—Jug...— Lo llamó Fp, abrazándolo. —Ya, deja de reprimir tus emociones, llora si lo necesitas—
Eso fue lo que el ojiazul hizo; Lloró como un niño pequeño en los brazos de su progenitor. No podía más, su hijo estaba a punto de morir y no habían ya muchas opciones para poder salvarlo.
—¿Por qué el, papá?— Preguntó Jughead mientras lloraba en los brazos de Fp. —Es solo un niño. ¡Yo debería ser quien esté ahí y no el! ¡Es un niño, papá! ¡Sólo un niño!—
—Jughead...— Contestó Fp, abrazándolo más fuerte. —Todavía hay una solución. ¿Que pasó con la madre biología de Nicolás?— Preguntó, separándose.
Jughead lo miró, limpiandose las lágrimas. —No se. ¿Crees que ella...?—
—Tal vez sea compatible— Opinó Fp.
—Pero ella abandonó a Nicolás. ¿Qué te hace pensar que va a querer donar células madre para mi hijo?—
—Jughead por favor inténtalo— Suplicó Fp. —Si quieres te ayudo a localizar a esa mujer. Pero si no hacemos algo mi nieto no lo va a lograr—
Jughead tomó aire, mirando a su padre. —Voy a contratar a un investigador privado para que localice a Paula cuánto antes. Si es necesario la obligaré a salvar a mi hijo—
—Dile a Betty, para evitar inconvenientes— Sugirió el mayor.
Jughead asintió. —Tienes razón—
Mientras tanto, dentro de la habitación, Betty estaba en la camilla de Nicolás, abrazándolo mientras el mantenía los ojos cerrados y Gladys y la pequeña Allison estaban a su lado.
Nick estaba todos los días más débil, en ese momento no tenía fuerza ni para abrir los ojos.
—Mami...— La llamó Nicolás, con voz débil.
—¿Si, amor?— Respondió Betty con los ojos cristalizados. Odiaba ver cómo su hijo moría lentamente.
—Vámonos a nuestra casa, estoy muy cansado— Suplicó Nick, abriendo un poco los ojos y mirando a Betty.
La rubia suspiró y besó la cabeza ahora calva del niño. —Tienes que quedarte aquí hasta que te cures mi niño. Ten paciencia mi niño hermoso—
—Toma un poco de sopa amor, está buena— Trató de animarlo Gladys, con un plato de sopa de pollo en mano.
Nick negó, tosiendo un poco. —No quiero... No tengo hambre—
—Hola— Saludó Jughead, entrando a la habitación y besando la mejilla de su madre, novia e hija, y entonces acercarse a Nick. —Hola hijo—
—Papi... Vámonos a casa— Suplicó Nick, volviendo a toser.
—Shhhh... Descansa campeón, nos iremos pronto. Te amo hijo— Le dijo el pelinegro mayor al niño, besando su frente y luego tomando la mano de Betty. —Tengo que hablar contigo, Betts—
Betty asintió y miró a Gladys y a Allison, quien estaba abrazada a su abuela en su regazo. —Ya vuelvo—
—Ve tranquila mi niña— Le dijo Gladys a la rubia, sonriéndole mientras sostenía a Allison en su regazo.
Betty salió de la habitación con Jughead y ahí estaba Fp, ambos a decirle algo importante a Betty.
—Hay una forma de ayudar a Nicolás— Anunció Jughead, animado.
Betty abrió bien grandes los ojos, con un brillo en ellos. —Lo que sea, lo que sea pero qué salve a mi hijo—
Fp suspiró, mirando a su nuera. —Hay que localizar a la madre biología de Nick y ver si es compatible para el transplante—
—Está bien, está bien. Lo que sea por salvar a mi niño— Suplicó Betty. —Pero... ¿Crees que si la encuentran ella acceda a salvar a nuestro hijo?—
Jughead suspiró. —No lo se. Pero cuando la encuentre, ella va a tener que acceder sí o sí—
—Gladys y yo nos quedamos con Betty y con los niños. Ve tranquilo hijo, suerte— Le deseó Fp a su hijo, abrazándolo.
Jughead abrazó a su padre y luego se acercó a besar a su novia, darle un beso en la mejilla a su hija y despedirse de su hijo y de su madre.
Entonces contrató rápidamente a un investigador privado para localizar a la mujer que había traído a su hijo mayor al mundo, para salvarlo.
Ya en la tarde, Jughead tenía la ubicación de Paula, madre biología de Nicolás. Estaba más cerca de lo que él pensó, porque estaba en un burdel fuera de la ciudad. Él condujo hasta ese establecimiento hasta que llegó.
Bajó del auto y cuando entró, el lugar estaba lleno de hombres con mucho dinero y mujeres semidesnudas bailando para ellos. Eso le parecía repugnante, pero estaba ahí con un propósito y lo iba a cumplir.
Él miró por todo el antro hasta que la vió bailándole a un señor mayor. No lo pensó dos veces para acercarse a ella.
—Disculpen, buenas tardes— Saludó Jughead, acercándose. —Paula, tengo que hablar contigo ahora mismo— Exigió.
Paula lo miró mal y luego le sonrió al señor al que le estaba bailando. —Disculpame, Eduardo— Se disculpó del hombre para luego acercarse al ojiazul. —Eres un hijo de puta Forsythe. Te dije que no quería saber nada de ti—
—Lo se, Paula. Y no creas que me alegro de verte. Yo tampoco quiero saber nada de ti. Pero... ¿Sabes una cosa? Lo único bueno que hiciste por mí fue haberme dado un hijo— Admitió Jughead, mirándola fijamente. —Y no vine aquí para verte, no vine por nada relacionado contigo. Vine porque realmente necesito un favor—
Paula rodó los ojos. —¿Cómo me encontraste? Te dije que no quería saber nada de ti ni de ese maldito niño. Para mí nunca existió, solo me trajo problemas—
—Le hiciste un favor a ese niño al abandonarlo. ¿Sabes por qué? Porque ahora tiene una familia amorosa, un padre, una madre y una hermana que lo aman con locura. Pero estoy aquí por una razón— Avisó Jughead, serio.
—Ya ladra de una vez, tengo clientes— Exigió Paula mientras se tomaba un trago.
Jughead tomó aire, acercándose. —Mi hijo está enfermo, Paula. Está muy enfermo y es posible que muera. Tiene leucemia y la única solución es un transplante de medula ósea, pero ni yo, ni mi novia, mi hija o mis padres somos compatibles. Y aunque odie recordarlo, Nicolás tiene tu sangre porque desgraciadamente tú lo pariste. Por favor Paula te lo suplico, por favor ve y ayúdame a salvar a mi hijo, por favor— Suplicó, con los ojos cristalizados.
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