Capítulo 44

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Estábamos en el ático, con la puerta cerrada, recién comenzando con un beso que se había prolongado bastante, puesto que Lía es retraída y yo no había querido hacer ningún movimiento para avanzar, de modo que, con el fin de agilizarlo, se apartó y me besó el cuello, e igual eso no me animó para nada.

—Lía, Lía —la separé empujándola de los hombros con suavidad.

—¿No quieres? —preguntó confundida.

—No, no es eso —tragué saliva—. Tu madre no quiere verte, ¿cierto?

Frunció el ceño.

—¿Por qué tenemos que hablar de ella? —echó la cabeza atrás y fue asentarse en el sofá.

—Porque es importante para ti y porque pasas más tiempo aquí que cuando no está —fui a abrir la puerta.

—Pues... sí, está furiosa conmigo, pero y, ¿eso qué? Se enojó cuando dejé la universidad, se enojó cuando comencé a tomar clases de pintura, se enoja cada que salgo de mi casa; no hay manera de complacerla y, la verdad, me cansé de intentarlo.

—¿No crees que se preocupa por ti?

Lía enmudeció y me sepultó la mirada.

—A ver —se puso de pie—, ¿la estás justificando?

—No, lo que digo es que no te detesta, como tal parece que piensas.

—Tú no sabes —expresó molesta—, toda mi vida se ha encargado de reprobar cada cosa que hago, a ella no le importa lo que yo quiero, o lo que me gusta. Me costó horrores dejar de pensar que toda yo era un defecto, y ahora vienes y me dices que lo hizo por mi bien...

—No dije eso —repuse.

—¡Dijiste que se preocupa por mí!

—¡Sí, no que lo hiciera bien!

En el momento en que el tono de ambas subió, se generó un silencio incómodo. Por lo menos la disputa no se incrementó o llegó a más.

—No quiero discutir por mi mamá, por favor —habló con un gesto suplicante.

—Está bien —me retracté, aun si en realidad no quería hacerlo—. Es que me siento muy mal estando en medio. Me frustra no darme cuenta de lo que estás pasando y no quiero que pienses que no me interesa.

Lía expresó media sonrisa e incluso ladeó la cabeza, mirándome. Al cabo de unos momentos, se cubrió la cara con ambas manos.

—Eres imposible —susurró entre sus dedos, riéndose.

No era lo que esperaba, aunque supongo que es suficiente con que ya no esté molesta. Igual tampoco es como que entienda a qué se refería con que soy imposible, ella es la que no me quiso escuchar.

La siguiente tarde, fui con Lía por uno de los prometidos gelatos, nada más porque no tenía nada que hacer y estaba aburrida, pues tampoco me gusta salir a la calle y ella lo sabe muy bien.

La verdad es que llevo todo el día esperando a que el reloj marque las 4 de la tarde, hora a la que Logan me dijo que lo llamara.

—Jane —Lía dio una palmada en la mesa.

—Mande.

—Llevo cinco minutos preguntándote si quieres otra cosa.

—... —miré el postre que no he tocado siquiera—. No, está bien —respondí.

—Otra vez te ves ida, ¿en qué estás pensando?

—En...

Antes de que terminara de responder, al establecimiento ingresó aquella profesora española, con tres pequeños detrás, cada uno demandándole su respectiva atención.

[4] CCC_Viraha | TERMINADA | ©Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum