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14. APARICIÓN POR
UN FAVOR.






Amelia levanta su cabeza para mirar a la entrada en consecuencia del chirrido de la puerta principal, hace una mueca porque se escuchó muy fuerte y por el otro lado se sorprende de ver a la persona que cruzó el marco de aquella entrada. Facundo Colidio a quién no lo veía hace bastante, ciertamente, como dos semanas o más también. Inmediatamente finge que no lo vio y bajó la cabeza para seguir leyendo el material de la cursada que la acompañaba esa tarde.

Facundo se frena por unos segundos después de ingresar al bar solo para darle una mirada rápida a todo el lugar. Detiene sus ojos cuando distingue a la chica en el lugar donde estuvieron la primera vez que pisó el piso y conoció Frenesí. Debate mentalmente unos segundos sin hacer ningún movimiento y cuando quiere darse cuenta sus pies caminan por sí solo hacia donde se encontraba ella.

Antes de acercarse del todo prepara una sonrisa y al llegar a la mesa descubre que la merienda de Amelia esta vez estaba mezclada con estudio por qué leía algo y podía reconocer todo aquello propio de la facultad. Piensa que por esa razón tal vez ella no levantó ni una sola vez la cabeza para ver el resto del lugar.

—Buenas. —dice después de aclarar su garganta y saluda estirando las s con gracia.

Amelia levanta la cabeza levemente para claramente no verse sorprendida, ya que lo vio entrar. Cosa que él no sabe y cree por segundos por su expresión facial que no fue bueno acercarse.

Tal vez la molestaba.

—Ah, hola... Apareció el principito. —corresponde al saludo con una leve sonrisa de costado.

Luego sonríe un poco más bajando la mirada para subrayar lo último que leyó y no perderlo por la culpa del rubio ahora presente.

Aquel apodo lo toma desprevenido a Facundo quien ríe por lo bajo.

—Ah, vos también. —emite haciendo referencia a que él ya leyó que algunos comenzaban a nombrarlo así.

Amelia termina de colorear aquella oración, coloca la tapa a su resaltador y la mirada hacia el chico que seguía parado ahí en frente viéndola.

—Es lindo. —opina sonriendo, agregando—. No sé de qué te quejas.

—No me quejo, es raro escuchar que me digan así, otra cosa es leerlo. —admite tranquilamente.

La idea de que Amelia supiera de ese apodo hace que pregunte cómo lo sabía. Ella había dicho que no miraba nada relacionado con el fútbol, así que se quedaría con aquella duda porque claramente no le iría a preguntarle.

—¿Qué haces por acá?

Amelia pregunta dándole una mirada completa rápida como si fuera un escáner viviente para terminar en los ojos del chico. Ojos que buscaban la respuesta a la pregunta de ella paseando sus ojos por el lugar para segundos después volver a ver a la chica.

Frenesí | Facundo ColidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora