TENUE LUZ ROJA

12 1 0
                                    

Se había dado inicio a nuestro plan de venganza contra Peter y Germán, pero también debíamos estar atentos con la gente de Valdemar Mejía, no sería nada fácil combatirlos; éramos únicamente Andrés y yo contra todo un ejército de bandidos.
A su llegada al bar "chicas de azúcar", Andrés muy sigilosamente vigilaba cada uno de sus movimientos, era consciente de que al ser descubierto por alguno de estos tipos lo eliminarían sin ninguna compasión, pero él no era ningún inexperto es el asunto; estaba más preparado para el combate que cualquiera de esos pobres diablos juntos. Andrés camina lentamente por los alrededores, se fuma un par de cigarros oculto en las sombras a la espera de tener suerte en hallar allí a Peter y Germán; espera por largos lapsos, va y viene para no despertar ninguna sospecha, hasta que a lo lejos divisa una motocicleta que se acercaba a rápidamente hasta frenar abruptamente al frente del bar; habían llegado los bastardos como se lo esperaba. Peter y Germán bajan lentamente de la moto, se detienen en la entrada del sitio, hablan por un momento entre ellos, hasta que del interior de las cortinas de pepitas dejando escapar las luces de colores sale una chica a recibirlos, Peter emocionado le da una nalgada a lo que la chica le responde con una coqueta y libidinosa sonrisa, fumando en compañía de la chica hasta que por último deciden ingresar al bar en medio de risas maliciosas.
Andrés sumamente exaltado por la gran oportunidad que se le presentaba procedió a llamarme.
- ¿Iván?
-!Aquí estoy!, ¿qué ha pasado? ¿Estás bien?
- Te lo dije, aquí están ese par de malnacidos.
- ¿Qué quieres que haga ahora? ¿Quieres que vaya al lugar?
- ¡No!, por ahora quédate allí. Debo averiguar si también se encuentran Valdemar Mejía y Ramiro.
- !
¡Pero sí están todos allí y te describen te matarán!
- Tranquilo, sé cómo hacer las cosas.
- Espero todo salga bien.
- Te llamaré si hay alguna novedad.
- Estaré al pendiente.
- Hasta entonces.
- Cuidate.
Andrés sale de su escondite y se dirige justo a la boca del lobo, traspasa las cortinas de pepitas y se introduce a ese pequeño mundo de perversión sin ningún inconveniente, por fortuna el hombre de la puerta lo conocía, e ignoraba cualquier pleito dentro del grupo.
Camina sigilosamente entre las mesas, las coloridas luces camuflan toda su humanidad y se instala en una de las del fondo a la sombra, pero que le permitía tener una mejor panorámica de todo el sitio. A lo lejos divisa a Amparo, la dueña del bar programando música detrás de un vidrio y a su lado estaba aquél tipo, el pez gordo y culpable de todos los males actuales del pueblo; era Valdemar Mejía. Andrés volvió su rostro y al fondo observó a Peter entrando a uno de los cuartos con una prostituta robusta y de cabello teñido de rubio, pero no encuentra por ninguna parte a Germán; de seguro estaría en las mismas con otra mujer. Una de las chicas se acerca a su mesa y le dice:
- ¿Qué te tomas bebé?
- Agua, por favor-responde Andrés.
- ¿Agua?-pregunta la chica con una risa burlona.
- Sí.
- ¡Vaya tenemos un hombre juicioso aquí!
- ¿Te parece?- pregunta Andrés, con cierto sarcasmo que capta la mujer de inmediato.
-¡Jum! A coger a otra de pendeja, güevón- exclama la chica molesta.
- No te enojes, preciosa.
- ¡Dígame púes qué se va a tomar o lo mando a sacar!
- No te pongas tan agresiva. Mira, trae entonces un par de cervezas y te las tomas conmigo. ¿Qué te parece?
-Ok, ya vengo, pero quiero que me tomes por estúpida de nuevo, ¿estamos?
- No volverá a pasar, te lo aseguro.
Andrés sabía muy bien lo que hacía, usaría a la chica como distracción para no despertar sospechas, además la necesitaría para ingresar a los cartuchos en busca de Peter y Germán; no debía por nada del mundo dejarse ver de Valdemar Mejía, o de Ramiro que no se le veía por ningún lado; de seguro ya estaban enterados de todo lo que había pasado y querrían deshacerse lo más pronto posible de nosotros. La chica regresa con el par de cervezas, se sienta justo al frente de Andrés y le pregunta sonriente:
- ¿Qué quieres hacer después corazón?
- Lo que tú quieras.
- Así me gustan los hombres, sin tanto rodeo-dice la chica, clavando su mirada coqueta hacia Andrés.
Se toman unas cuantas cervezas y cuando la mujer se encontraba ya en un estado de embriaguez desmedida, se marcharon al fondo del pasillo en busca de algún cuarto para cerrar con broche de oro la inusual hazaña de supervivencia. Al cumplir su trabajo, inmediatamente la mujer cambia de su rostro una ternura desbordada por una amargura parecida a la muerte y se larga, dejando sólo a Andrés en el húmedo y maloliente cuartucho.
Andrés se levanta rápidamente, alista su revólver y procede a llamarme.
- Iván, ya es la hora. Aquí están todos esos bastardos.
- Estaba esperando ansioso esta llamada; ya estoy listo.
- Te espero, hermano. Vamos a hacer arder este lugar junto con éstos cerdos de mierda.
- Es lo que más deseo.
- Seguro que sí.
Era la oportunidad que estaba esperando desde hace mucho tiempo, la oportunidad que alguna vez imaginé, pero no era lo suficientemente valiente para llevarlo a cabo, era la hora de terminar con toda esta miseria causada por éstos tipos que alguna vez consideré mis amigos; mi familia.
Me vestí con el gabán de cuero negro que me había regalado Andrés, tomé también la escopeta Remington y me miré al espejo, en el vi una figura totalmente diferente, no hallaba rastro de ese ser temeroso y burlado, no me parecía nada a lo que alguna vez fui, veía más bien la vivida imagen de un ser lleno de esperanza, valor y gallardía, de un hombre que había nacido para enmendar todos los errores del pasado, que había aprendido de ellos y que veía la gran oportunidad de redimir todo, incluso si moría en el intento de conseguir un mundo mejor, no de la forma que hubiese deseado, pero ahora se trataba de algo personal; mi destino era el acabarlos a todos; la muerte misma sería una gran y honorable victoria ante este mundo tan ferozmente inhumano.
De camino al infame bar mi mente comenzó a proyectarse los recuerdos de la primera vez que había entrado allí, pensé en Germán, en cómo se convirtió de un tipo simplón y ordinario a uno de los más temidos en este lugar, producto de la ambición desmedida, y acompañada de una ignorancia destructiva. Pensé también en Samantha, en su inesperada partida, sin un abrazo, sin un adiós que haya salido de sus labios tiernos y temblorosos; la extraño como nunca, mi pequeña mujer destruida por los vejámenes de esta vida tan cruel.
Finalmente había llegado a mi objetivo. Caminé entonces con pasos calmados, sin negar el sentimiento inocente e inexperto que recorría mi cuerpo, a tal punto de comenzar un leve temblor en mis piernas y un gran terremoto en mi corazón.
En ese mismo instante recibí la esperada llamada de Andrés.
- ¿Ya estás aquí?
- Así es.
- Perfecto. Escúchame bien. Yo estoy aquí adentro en donde se encuentran Peter y Germán. En la pista de baile se encuentra el pez gordo Valdemar Mejía. Me la tuve que ingeniar para pasar desapercibido. Yo me ocuparé de estos bastardos lo más silenciosamente posible, cuando te de la orden entras y acabas con ese hijo de puta. Yo te cubriré desde adentro.
- ¿No sobreviviremos, verdad?
-No lo sé, hermano. Pero si nuestro destino es la muerte, que sea de la forma más digna y heroica.
- Estoy contigo.
- Así se habla.
Andrés cuelga y de inmediato sale al pasillo iluminado por una tenue luz roja en busca de su primer obtuvo, el ser que despreciaba de una forma abismal; Peter.
Caminó muy sigilosamente por los largos corredores hasta llegar a su destino; sabía muy bien en donde se encontraba aquél individuo. Se para al frente de la puerta metálica que dejaba ver como caían sus capas de pintura producto del óxido, alista su revólver calibre 38 largo, respira profundo y de una fuerte patada derriba la puerta dejando ver a la prostituta tendía en la cama con una gran expresión de horror.
El gran bullicio producido por la música no percató a nadie más que a la mujer.
- ¿Dónde está?- Murmuró Andrés, poniendo su dedo en la boca en señal de silencio.
La chica buscando refugio en lo más alejado del rincón sólo pudo señalar con su dedo hacia el pequeño orinal instalado en el cuarto.
- Tú te quedarás allí, preciosa. Cualquier sonido que hagas te volará la cabeza, ¿estamos?
La chica asintió, moviendo temblorosa la cabeza lentamente.
De inmediato se escucha la descarga de agua del orinal; Peter estaría a punto de salir y Andrés estaría listo para matarlo.
Se esconde entonces a un lado de la puerta, a la espera de la salida de Peter, mientras desenvaina su navaja de guerra y al mismo tiempo apuntando a la chica con su revólver; advierte nuevamente a la chica con un movimiento de ojos.
Y de repente salió el desafortunado. Alza la mirada y observa sorprendido a la mujer llorando en el rincón.
- ¿Qué te pasa?- preguntó Peter, mientras se aseguraba el cinturón de su pantalón.
La chica estaba sumergida en un estado de shock total; sabía muy bien que iba a presenciar una brutal muerte que no olvidaría jamás.
- ¡Se embobó pues!-gritó Peter, en señal de desconcierto.
La mujer en su último intento de lucidez, dirigió sus ojos llenos de lágrimas negras con dirección hacia Andrés.
- Seguro la asustó un fantasma- dijo Andrés con voz calmada mientras dejaba al descubierto su humanidad, instalando su revólver en la cabeza de Peter.
- ¿Cómo entraste aquí?-preguntó Peter, con notorio nerviosismo.
- Me las ingenié- dijo Andrés con confiada sonrisa.
- ¿Viniste a matarme?
-Venimos a matarlos.
- ¿Tú y quién más?
- ¿No adivinas?
- No me haga nada, por favor-dijo la mujer, casi al punto del colapso.
- A ti no te pasará nada- agregó Andrés-. Pero a esta escoria sí.
-¿Por qué no me matas de una vez?
- ¿Aún no adivinas?
Peter dejó salir una risa burlona y dijo:
- ¡Ah! Ya me puedo imaginar de quién se trata. Iván, ¿cierto?
- Así es, adivinaste.
- Sabíamos muy bien que ustedes dos nos causarían problemas algún día. Los hubiéramos matado antes.
-Pero no pudieron.
- ¿Te duele la muerte de ese mugroso viejo?- Preguntó Peter, mofándose de su acción.
- Ese mugroso viejo como lo llamas eran nuestros padres.
- ¡ja,ja,ja, déjame adivinar...
- Sí. Iván y yo somos hermanos.
- Ahora todo tiene sentido. Que pequeño es este mundo. Los huérfanos justicieros, ¡ja,ja,ja!
- ¡Callate!
-¿ O qué harás, imbécil? No saldrán vivos de aquí.
- ¿Y crees que tenemos miedo de eso?
- Señor por favor, déjeme ir- de nuevo dijo la mujer.
- ¡Cállate tú también! ¿O quieres el mismo fin?
Peter aprovechó la distracción causada por la mujer, y dándole un golpe certero en el estómago de Andrés, y corrió rápidamente hacia la puerta con la ingenua esperanza de un escape seguro, pero lo que no imaginó es que su antiguo compañero de atrocidades lo logró agarrar antes de su desesperado escape, tirándolo con una inimaginable fuerza a la cama. Los alaridos de la mujer encerraban el sellado y caluroso cuartucho; la cabeza de Peter se postra en sus piernas ante el más vivido horror que jamás haya sentido. La tenue luz roja sería testigo de un final atroz para este despreciable hombre.
- ¡No sabes cuánto disfruté matar a ese asqueroso viejo!-exclamó Peter clavando su mirada burlona hacia Andrés.
- No sabes cómo voy a disfrutar matándote a ti- dijo Andrés, acercándose al rostro de Peter.
Y justo cuando Andrés se disponía a acabar de una buena vez con Peter, se escuchó aquella voz.
- ¡Quieto! ¡O le vuelo la jodida cabeza!
Era la mujer con el revólver de Peter entre sus manos, apuntando temblorosa.
- ¿Crees que vine a lastimarte a ti?- preguntó de forma serena Andrés.
- ¡Matalo perra!-grita desesperado Peter.
- ¿Crees qué soy el verdadero enemigo?-preguntó Andrés nuevamente, mirándola directamente a los ojos.
- No- respondió la mujer con seguridad, dejando el revólver sobre la mesa que estaba al lado de la cama.
- Puedes irte. Vete lo más lejos que puedas.
La mujer deja el oscuro rincón, se pone de pié y se seca las lágrimas.
- ¡Maldita perra! ¡Te voy matar!-grita con furia Peter.
- Tú ya estás muerto- dice finalmente la mujer, caminando hacia la puerta para huir del lugar.
La ráfaga de innumerables cuchilladas penetraron el cuerpo de Peter. La tenue luz roja del cuarto se mezclaba con la sangre de aquél desgraciado. La brutal muerte culminó con una última cuchillada en la frente.

EL CARRUSEL DE LA DEMENCIAWhere stories live. Discover now