Whispers and Dreams (Jegulus)

Capítulo 9

Los exámenes de Regulus estaban a la vuelta de la esquina, cosa que le había obligado asistir a algunas clases de forma presencial. Solo le quedaban cinco semanas más de estudio para hacer el examen y recibir el certificado, y por eso estaba poniendo toda la carne en el asador. Y debido a esos viajes a la escuela, fue el último en enterarse de la carta que vino a nombre de Sirius, informando de la nueva situación familiar de los Black.

Regulus entró a casa con una sonrisa, que vaciló al verlos a todos en el salón. No era raro la presencia en su casa, lo que sí era raro es que todos estuvieran allí a las seis de la tarde y con una mueca tensa. Dejó su bolsa en el suelo y carraspeó acercando a los sofás, sentándose en la mesilla de centro delante de todos.

- ¿Qué pasa?- Las miradas fueron a Sirius, que carraspeó y le tendió una carta. Regulus la tomó y la abrió reconociendo la letra de su madre al momento.

"Hola Sirius,

Se que no quieres saber nada de la familia que te lo dio todo. Pero he creído conveniente que debes saber lo que ha sucedido esta semana pasada.

Tu padre ha muerto. La pena por la muerte de nuestro hijo Regulus lo ha ido consumiendo hasta que no ha quedado nada de él. Para mí es una pérdida muy grande, y quisiera volverte a ofrecer el puesto como cabeza de familia que te corresponde.

Hemos vivido demasiadas desgracias como para que le des la espalda a tu vieja y viuda madre.

Espero tu respuesta.

Walburga Black"

Regulus dejó la carta en la mesa y se quedó mirando ausente la cara de James, no sabía como reaccionar. Orion había sido un hombre que nunca había hecho nada por ellos, siempre había dejado que su madre se encargará de su educación, de sus caprichos, de sus llantos, de todo. La figura de Orion solo era representativa en los acontecimientos sociales. Él calló y observó mientras Walburga cruciaba a Sirius, cuando los puñetazos de su madre aterrizaron en su cara o en la de su hermano, cuando esa mujer los dejaba encerrados sin comida ni agua. Era un vil cómplice con su silencio. Era cierto que al haber tomado la marca este hizo algún intento de distraer a su esposa y que no golpeara a Regulus, pero eso no cambiaba nada.

- ¿Debería estar triste?- Preguntó Regulus mirando a Sirius que sonrió levemente.- ¿Culpable? ¿Enfadado?- Siguió preguntando, esperando una respuesta de alguien.- Porque ese hombre nunca ha sido una figura paterna, ni para ti, ni para mí.- Dijo viendo el asentimiento de su hermano.

- Da igual como te sientas, solo quería que lo supieras.- Dijo Sirius acercándose y tomando las manos de este.- Está claro que la bruja de Walburga está intentando usar eso a su favor, agradece que tú estás muerto para ella, si no hubieras recibido una más lacrimógena.- Regulus se rio, escapándole un sollozo a la vez, siendo abrazado al momento por Sirius. Dejando que este se desahogara.- Ni tú ni yo vamos a hacernos cargo de esa mujer, si no le queda nadie que muera sola.- Dijo contra el pelo de este, notando el asentimiento suave que hizo.

El mayor de los Black miró a sus amigos con una mueca triste, mientras intentaba calmar los sollozos del chico. Todos estaban callados, dando un apoyo silencioso a los Black, que si bien no tenían una relación cercana con su familia, habían tenido una pérdida importante. Severus fue el primero en irse, incapaz de soportar las emociones que estaban despertando en él. Remus clavó su mirada en la huida de este, con intención de seguirle, pero miró a su novio viendo en qué situación estaban los dos hermanos. Sirius asintió sintiendo como Regulus se separaba y se acercaba a James. Mientras que Remus seguía los pasos de Severus, él se quedó viendo como su hermano y su mejor amigo se envolvían en su burbuja, en la que estaba claro que no debía meterse. Se levantó en silencio y caminó hacia fuera dónde Remus y Severus estaban abrazados, por lo quieto que estaba el Slytherin supo que Remus estaba usando su gran capacidad de convección para conocer qué pasaba por la cabeza de este. Se acercó decidido, teniendo la pequeña sensación de que su presencia no iba a molestar a ninguno, y cuando llegó a su altura, apoyó su mano en la cadera de Remus mientras acariciaba la espalda de Severus con la otra.