12.

15 2 11
                                    

~Evora Martin~

Me moví en la silla de la sala de espera y trataba de acomodarme para no parecer nerviosa. Isana había aceptado nuestra situación y decidió intervenir para que cada uno de nosotros asistiera a terapia individual.

Moví mis manos por pura ansiedad y esperé a ser llamada.

Tomé mi IPhone y comencé a navegar por el inicio de mi aplicación favorita: Instagram, era mejor perder mi tiempo viendo las fotos de mis amigos que siendo consumida por mis tics ansiosos sobre lo que la gente a mi alrededor podría pensar.

Su rostro estaba rojo por el reflejo del sol, sus ojos brillaban animadamente y se le podía ver un poco del torso desnudo, ese era el último post que mi nuevo amigo había hecho.

Asentí sin esperar a escuchar mi nombre completo y entré al consultorio. Justo cuando decidí ponerme la máscara de dureza que usaba todos los días para ocultar mi dolor, recordé que mi hermana me había advertido de mi hacerlo pues ese era el objetivo de ir a terapia: afrontar mi pena y convertirla en un sentimiento que pudiera llevar conmigo sin que pesara. Ella estaba sentada y esperando a que yo hiciera lo mismo.

Me moví de manera insegura porque no sabía bien que era lo que debía o no hacer y eso me tenía loca.

Su anillo brillaba en su mano izquierda, solitario, así que supuse que su boda sería pronto y aprovecharía eso para sacar tema de conversación.

—Oh, ¿esta baratija? Me la he obsequiado la semana pasada.

Había notado que la inspeccionaba, ¡que vergüenza!

—Ok, vamos a empezar. Primero déjame presentarme, soy la doctora Roy, pero puedes llamarme Lily —me sonrío amablemente mientras mi cara seguía neutral.

—Es un placer.

Gracias al cielo, Lily era una mujer bastante paciente y amigable, así que no le parecía grosera mi actitud.

—Ok, háblame un poco de ti. ¿Que te gusta hacer? ¿Que haces cuando estás con tus amigos? ¿O los fines de semana?

Al entrar decidí dejar esas murallas que había hecho para protegerme y me dispuse a ser honesta con ella.

La ira se apoderó de mí y no pude contenerla, justo como me había pasado antes de ser castigada. Respiré agitadamente y deseaba poder controlarme para que Lily no fuera mi saco de boxeo, pero no lo logré.

—Así que estás en la etapa del enfado.

—Realmente ni siquiera tengo idea de que es lo que estoy sintiendo, doc —dije —. Es como un remolino de todo.

La expresión en su rostro se había vuelto indescifrable y sacó una libreta en donde anotó un par de cosas por primera vez en la sesión.

—¿Tiene sentido algo de todo lo que digo, doc? Porque a veces creo que no lo tiene y estoy volviéndome loca.

—Recuerda que todas las emociones son válidas, Evora.

—Eso suena a algo que me han dicho —aseguré.

—Es porque es verdad.

Lily y yo continuamos hablando por un par de minutos, sin indagar en ningún tema en específico. Había tomado un poco más de confianza y estaba cumpliendo mi promesa de ser sincera.

—¿Es normal que sufra más la muerte de mi hermano que la de mamá?

Alcé la ceja con duda y es que era verdad la incertidumbre en mi pregunta.

Él se acercó a mí de una manera impresionante que ni mi madre había logrado. Mi estómago se revolvió de solo pensar en que quizás había desarrollado un amor enfermizo hacia él y ahora esa idea había surgido en mi mente. Me inclino hacia ella, como si alguien pudiera escucharnos, susurro mis nuevas dudas. Sus manos acariciaban sus rodillas y me hizo un par de preguntas para descartar cualquier indicio de incesto, parecía que no existía tal cosa en nuestra relación y eso me aliviaba totalmente. Aparté la vista y busqué otra razón por la que podría estar sufriendo más su partida.

Am I the one?Where stories live. Discover now