Capítulo 36

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De vez en cuando, Colec se quedaba a dormir en el sofá para darle su espacio a Fiorella, quien ha solicitado pasar tiempo a solas. No le gusta que nadie esté detrás de ella.

Y ya que la madre de Lía tampoco se encontraba, y para que Fiorella se sintiera cómoda en su propia casa, había estado pasando el rato con la chica, ayudándola a hacer limpieza, la primera que hacía en años, según veo.

No es que hubiese suciedad, sino polvo, desastre perteneciente al gato, o artículos empaquetados por ahí, como el horno de microondas.

De entre una pila de revistas tomé una publicación, de hace quince años, solo para saber qué sucedía en este lado del mundo para entonces.

Había tomado asiento sobre uno de los muebles en el pasillo, mientras Lía colocaba los cuadros que yo le iba pasando. No le caería mal un nuevo tapiz a las paredes, aunque eso no pareció importarle.

Creo que la casa en realidad es vieja.

Por consecuencia del tiempo que llevo aquí y conviviendo con Fiorella y Colec, tengo una idea de qué dicen los textos, e igual no me detuve a leerlos, sino que me entretuve mirando las fotografías.

—¿Ahí se ve bien? —cuestionó Lía, posterior a colocar una de las pinturas enmarcadas.

—Seguro... —respondí sin siquiera ver el cuadro.

Además del espacio que le estoy dando a Fiorella, y porque ella misma me pidió que cuidara que Lía no se lastimara, ya fuera con las herramientas o cualquier otra cosa, que no provoque un desastre es por lo que estoy aquí.

—¿Quieres prestarme atención? —se quejó. Levanté la vista ante su petición y miré el cuadro.

—Ahí está bien.

Suspiró, con las manos en su cadera. Le di otro cuadro y comenzó a colocarlo, muy cerca del anterior.

—¿Cuándo piensas irte? —inquirió.

—Me mandaron a cuidarte, entonces, cuando termines...

—No, no, no —se giró—, hablo de Verona. ¿Cuándo planeas regresar a tu casa?

—... Bueno —dejé la revista a un lado—, tal vez en un par de semanas.

—Entiendo... —asintió con las cejas hacia abajo.

—¿No quieres que me vaya?

Negó con la cabeza, con expresión inocente... En este punto, no sé cómo podría dejarla.

Dio unos pasos al frente, acercándose a mí. Con todo y el sonrojo de su cortedad, se aproximó a colocar una mano sobre mi rostro y me besó.

La seguí por un momento y, aun así, me vi obligada a interrumpirla, sujetándola de la muñeca para que se alejara.

—¿Y ahora? —cuestionó mirándome.

—... Si no me voy ahora, no voy a poder detenerme —expliqué.

Tragó saliva.

—¿Te dije que lo hicieras? —repuso—. ¿Por qué tienes que asumir las cosas por ti misma?

—Estoy pensando en ti, no quiero arruinar tu primera experiencia.

—¿Cómo sabes...?

—Es evidente que es la primera —interrumpí.

—Bueno, es mía, yo decido qué hacer con ella.

—No es...

—¿Quieres hacerlo conmigo, o no? —enserió.

[4] CCC_Viraha | TERMINADA | ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin