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08. UNA TENSIÓN





10 DE AGOSTO







Facundo da varias vueltas al barral, a los torniquetes y luego mira la caja donde vino las herramientas.

—¿Cómo mierda es esto? —se pregunta después de unos segundos.

Admira el gran ventanal que tenía en frente suyo para tapar con aquellos instrumentos... Lo peor de eso era que no tenia mucho tiempo para hacer aquello.

Clara al día siguiente volvería nuevamente allí y ella ya le hizo prometer que al menos las cortinas iban a estar puestas después de la última vez que estuvo allí. De eso paso casi una semana y media, su llegada al departamento se había atrasado un par de días más y ni así pudo procurar hacerlo antes. Ahora no quedaba otra, tendría que colocarlos ahora mismo.

Suelta todo aquello de sus manos de mala manera cuando su teléfono suena con el sonido que indicaba que era una llamada. No había tenido un buen día, mejor dicho, no amaneció con buen humor. La razón bien podría estar en el partido de ayer en Brasil.

Busca entre las bolsas de plástico donde venían las cortinas y justo debajo de ella está su teléfono sonando. Se sorprende al ver el nombre de Amelia en el identificador y por momentos baja su mala energía para atender curioso por esa llamada.

—¿Hola?

—¿Hola? ¿Colidio?

Amelia habla del otro lado con mucha naturalidad y Facundo cierra su boca en un mal gesto, pero antes de que pudiera decir algo ella rápidamente se ríe para retractarse.

—¡Digo hola Facu! ¿Qué tal?

A medias, muy a medias, sonríe.

—Bien, ¿Vos cómo estás?

El jugador responde mientras empieza a girar en su eje viendo o mejor dicho pensando en como continuar.

—Bien, también. Estoy en el barcito donde me llevaste la otra vez... —comienza Amelia con darle un doble sentido a aquello.

—Ah, sí, me acuerdo. —murmura Facundo deteniéndose para prestar atención a la charla—. Acá cerca.

—Si... Bueno estaba acá y pensé en vos. —acota Amelia.

Ella miente, claro, tenia otras intenciones. De pronto la Amelia que andaba cabizbaja desapareció y se le prendió la luz de las ideas, esas ideas que casi siempre terminan mal para ella. Lo toma desprevenido a Facundo quién abre los ojos sorprendido, quieto, como si fuera que la chica le estaba diciendo eso cara a cara.

Frenesí | Facundo ColidioWhere stories live. Discover now