CAPITULO 8

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Karen

Una hora más tarde...

Estoy frente a la casa de Silvian, es una casa hermosa y enorme, debo admitir que esto no es una buena idea, no quiero causar problemas a nadie.

— Entremos a la casa, señorita Sacco — expresa Silvian con una sonrisa en el rostro, pero se borra cuando me ve retroceder dos pasos atrás y negar con la cabeza

— ¿Está seguro de esto? No quiero causar problemas, es mejor que me vaya  — cuestiono con duda y me doy la vuelta para caminar al lado contrario hasta que siento que me sujeta la muñeca.

— Señorita Sacco, si vino conmigo a mi casa es porque estoy dispuesto a ayudarle mientras que usted vea un lugar donde pueda vivir ¿De acuerdo? — comenta.

— No creo que...— me interrumpe las oraciones al levantar mi mano.

— No acepto un no por respuesta — expresa con seriedad y trago saliva al notar que viene el señor Laburdi atrás de Silvian.

— ¿Pasa algo? ¿Que hace la señorita Sacco aquí? — pregunta con un tono serio.

No sabía que la casa también era del señor Laburdi. Quiero morir.

— No es nada. Yo mejor me voy, que tengan un buen día — miento con una sonrisa forzada trato de agarrar mis maletas, pero se pone en mi camino Silvian quien mira con atención al jefe.

— ¿Qué sucede aquí, hermano? — pregunta mi jefe a  Silvian.

¿Hermanos? ¿Son hermanos?

— La encontré en el parque. Me pediste que enviara a alguien para que vea su situación actual, pero quise hacerlo por mi cuenta — confiesa y bajo la cabeza, miro hacia un lado.

— Es hora de que me vaya, señor Silvian, muchas gracias por lo que quiere hacer por mi, pero creo que...— el señor Laburdi corta mis palabras mientras observa a su hermano.

— Señorita Sacco, se que estás pasando por situaciones difíciles, decidimos ayudarla hasta que encuentre un lugar digno y seguro para usted — expresa con un tono suave, miro a ambos hermanos quienes asienten con la cabeza luego observo que el señor Laburdi agarra mis maletas y camina hacia la casa, trato de hablar, pero me callo al sentir, una mano en mi hombro.

— Vamos adentro, Señorita Sacco. Hace mucho frío afuera, estará más cómoda ahí  — dice y afirmo con la cabeza varias veces.

Minutos más tarde...

Han pasado cinco minutos y nadie dice nada los tres estamos sentados en el sofá de la sala, miro alrededor, la casa es enorme, nunca he visto una así.

— Señorita Sacco — me llama el señor Laburdi, dirijo mi vista hasta donde se encuentra.

— ¿Sucede algo, señor? — pregunto con un tono curioso.

— Mi hermano me ha comentado de que serás su invitada por un tiempo en esta casa. He aceptado hasta que su situación económica se estabilice también hasta que encuentre un buen lugar para vivir — comenta, trato de hablar, pero se adelanta.

— Tengo dos reglas para usted, señorita Sacco — habla.

¿Dos reglas? ¿Cuál será?

—  Primero, para que no nos preocupemos por usted debes decirnos si saldrá o no. Segundo, no salga de noche de su habitación. Cumple con esas dos reglas y estaremos bien ¿Entendido? — manifiesta el señor Laburdi con un serio y asiento con la cabeza varias veces.

— Entiendo señor, pero no hace falta que yo...— interrumpe Silvian mis palabras.

— Señorita Sacco, acepte nuestra invitación para que se quede aquí. No puede vivir en la calle — expresa con preocupación y bajo mi cabeza por unos segundos.

— De acuerdo. Será por 4 meses — comento y asienten con la cabeza mis dos jefes.

Tengo 4 meses para conseguir un hogar para mí y estabilizar mi economía.

— Ya que todo está aclarado.  Silvian te mostrará tu habitación. Me tengo que ir hay asuntos que debo resolver — anuncia el señor Laburdi, se levanta del sofá igual que su hermano quien me observa hago el mismo gesto, el señor Laburdi se va caminando hasta la entrada hasta que me observa de reojo.

— Bienvenida a la casa Laburdi, señorita Sacco. Espero que los demás integrantes estén felices por su llegada — proclama mientras mira en la escalera, abre la puerta y se va.

¿Los demás integrantes? ¿Viven más personas aquí? ¿Cuántos hermanos tiene el señor Laburdi?

Julen

El idiota de Silvian me desobedeció por completo, no tengo idea de que se le pasó por la cabeza o que estaba pensando al traer a mi secretaria en la casa principal.

Escucho que la puerta principal de la casa, se abre, me doy vuelta y me encuentro con Silvian, fulmino con mi mirada porque justo en estos momentos no quiero verlo. Suspira antes de hablar.

— No me mires así, Julen ¿Qué querías que hiciera? Ella estaba en la calle en un parque durmiendo sola y en época de frío. No tenía idea de dónde llevarla — se justifica.

— Sabes los problemas que tenemos, Silvian. Te encargaras de la seguridad de la Señorita Sacco mientras que esté en la casa — ordeno y asiente varias veces con la cabeza con una sonrisa de lado.

— Cuidaré de ella muy bien, hermano. No te preocupes — contesta.

— Algo más, Recuerda que esta mujer no sabe nada de nuestro mundo. No sabe quiénes somos en realidad así que quiero que todos sean discretos en este casa también que no hagan nada prudente mientras que este aquí. No quiero tener problemas con ella ¿De acuerdo? — expreso con un tono serio y mi mano derecha asiente con la cabeza. Observo mi reloj y hago una mueca porque llego tarde a la reunión con el Italiano también porque es hora de que los chicos salgan del instituto.

— Buscaré a los chicos, no te preocupes. Vete a la reunión — menciona mi hermano y asiento con la cabeza.

Espero que estos dos no me avergüencen con la Señorita Sacco o estarán muertos.

Egoísta Pasión (#1 Príncipes Laburdi) || LUNESWhere stories live. Discover now