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06. UNA GITANA...
Estoy a punto de contestar cuando no se como no la vi llegar, pero nos interrumpen:
—¿Les tiro la carta, chicos?
Ambos levantamos la mirada para ver a una mujer viéndonos con una sonrisa a los dos. Reconozco, por su vestimenta, que son como esas mujeres como algo tarotista u algo así. Personalmente niego con la cabeza cuando se acerca más insistiendo.
—¿Les leo las manos? ¿Su presente, futuro de su relación?
Yo sonrío, no, más. Me río para negar con la cabeza más rápido de lo que lo hice antes cuando nos preguntó si nos tiraba la carta.
—No, no somos novios. —aclaro fulminante.
Miro a Colidio que se río y que para mi sorpresa cambia de mano la cerveza. Observó con curiosidad como extiende la palma de su mano a la mujer que estaba al frente y rápidamente lo toma para comenzar a mirarlo. Me parece muy raro ya que prácticamente yo iba a echar a la mujer para no incomodar a Facundo.
Aparte, es medio raro que un varón se preste para estás cosas. Sin embargo, él parecía muy interesado en lo que podría decir la mujer. Ella deja de ver y tocar las líneas de su mano segundos después para dirigirse hacia mí.
—¿Me permite? —pregunta mirando mis manos.
No se muy bien cómo reaccionar solo se que demoró unos segundos para acceder y extender mí mano hacía ella con un poco de desconfianza.
La mujer hace lo mismo que hizo con la mano de Facundo por lo cual pasan segundos largos en que los tres permanecemos en silencio y solo se escucha al resto de las personas de la casa. En eso levanto la cabeza para ver a Facundo quién miraba curioso a la mujer y conectamos miradas por un segundo hasta que la señora nos interrumpe y le prestamos toda la atención del mundo.
—Veo el comienzo. Están empezando algo. —revela.
Me deja confusa sin creer menos que antes en estás cosas y en estos tipos de personas.
—Resurge del pasado. —expresa siguiendo viendo mí mano, luego toma la de él para asentir varias veces—. Es clarísimo.
Una sensación rara es la que siento, no me doy cuenta, pero siento un frío correrme el cuerpo o la nuca.
—Perdón. —interrumpo con una sonrisa viéndola y cuestiono para sacarme la duda—. ¿Eso lo está diciendo para él o para mí?
Y río, quiero reír y hacer más gracioso esto. Quiero hacerlo. La mujer sonríe, creo que va a decir por él ya que lo mira a él, pero vuelve a mirarme a mí y lo dice determinante.
