Capítulo 43

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Presentí una vibración a pocos centímetros de mí, es más, el sonido también se me atravesó aun sin haberme despertado.

Cuando el ruido se hizo más claro, abrí los ojos y me levanté. Me tomó un par de segundos y esfuerzo deducir dónde me encontraba.

Ya amaneció y sigo en casa de Lía.

Me giré hacia el piso para buscar el teléfono y, en efecto, era una llamada de Colec, la primera que escuchaba después de las treinta anteriores, incluso hay mensajes, así como más intentos de llamada por parte de Fiorella.

No contesté, preferí vestirme para irme lo antes posible.

—¿Qué...? —se quejó Lía, sin terminar de despertarse.

Ya con la vestimenta puesta, intenté acomodar mi ropa para no verme tan desaliñada, solo que sentí que había alguien de pie detrás de mí y no era Lía.

Al girarme, vi a su madre de pie en el umbral de la puerta. La mujer no movía un músculo, pero su expresión decía que había visto al mismo demonio en persona. El pavor en su cara seguramente se debe a las suposiciones que se hizo al ver que estaba yo aquí a esta hora, vistiéndome, y su hija en la cama, sin ropa.

—Maldita... —apretó la boca e intentó acercarse, creo que a darme otra bofetada, de modo que me hice para atrás hasta chocar con un mueble.

—¡No, mamá! —Lía se levantó y se colocó una bata.

—¿Cómo se atreven...? —enfureció—. ¡En mi casa!

Le va a dar un infarto, o algo, debería calmarse.

—Mamá, por favor —Lía se acercó, llorando con desesperación—, deja que se vaya y hablamos. Te lo suplico, por favor —colocó ambas manos enfrente de sí, implorándole a la mujer.

—¡Lárgate de mi casa! —me gritó la otra. No esperé a que se molestara más, si es que era posible, así que salí luego de tomar mi teléfono—. ¡Puttana del cazo! —vociferó cuando me alejé por el pasillo.

¡Lasciala andare! —escuché la voz de Lía.

Bajé sujetando los botones de la blusa y me detuve al final de las escaleras, porque hay dos personas ahí, a quienes no conozco.

Son un señor y una mujer, además de un pequeño niño sentado a la mesa, y los tres se me quedaron viendo, bastante.

Lo pensé un poco y... Mierda. Debe ser ese el novio de su mamá y la hija de este.

No tenía nada que explicar y, a decir verdad, no quería hacerlo, así que solo los pasé de largo y me retiré.

Salí corriendo de su casa, sin alentar el paso hasta que entré al hogar de Fiorella y ahí sentí que estaba en un sitio seguro, hasta que ella y Colec se me pusieron enfrente.

No quise mirar a ninguno de los dos.

—¿De dónde vienes? —preguntó el primero, con severidad.

—De casa de Lía —respondí con miedo.

—¡Jane...!

—¡Me quedé dormida! —justifiqué.

—Ese no es el punto —dijo Fiorella.

—Sino que jamás debiste ir ahí para empezar —completó Colec—. Su madre regresa hoy.

—Sí, ya sé, me la encontré.

Al instante en que mencioné eso, ambos hicieron una expresión poco menos aterrorizada que la de la mujer.

—¿Las encontró...?

[4] CCC_Viraha | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now