Capítulo 45

166 25 21
                                    

Aun si en realidad no quería hacerlo, con lentitud volteé a ver a Lía. Estaba llorando, intentando no hacerlo, y el odio en sus ojos me partió el alma.

No pude decirle nada, no tenía nada qué decir. Endureció la expresión, sujetó con fuerza la revista y me la aventó a la cara.

—¡¿Cuándo pensabas decirme que estás casada?!

La publicación estaba en el suelo, en cuya portada había un primer plano de Alexey y yo, no sé con exactitud cuál era la nota, ya que es reciente, sin embargo, la fotografía es de aquel desfile de modas y la redacción corresponde a Bárbara Santander.

Dice claramente: «La pareja De'Ath». No hay ningún sentido en mentir o restarle importancia, ahí está escrito todo. Y lo que le haya dicho Rosario...

Tomé todo el valor que tenía y levanté la mirada. Lía está desesperada, lo veo, y no puedo hacer nada por arreglarlo.

—¡Habla! ¡Di algo! —gritó alterada.

—... ¿Qué quieres que te diga? —inquirí aniquilada.

—¿Es verdad?, ¿estás casada? —preguntó sin voz.

Tragué saliva, me humedecí los labios y situé la vista en el piso, sin poder pensar en cómo no romperle el corazón; no hay manera de no hacerlo, así que levanté la cabeza, para verla a los ojos y comencé a asentir.

—Sí —respondí. En ese momento, Lía comenzó a llorar, privándose de su propia respiración, incluso se apretó el estómago—. Lía...

—¡No! ¡Aléjate! —lanzó una mano al aire. Suspiró con fuerza—. Nada más quiero que me digas por qué no me dijiste nada, por qué me engañaste, ¡por qué me viste la cara como una estúpida! —enfureció.

—No, esa nunca fue mi intención...

—¡No te creo! —volvió a romper en llanto—. Tú nada más estabas pasando el rato conmigo, ¿no es así? —habló con dolor—. Vas a regresar con él, y cómo no, ¡es tu marido, por Dios! —rio con nerviosismo.

—Cariño... —Fiorella intentó intervenir, a lo que Lía la señaló e hizo que guardara silencio.

—Ustedes lo sabían... —se le fue la voz.

A Fiorella y Colec se les vino la culpa encima, mirando a la destrozada chica que tenían delante, acusándolos.

—Lía, la situación es mucho más complicada de lo que te imaginas...

—¡No, si la entiendo muy bien! —interrumpió a Colec—. Los apoyé incondicionalmente, los veía como a mi familia, ¡no les costaba nada decírmelo! —se volvió a mí—, porque tú jamás me ibas a decir nada —me culpó con odio.

—Ya lo sabes y no puedo hacer nada —repuse. Lía subió ambas cejas, sorprendida, y asintió varias veces.

—Pues perdón por haberme enterado —se limpió la nariz y enserió—. No quiero volver a verte. Y te juro que si hay un infierno te vas a pudrir ahí —dijo con rabia, para enseguida irse sin permitirle a nadie decir una palabra.

No puede ser. ¡Maldita sea! No puede ser.

Colec se acercó a levantar la revista del suelo, la abrió para revisar la publicación y enseguida la volvió a cerrar.

—Era justo esto lo que queríamos evitar —habló.

Le arrebaté la revista de las manos y subí al ático, cuya puerta cerré con seguro.

Arranqué la portada, aunque no le hice nada, no me atreví a nada, plegarla o siquiera aventarla.

Lo que hiciera no iba a cambiar las cosas. La única manera de que esto no sucediera era no involucrándome con Lía, lo sabía perfectamente.

[4] CCC_Viraha | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora