Capítulo 35

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Una ambulancia llegó a los pocos minutos de haberla llamado. Me habían dicho que un familiar debía acompañarla, de modo que no me rehusé a subir al vehículo, y durante todo el camino pensé en que Fiorella ni siquiera respiraba. No se movía en lo absoluto.

Esperé en la sala mientras la atendían y Colec llegaba, ya que Lía fue la encargada de hacerle saber que tenía que venir cuanto antes y ninguna sabía dónde se encontraba, así que no estaba segura de cuánto iban a tardar.

Veía pasar persona tras persona con el alma destrozada, sin esperanza alguna y en completa soledad. La sala de urgencias es horrible.

Suspiré. Agaché la cabeza, recargué los codos en las rodillas y situé las manos en un puño. Todos los recuerdos volvieron a mi mente, como si hubiesen sucedido hasta hace un par de horas.

«No puede volver a pasar», pensé. Lo de Lidia no puede volver a pasar.

Un médico ya había preguntado por los familiares de la paciente y no pude decir más que no iba a entender lo que me dijera, algo que el profesional no me entendió, de modo que decidió esperar.

Cinco minutos después me puse de pie, me crucé de brazos e iba a seguir esperando, en cambio, Colec apareció, preguntó en recepción y de inmediato le indicaron dónde encontrar al médico que estaba atendiendo a Fiorella.

—¿Te han dicho algo? —me cuestionó Lía al acercarse.

—No —contesté siguiendo a Colec con la mirada, quien se dirigió a donde le indicaron.

—Jane... —habló la chica, solo que no le presté atención—, Jane..., ¡Jane!

—¿Qué? —la volteé a ver.

—Te estás enterrando las uñas.

Miré hacia mis manos y despegué la mano de mi brazo derecho, donde, en efecto, ya me había atravesado la piel. No me di cuenta en qué momento lo hice, nada más tenía a Fiorella en la cabeza y es todo lo que me interesa ahora.

Al cabo de diez minutos, Colec regresó por el pasillo, venía caminando con lentitud, pensativo y con la mirada en el piso. Se le ve confundido y triste.

Se quedó de pie, sin decir nada, a tres metros de nosotras. Ni Lía ni yo dijimos nada, pues no parece querer hablar.

—... —comenzó a llorar, me acerqué y le busqué la mirada—... Lo perdimos —murmuró, aún sin levantar la cabeza—. Perdimos a nuestro bebé —me miró, al mismo tiempo que seguía llorando.

Era eso.

Extendí mis brazos hacia él, lo abracé y se aferró a mí, rompiendo en un llanto desconsolado.

No hay ni sola una palabra que vaya a arreglar nada. No importa qué, pasó y no hay nada que hacer, sino resignarse. Las cosas no suceden por algo, pasan y cada quien decide si sigue adelante.

...

Dentro de lo que cabe, Fiorella se encontraba bien, el tiempo que estuvo internada fue por observación, además le hicieron análisis correspondientes. Su médico personal se presentó y explicó que desde un principio el embarazo había sido de alto riesgo y le había recomendado no tenerlo, ya que esto iba a suceder tarde o temprano.

Fiorella y Colec habían decidido que iban a hacer todo por lograrlo, y aun así no salió como esperaban.

Con Colec me hice cargo de la casa, así como de sus alumnos, mientras Lía se dedicó a cuidar de Fiorella, cuya madre fue a visitarla en distintas ocasiones, solo que no fue bien recibida, es más, se solicitó que le prohibieran la entrada.

[4] CCC_Viraha | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now