Al día siguiente, Jughead despertó gracias a la alarma de su celular y estiró la mano con la certeza de que se encontraría con el cuerpo de su novia, pero no fue así. Se sentó en la cama de golpe, apagó la alarma y cuando se puso de pie y se acercó al baño, ella estaba ahí.
Estaba vomitando, pegada al retrete y el se le acercó, acariciando su espalda y sujetando su cabello.
—Es normal, tranquila— Dijo Jughead. —Vas a tener estos síntomas por varias semanas—
Betty paró de vomitar un momento. —No me gusta—
—Y a mi no me gusta verte mal, pero son cosas de la naturaleza mi amor— Admitió Jughead, soltando un suspiro mientras amarraba un moño en la cabeza de su novia. —Voy a ver a Nick. No te preocupes por el, si llegas a necesitarme solo dime—
Ella no respondió porque seguía vomitando. Cuando Jughead fue a la habitación de su pequeño hijo, éste lo esperaba de pie sobre su cuna, sujetándose de la baranda.
El niño sonrió cuando lo vió, empezando a dar saltitos en su cuna. —¡Papi! ¡Papi! ¡Papi!—
Jughead sonrió, tomándolo en sus brazos y llenando de besos su rostro. —Mi muchachote... ¿Cómo estás hijito?—
—¿Mami?— Preguntó el menor, extrañado.
—Mami está un poquito ocupada chico— Contestó Jughead, besando su mejilla. —Vamos a darte un baño—
Jughead le dió un baño a su hijo y cuando lo cambió, bajó con el las escaleras y llegó a la cocina, encontrándose con María, quien estaba por servir el desayuno.
—Buenos dias— Saludó el ojiazul, acercándose con el bebé en brazos.
María se giró a mirarlos y sonrió, acercándose para besar la mejilla de ambos. —Mis niños... ¿Y Betty?—
Cuando Jughead iba a responder, Betty estaba bajando las escaleras, pero sin ánimos, con el rostro más pálido de lo normal y con algo de ojeras.
—Hola— Saludó Betty, sonriendo lo mejor que pudo, acercándose.
—Mi niña...— La llamó María, preocupada. —¿Se encuentra bien?—
—Mi mami...— Dijo el niño, extendiéndole sus brazos.
—Bebé...— Contestó Betty, acercándose a tomar al niño.
—Amor, no— Negó Jughead, apartando a Nick de Betty. —Nicolás está algo pesado, no puedes cargarlo. Ya no—
María los miró, con una ceja alzada. —¿Me estoy perdiendo de algo?—
Jughead se dió cuenta de lo que había dicho y miró a Betty, y ella lo miró a él.
Betty tomó aire, mirando a María. —Estoy embarazada—
María sonrió ampliamente. —Ay Dios mío... Pero qué buena noticia— Celebró, acercándose a llenar la cara de Betty y la de Jughead de besos. —Felicidades muchachos—
—Gracias— Contestó Betty, con una pequeña sonrisa.
—Gracias María— Respondió Jughead.
—El desayuno está listo, siéntense— Pidió María.
Jughead dejó al niño en su sillita para bebés en la mesa y fue a tomar un baño y a cambiarse para irse a trabajar, pero cuando bajó, sólo vió a María dándole el desayuno al pequeño Nick.
—¿Y Betty?— Preguntó el ojiazul, acercándose.
María suspiró mientras le daba una cucharada de puré de papas al niño. —Ya sabe, el embarazo la tiene bastante mal, por lo que veo—
Jughead suspiró. —¿Eso es normal?—
—En las primeras semanas sí, lo es. Pero sinceramente pienso que Elizabeth debería quedarse y descansar— Opinó María, terminando de darle el puré al niño. —Ese es mi niño, ya te lo terminaste—
—¡Más!— Exigió Nick, aplaudiendo.
Jughead sonrió. —Ya oíste a mi hijo, dale más. Yo iré a ver cómo está Betty—
El ojiazul volvió a la habitación y vió a Betty sentada frente al espejo, con la cara cubierta con ambas manos, agotada.
Jughead se acercó y besó su cabeza, rodeándola con sus brazos. —¿No quieres que te lleve al médico mi amor?—
—Iré mañana con la ginecóloga— Contestó en voz baja, acostando su cabeza sobre la mesa frente al espejo. —Asi que no es necesario. Voy a estar bien, voy a bajar en un momento para ir a la empresa—
—Bebé, no— Negó Jughead, acariciando suavemente su cabello. —Quédate hoy, te encuentras muy mal y así no puedes ir—
—Pero el señor Ferraro viene hoy— Le recordó, mirándolo.
—No importa, le diré que estás enferma, él lo entenderá— Aseguró Jughead, soltando un suspiro. —Betty... Me da mucho miedo que vuelva a pasar lo del primer embarazo. Por favor hazme caso nena—
Betty suspiró. —Jug...—
—Ya te lo dije, quédate y descansa. No hay forma de que vallas al trabajo hoy. Tampoco quiero que hagas esfuerzos o que levantes cosas pesadas. Hablaré con María para que no te deje hacer nada de eso— Aseguró Jughead.
—Jughead, ya estás exagerando. Por eso no quería decirte nada de lo que me estaba pasando— Admitió Betty, intentando ponerse de pie, pero un mareo la hizo tambalearse.
—Wow nena...— Dijo Jughead, atrapándola entre sus brazos. —¿Ves lo que te digo? No puedes ni ponerte de pie. Ve a la cama ahora—
—Pero... ¿Y Nick?— Preguntó la ojiverde mientras su novio la guiaba a la cama.
—María está con el. Ahora por favor deja de preocuparte tanto por todo. Estás bajo mucho estrés todo el tiempo y eso no es sano— Reprochó Jughead, ayudándola a sentarse en la cama y sonriendo. —Aun no puedo creer que tendremos otro bebé, estoy feliz. Asustado, pero feliz—
Betty sonrió. —Yo también lo estoy. Espero que todo salga bien—
—Y lo estará— Aseguró el ojiazul, sonriendo y llenándole la cara de besos. —Me voy, te amo mi amor—
—Te amo Juggie— Contestó la rubia, agarrándose el vientre con una expresión de dolor.
Jughead la miró, asustado. —Hey... ¿Qué ocurre? ¿Todo bien?—
Betty asintió, regalándole una pequeña sonrisa. —Si... Está bien, no te detengas—
—¿Segura? ¿No te duele nada?— Preguntó, preocupado.
Betty asintió. —Ve tranquilo. Te amo—
—Yo mas— Respondió Jughead, dejando un último beso en su frente antes de dar la espalda y salir de la habitación.
Lo que lo detuvo justo cuando iba saliendo de la habitación, fue el grito repentino de su novia, la cuál se agarraba el vientre con fuerza.
Jughead corrió a ella, aterrado. —¿Qué pasó? ¿Qué ocurre?— Preguntó hasta que vió que otra vez estaba sangrando. —Oh no, no, no, no...
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¿Será que bebé Bughead se irá al cielo con su hermanito? 😔🕯️💔
