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01. ELEGANCIA.



frenesí: de exaltación violenta de
una pasión o sentimiento/ asociado
a un ímpetu que no puede detenerse.










Amelia.

El objetivo esta justo en frente de mis ojos, estoy mas decidida que nunca a pesar de que cuando se me cruzo la idea la quise descartar.

Jamás hice algo como esto que iba a hacer, aunque ganas o imaginaciones no faltaron en algún momento. Nunca las lleve a cabo ya que no había una persona real como motivo.

Tatiana, en el asiento del conductor, no paraba de preguntarme si estaba segura de esto. A lo que respondía que si sin chistar, lo que la llevaba a darse por vencida para solo decidirme que me esperaría en el auto y lo arrancaría cuando estuviera adentro nuevamente.

—Cualquier cosa toco la bocina, esa va a ser la señal. —indica con algo de miedo.

—Si me llegará a ver... Creeme que sería mejor.

—Te va a denunciar si te ve.  —plantea mirándome de reojos y a la vez observando con desconfianza los espejos.

Ella parecía la que iría a hacer tal cosa y no yo.

—El no sabe que yo lo se. Y si no me ve, no tendría idea de quién fue. —prosigo, cien por ciento segura y se me escapa una sonrisa.

—Amelia... Todavía nos podemos ir. ¿Sabes no?

Niego rotundamente para sacarme el cinturón de seguridad y mirar con complicidad a mi amiga, le levanto los pulgares exigiendo que ella me enseñe los suyos también y estar de acuerdo con la situación. Lo hace, muy a su pesar, suspira y solo señala hacía adelante para que me apresure.

Bajo del auto de Tatiana para buscar las cosas que iría a utilizar en los asientos de atrás, los dejo en el piso para observar ambos lados de la calle, calle por donde nadie venia a pesar de ser plena hora pico.

Cierro la puerta del auto para finalmente agarrar el balde y las cajas de huevo encima para proceder a caminar hacia ese Audi E-Tron gris que conocía a la perfección. Estaba estacionado justamente en frente de ese edificio. La sangre se me sube a la cabeza y simplemente me lanzo a hacer el mayor desastre que puedo para expresar mi ira.

Abro la tapa del balde que llevaba la mitad de un engrudo color marrón-negro, quien sabe, que encontré o mejor dicho que encontró Tatiana de los restos que quedaron de una renovación en su casa que hizo su familia.

El líquido cae en cámara lenta sobre la parte delantera del auto copando todo el capo, vidrio y parte de los espejitos de ambos costados. El resto, que era muy poco, cae sobre las ventanillas izquierdas. Finalmente suelto el balde para agarrar la caja de huevos que tenía para estrellarlo sobre la parte trasera del Audi seguido de un paquete de harina que tenía.

Frenesí | Facundo ColidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora