que te de una buena paliza.

Los amigos del grandullón se tronaron los dedos para intimidar al pequeño que de inmediato le dio el monedero.

Pero Aida lo rechazó poniéndose delante de su hermano.

— Así no se humilla y si le pegas en la calle nos están viendo todo el mundo y podrían tomarnos fotos.

Aidan gruñó enfadado.

— Deja que te enseñe.

Aida tiró el monedero al suelo y empujó al niño hacia atrás tirandolo al suelo.

Los amigos de Aidan y él mismo se rieron, los otros niños que caminaban a los alrededores escaparon a toda prisa para no ser los próximos.

Los matones se fueron y corrí a ayudar al niño.

—¿Estás bien?

— Sí, no te preocupes.— le ofrecí mi mano para ayudarle a levantarse — Ya estoy acostumbrado.

Me agradeció y se fue corriendo.

Yo llegué a la papelería que estaba muy llena y crucé los dedos para esperar que aún quedaran cosas.

Ojeé la lista de materiales y me lo memoricé todo. Cogí una cesta y fui a por las cosas.

Busqué donde estaban los folios de carpesano y vi que solamente quedaba un paquete de hojas de matemáticas. Extendí la mano para cogerlo, pero alguien me lo quitó antes.

— Vaya, otra vez tú.— Aida me miró con desagrado.

—¿Por qué haces todo esto?— quise una explicación — ¿Te divierte molestar a los demás? — Miré su cesta — Ya has cogido varios paquetes, devuélveme el mío.

— Ni lo sueñes, lo he cogido yo antes.— sonrió con malicia — ¿Por qué no le pides a tu amiguita Olivia que ella te preste y así os intercambiais número y mensajecitos?

Ugh, esta niñata era insoportable. Mejor no discutir y no buscar problemas. La ignoré y crucé al lado suyo para buscar otras cosas.

— Eh, te estoy hablando.— me agarró de la camisa para no dejarme ir — A mí nadie me ignora.

Me quitó las gafas y se rió de mi cara.

— Si nadie te ignora, pues yo voy a ser el primero en romper esa costumbre tuya.— le cogí de la muñeca — Devuélveme las gafas. No estoy peleando contigo porque eres mujer.

— Ey ey, no te me pongas agresivo.— cogió las gafas con la otra mano — ¿Por qué no utilizas lentillas? Así no parecerían tan nerd o estúpido.

— No voy a cambiar para tus gustos, Aida.— contradecirla la enfureció y aproveché para recuperar mis gafas.

Crucé al lado suyo y seguí con lo mío.

Cuando tuve todo lo que necesitaba reunido en la cesta fui a la caja para que me atendieran. Lo pagué todo y me dieron mi caja de libros, pocos no eran.

Salí de la tienda y vi cómo Ethan había empujado a uno para cruzar por en medio de la calle junto con unos chicos que antes no había visto.¿Por qué todos eran así? ¿No podía haber conocido a gente más normal o buena persona como Olivia?

— Vecino nuevo, ¿vienes con nosotros a jugar fútbol?— me chutó el balón Ethan y yo lo detuve con las manos.

— No, gracias.— negué.

— Sí que eres un pedazo de nerd.— pasó al lado Aida chocando mi hombro adredemente.

Los chicos y ella se fueron.

— Vaya, ¿tú también no juegas fútbol?— me preguntó el chico al que antes habían empujado.

— Sí, ese deporte no es lo mío.

— Qué suerte, pensaba que ya todo el mundo jugaba.— se acercó — Yo soy Noah Lewis, ¿podemos ser amigos?

Asentí sonriente y le di la mano.

— Yo soy Dylan Davis.

— Vaya rollo tiene que ser el nuevo vecino de esa gentuza.— puso cara de pena Noah.

— Sí, sólo voy a esa casa por Olivia. — suspiro.

— Si conocieras lo que hacen ellos en el instituto no entrarías a esa casa.— Noah puso unos ojos horrorizados, muy expresivo era el chico.

Nos fuimos a un banco a sentarnos y dejar a un lado los libros y los materiales porque pesaban.

Me contó todo sobre el gran grupito de matones del instituto y que por ellos han sufrido todos los años que ellos han estado.

El primero, Aidan Morgan Miller. Es el hermano mayor de Aida y el más popular del instituto al ser más mayor y tener un grupo enorme de chicos en los que le siguen a todos lados.

La segunda, Aida Morgan Miller. Es la hija menor de la casa de los Millers. Su padre Logan Miller es un famoso banquero de inversión y su madre Lisa Morgan es la CEO de su propia empresa de ropa de moda. Son la familia más rica del pueblo.

Aida también tiene su grupo de amigos con los que ha estado durante todos estos años en el instituto y es la más cruel. Le hacía la vida imposible a cualquier y sobre todo se metía con los chicos. Se dice que toma a todos como esclavos.

El tercero, Ethan Adams. Es hijo de un famoso desarrollador de inteligencia artificial y de una reconocida cardióloga. Los dos trabajan a fuera del pueblo y por eso vive en la casa de lo Millers y es el preferido amigo de Aida de los padres de esta. Se rumorea que él y la menor de la casa están saliendo. Y Ethan también se lleva muy bien con Aidan, sigue todos sus pasos jugando a fútbol y molestando a cualquiera.

La cuarta, Olivia Jones. Hija de padres deportistas famosos, su padre es un famoso jugador de béisbol y su madre una atleta profesional. Amiga de Aida. Capitana del equipo de las animadoras. Se ve que es la menos horrible del grupo, sólo está porque son amigos de la infancia.

Y por último, los gemelos Maguire. Si son amigos de Aida ya se saben cómo son.

Todas estas personas son tan populares y tan crueles que nadie se atreve a enfrentarlos.

—¿Ahora te atreves a volver a ir a esa casa?— me pregunta Noah.

— No lo sé, pero será mejor que me aleje lo más pronto posible de la mala influencia.

Regresé a casa y me encontré a la sirvienta de la casa de los Millers en la entrada hablando con mi madre muy amigablemente.

Escuché a mi madre llamarla Dayanara, así que así es como se llama.

MI CORAZÓN DE CRISTALWhere stories live. Discover now