Capítulo 15

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Llevamos media hora esperando a que alguien atine la siguiente respuesta.

En serio quiero irme.

—Tienes que poner el nombre del tercer monarca —hablé fastidiada, mirando hacia el cielo. Ladeé la cabeza y dirigí mis ojos a él. Sigue pensando—. No me digas... —musité y expresé una sonrisa maliciosa, inclinándome hacia él—. No tienes idea —susurré.

—Cállate —dijo molesto y sin levantar la cabeza.

—Chicos... —Lía quiso intervenir.

—No me dejas pensar —me habló el tipo, ignorando a la chica.

—¿Para qué piensas si no sabes? —pregunté.

Azotó las manos en la mesa, acción que hizo a Bianca saltar del susto y Lía le tomó la mano derecha en un intento de tranquilizarlo.

—¡Cazzo! —se alejó con brusquedad de Lía—. Vámonos ya —ordenó y me miró.

—Entonces, ¿no supiste? —pregunté sin expresión alguna, a lo que Enzo hizo ademán de acercarse con evidente furia. Di un paso atrás, sin perderlo de vista.

—Cobarde —dijo.

—Pero más inteligente que tú.

—¡Ya, ya basta! —decretó Lía.

Enzo no hizo caso alguno y caminó hacia mí, colocándose delante, viéndome a los ojos. Muy a pesar de todo, le sostuve la mirada.

—No tardes en irte por donde viniste —musitó.

—Enzo —Lía intentó hacerlo caminar, sujetándolo del brazo y tirando de él—. Vámonos... —El tipo haló de su brazo, haciendo a un lado a la chica con una total falta de respeto.

Me miró con asco y dio la vuelta para avanzar.

Volvimos a las diez, debe ser buena hora. Más vale que Colec y Fiorella no estén en medio dé.

No hace falta mencionar que regresamos en perfecto silencio, a paso lento y en un ambiente muy incómodo. Yo iba pensando en qué habría sido el premio de la búsqueda.

—Bueno... —habló Bianca, ya frente a la casa de Fiorella—. Fue divertido —falseó con una sonrisa insincera. Volteó a ver a Enzo y Lía, a un par de metros, quienes se encontraban hablando, aun si el chico en realidad no le estaba prestando atención. Están discutiendo—. Nos vemos otro día.

—Cuando quieras —agregó el sujeto con cierto tono de burla, mirándome. No me agrada ni un poco y entiendo que yo a él tampoco. Solo quiero que se vaya.

—Tienes... —Bianca intentó tocarme la cabeza y, por supuesto, le di un manotazo que incluso Lía y Enzo escucharon. La chica revisó que no le hubiese hecho nada, lo cual era evidente que no, y luego señaló su cabeza—. Es que tienes aquí como rojito.

Pasé el dedo por mi sien y me llevé algo de sangre en las yemas. Las heridas de los toques nunca antes me habían sangrado, es más, estaban cicatrizando. No me había dado cuenta, puesto que no me duelen.

La chica hizo ademán de volver a acercar su mano.

—No me toques, ¿quieres? —solicité de la mejor manera que conozco.

—Bianca, no la molestes —le pidió Lía, viendo mi evidente impaciencia.

—No te estoy molestando —dijo la otra y me miró—. ¿No crees que estás siendo grosera?

—Me tiene sin cuidado —aseguré.

—Es que es sangre... —extendió una mano hacia mi cabeza, en ese momento, sujeté su muñeca y con la mano libre la tomé del cuello de la blusa para acercarla a mí.

[4] CCC_Viraha | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now