—Shhh...— Intentó calmarla Jughead, abrazándola con fuerza, conteniendola en sus brazos. —Ya hija, ya... Tranquila mi niña—
Allison se separó para mirarlo fijamente. La luz era ténue, aún se podía ver. Y cuando sus ojos verdes llenos de lágrimas vieron que era su padre, volvió a estallar en llanto en sus brazos, tal y como si fuera otra vez una niña pequeña.
—Papi... Papi eres tu...— Sollozó, abrazándolo más fuerte mientras lloraba con amargura.
—Si mi niña, soy yo, soy papá— Aseguró Jughead, besando su cabeza mientras aún la abrazaba fuertemente. —Shh... Ya no llores, no llores—
Ella eventualmente se calmó, cayendo de regreso a la realidad y tratando de asimilar esa horrible pesadilla. Se quedó mirando a la nada, con la cara húmeda por las lágrimas.
—Mi vida... Tuviste una pesadilla— Le recordó Jughead, acariciando su mejilla y limpiando sus lágrimas. —¿Quieres hablar de eso?—
Allison bajó la mirada. —Me... Me da pena, papá. No se—
Jughead suspiró, mirándola. —¿Está relacionado con lo que pasó con el imbécil que te lastimó?—
—No lo quiero recordar papá— Se negó Allison, aterrada.
—Princesa... Dijiste que el no te tocó sin tu consentimiento. ¿Entonces por qué te pones así cuando lo recuerdas? ¿Nos mentiste?— Preguntó Jughead, temiendo por la respuesta.
Allison suspiró, bajando la mirada y mordiéndose el labio para evitar el llanto. —Es que cuando yo dejé que él lo hiciera... Me estaba lastimando mucho, me dolía y le pedí que parara y el dijo que no. Se enojó y siguió haciéndome daño sin importar lo mucho que yo gritara... Él me lastimó mucho papá...
Jughead sintió su corazón quebrarse en un millón de pedazos; Si había algo que él realmente odiaba con todo su ser, era ver a alguien de su familia sufrir como lo estaba haciendo su hija.
Y se sentía impotente por no haber hecho nada para evitarle todo ese sufrimiento a su hijita.
—El no volverá a dañarte, ya no puede mi amor— Aseguró Jughead, volviendo a abrazarla con fuerza. —Eres mi niña, mi bebé. Vas a estar bien, papi está aquí para ti—
Allison sonrió y abrazó a su padre una vez más con fuerza y en ese momento Betty apareció en la puerta con Victoria en sus brazos.
—Jug... Te tardaste y me preocupé— Admitió Betty, entrando a la habitación con la bebé y deteniéndose a observar a su hija mayor. —Alli mi amor... ¿Estabas llorando?—
—Alli tuvo una pesadilla— Contestó Jughead, sin dejar de abrazar a su hija.
—Ay princesa...— Dijo Betty, sentandose al borde de la cama con Victoria aún en brazos junto a su hija y esposo. —¿Qué pasó?—
—Una pesadilla sobre Leo... Haciéndome daño otra vez, mamá— Le dijo Allison, mirándola mientras sus ojos volvían a llenarse de lágrimas.
Betty suspiró y dejó a la bebé en brazos de Jughead para abrazar a su hija con fuerza y besar su cabeza. —No va a volver a hacerte daño. Ni él ni nadie mi amor, nunca mas—
Allison se abrazó con fuerza a su madre. —Te amo, mami—
—Yo más, mi niña arcoiris— Aseguró Betty, separándose y sonriéndole.
—Nuestra bebé arcoiris, eso eres Allison— Dijo Jughead, sonriéndole con la bebé en sus brazos.
Allison sonrió y miró a su hermanita en brazos de su padre. —Hola pequeña Vicky. Te llamaré Vicky, tu nombre es muy largo bebita—
Sus padres soltaron una pequeña risa y se dispusieron a quedarse con Allison hasta que ella se quedó dormida. Betty y Jughead sostenían la esperanza de que su hija no volvería a tener pesadillas esa noche.
Pero ahora el tema era su otra hija, la recién nacida: Victoria lloraba, lloraba sin parar y sus padres ya no sabían qué hacer.
—Ya Vicky ya... Te di el pecho, te cambié el pañal... Lo último que necesitas es dormir— Exigió Betty, arrullándola entre sus brazos, ya en su cama.
Jughead caminaba de un lado a otro en la habitación y se acercó a su esposa, quien se estaba dedicando al cien por ciento a su bebé.
Betty estaba exhausta y aunque no lo dijera, se veía de lejos. Sus ojeras, bostezando a cada segundo y sus ojos apagados, agotados. Ya eran cuatro hijos y no sólo uno o dos.
Betty negó, sin apartar la mirada de la recién nacida. —Está bien, lo tengo bajo control—
—Betty, no— Negó Jughead, soltando un suspiro. —Cuando te ofrezco ayuda con los niños siempre te niegas. Hoy no has descansado, estás agotada. Victoria también es mi hija y tengo la misma responsabilidad y obligaciones que tú—
Betty lo miró y suspiró. —¿Estás seguro?—
—Muy seguro— Contestó el ojiazul, tomando a su bebé con mucho cuidado en sus brazos.
—Si llegas a necesitarme avísame— Pidió Betty, empezando a cerrar los ojos mientras bostezaba, realmente no podía más.
Jughead sonrió, con la bebé llorando en sus brazos y empezó a dar vueltas por la habitación. —Mi dulce bebé... Ya no llores más. Ahora eres la más chiquita de la casa, serás la más mimada, te amo tanto pequeña Victoria... Papi te ama mucho mi princesa—
Y como si fuera magia, la voz de Jughead fue como algo tranquilizante para la recién nacida. Eventualmente dejó de llorar y se dedicó a mirar a su padre con sus grandes ojos verdes como los de su madre. Y si... La nena parecía ser la versión pequeña de su madre.
—Eso es, princesita— Celebró Jughead, llenándole la frente de dulces besos. —Que buena eres. ¿Ahora sí te vas a dormir?—
Y no, no parecía querer dormir, porque aún tenía sus grandes y redondos ojos bien abiertos, observando a su padre atentamente. Jughead se giró a mirar a su esposa y cuando la vió profundamente dormida, sonrió. Eso era lo que él quería.
Se sentó al borde de la cama con la bebé en brazos, ella aún prestándole mucha atención. —Mami duerme muñequita. No hagamos ruido para que despierte de buen humor y te de pechito. Mi hija...— Murmuró, besando su frente.
Y es que aun no podía creer que ésta bebé tan hermosa fuera suya, su sangre.
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AMAMOS a Juggie papá luchón ❤️🥺
Ya van 6 borradores de la historia nueva 😏 desde que ésta finalice ya saben 🔥