6.

15 3 19
                                    

~Evora Martin~

Cuando una persona se enfrenta a una pérdida muy grande es recomendable que tenga un grupo de apoyo para sobrellevar su dolor, pero eso nunca había sido una opción viable para mí.

—Oye, ¿estas bien?

Si alguien más hacia esa maldita pregunta iba a romper algo.

—Un poco cansada pero bien.

Clover y Atlas me miraron no muy convencidos de mi respuesta, pero el profesor de matemáticas ingresó al salón y, por primera vez, agradecí su presencia.

~×~

Obligué a mis piernas a caminar más rápido para llegar a tiempo al entrenamiento de porristas, no es que me hubiera especial ilusión colocar los uniformes sudados de las chicas, pero esperaba encontrarme al chico bonito con el que había estado hablando los últimos días. Coloqué mis manos en mi pecho tratando de regular mi respiración, correr con tacones no era cosa fácil.

No pude responder al reproche de Leahnor porque mis ojos buscaron aquel par color marrón que me hacía sentir segura, cuando no los encontré por ningún lugar del gimnasio me sentí algo decepcionada.

—Ahora voy. ¡No tienes que gritar!

Maldita manía.

Estaba enojada. ¿Con que derecho se creía ella para poder gritarme? ¿Solo por que era la capitana?

La observé fijamente, sin dejar que Lea me intimidara.

—Odio a las personas que no valoran el tiempo de los demás, así que más te vale ser puntual en los próximos entrenamientos —me gritó frente a todas las chicas —. Oh, y la próxima vez que llegues tarde estás fuera.

Entonces solté la bomba que había estado reteniendo todo este tiempo.

Se unió a nuestra discusión todo el mar de sentimientos que había cargado conmigo y que, tras la charla ayer con cierto chico, ya no podía controlar.

—¡Otra vez, desde arriba!

Leahnor se había volteado y yo había intentado controlarme, pero ya no era capaz de hacerlo. Así que caminé hacia ella y estando de espaldas no se dio cuenta de mi cercanía hasta que tire de su cabello, perfectamente atado en una coleta, y con eso la hice caer al suelo.

—¡Oye! ¿Que te pasa, estúpida?

—Solo quería dejar muy en claro que ya no seré tu juguete, quizás tengas a tu séquito de perras sin cerebro, pero yo no seré una marioneta que puedas controlar. ¡Estoy fuera! Y no porque tú me hayas echado, es porque yo me voy —dije —. Es mejor no ser porrista si tengo que aguantarte, perra.

—Oh, ni creas que esto se va a quedar así. Voy a acabarte, pequeña zorra —la furia en sus facciones era más que evidente y eso solo me hacía reír.

—Atrevete —dije —. ¿O es que acaso no eres tan valiente? ¿Necesitas de tus perras para hacerme frente?

Am I the one?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora