CAPITULO 17

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Julen

Horas más tarde...

Han pasado varias horas y no hemos podido obtener alguna información lo cual me parece totalmente absurdo seguir esperando respuestas por parte del hombre, hago una seña a Lauro quien enseguida viene al lado mío.

— Mátalo. No dirá más nada — ordeno mientras me doy vuelta y salgo del sótano, me quedo en shock al ver que Karen está frente a mí.

— ¿Karen? ¿Qué haces aquí? — interrogo con un tono suave mientras me acerco a ella.

— Ni yo misma no sé — admite, ella me escanea de arriba hasta abajo, observo la preocupación en su rostro al ver sangre en mi camisa.

— No es mía ¿Por qué no entramos a la casa? — me apresuro a decir y asiente con la cabeza varias veces.

— Tomé una decisión con respecto a lo que me dijiste en tu oficina, Julen. Yo creo que me...— interrumpo sus palabras con un beso en sus labios, ella me aparta poniendo una mano en mi pecho.

— Deja de interrumpir, Julen. Quiero hablar — se queja.

— No puedo evitarlo — admito.

— Yo me quedaré, Julen, pero me seguiré quedando como tu secretaria y tu pasante — habla, sonrío de lado y abrazo con fuerza a Karen.

— Gracias — agradezco mientras sigo abrazándole luego me acordé de que ella estaba enferma, me separo de ella y me cruzo los brazos.

— ¿Qué haces fuera de la cama, Karen? Tienes que descansar, estas enferma — regaño a mi secretaria quien baja la cabeza.

— Es que quería saber más de tus negocios así que te seguí — confiesa sonrojada mirando hacia otro lado.

¿Ella me siguió? ¿Por qué no escuché sus pasos?

Sacudo mi cabeza, observo a Karen frente mío.

— ¿No te gustó lo que viste? — pregunto con interés y niega con la cabeza.

— La verdad que no — admite empezamos a caminar hasta la casa, me doy cuenta de que ella entrelaza mi mano, llegamos a la casa, nos detenemos en la entrada.

— Mañana diré a los Laburdi restante sobre mi decisión — avisa y asiento con la cabeza totalmente callado.

— Buenas noches, Julen — dice, ella se aproxima a mí y besa mi mejilla, se aleja de mi y camina hacia las escaleras, observo detenidamente cuando sube las escaleras.

Que linda caderas tiene. Tengo que admitir que me gusta esta sensación que siento cuando estoy con ella.

Me doy vuelta al sentir que mis hombres están atrás mío, hago una mueca al ver que están miran las nalgas de mi futura mujer, aclaro mi garganta y ellos se retiran de la sala de estar. Subo también las escaleras, entro a mi habitación, me saco mi camisa, mi pantalón y me voy hacia el baño, entro en la ducha, al terminar me voy a la cama y me acuesto, cierro los ojos al instante.

Dia siguiente...

Me levanto de la cama, me pongo una camisa y un pantalón como siempre, salgo de la habitación y bajo de las escaleras para ir a la planta de abajo, me voy a la cocina y me encuentro con todos mis hermanos también con Karen.

— Buenos días — saludo.

— Buenos días — me devuelven el saludo. Miro a Karen quien está vestida para ir a la oficina lo cual me hace fruncir el ceño.

— ¿Por qué estas vestida? Tienes que descansar, Karen — reprendo a mi secretaria y rueda los ojos.

— Solo estoy resfriada no es para tanto — dice con tranquilidad y entrecierro los ojos.

— El doctor dijo que tienes que descansar por tres días — hablo irritado.

— Cuando venga del trabajo lo haré, lo prometo. No te preocupes — dice para tranquilizarme y asiento con la cabeza no muy convencido.

Una hora después...

Estamos en el buffet, miro de vez en cuando a la mujer que está afuera de mi oficina, se nota mucho que está enferma y me preocupa.

¿Cómo puedo hacer para que ella vaya a la casa?

Escucho que mi teléfono suena, observo la pantalla y sonrío de lado porque tengo una idea al ver el nombre de mi hermano pequeño en la pantalla.

— Hola Nathaniel — saludo a mi hermano con un tono serio.

— Julen, necesito ayuda — habla con un tono entrecortado.

— ¿Qué sucedió? — cuestiono.

— ¿Me puedes venir a buscar del colegio? — pregunta con un tono entrecortado y sollozando.

— Espérame un rato. Iré para allá enseguida — contesto con rapidez y cuelga el teléfono.

¿Qué te pasó, hermanito?

Salgo de la oficina mientras que me pongo mi saco, Karen me observa con atención y confundida.

— Iré a la escuela de Nathaniel, me llamó, no está bien — explico

— Iré contigo — es lo único que dice, se levanta de la silla y agarra su cartera, nos encaminamos los dos hacia los ascensores, entrelazo la mano de mi mujer y observo como se sonroja, al llegar en el estacionamiento, nos vamos hasta el auto, entramos y arranco hasta nuestro destino.

Una hora más tarde...

Entro al instituto furioso, me dirijo hasta la oficina del director, observo a mis hermanos pequeños esperándome, los dos están totalmente golpeados y temblando ¿Qué mierda pasó aquí? Abro la puerta de la oficina sin tocar la puerta.

— Buenas tardes señor Laburdi — saluda el director con tranquilidad y un poco de temor.

— ¿Qué mierda pasó con mis hermanos? ¿Por qué tienen la cara llena de moretones? — interrogo con furia mientras me aproximo a él empieza a balbucear.

— Julen — me llama Karen, me doy vuelta para verla, ella también furiosa.

— No es la primera vez que pasa esta mierda — confiesa Karen.

¿Qué mierda?

— No cuentes, Karen, por favor — suplica Othniel.

— El tiene que saberlo, lo siento. No pueden resolver las cosas solos, los adultos estamos para ayudar — explica y asiente con la cabeza mi hermano.

— Ellos dos están siendo acosados por tres niños mayores del instituto. El director sabía lo que sucedía, pero amenazaba a tus hermanos — manifiesta con un tono serio, miro a mis hermanos luego al director quien está pálido.

— Lo que odio es la negligencia escolar. Odio el bullying. Voy a denunciar a este instituto por tapar todos los abusos que están recibiendo estos niños — dice Karen mientras se acerca hasta mí.

— No eres pariente de los niños. No puede hacer eso — interviene el director y bufo.

— Pero yo si puedo hacerlo, esto haremos; los tres niños quedarán expulsados de este lugar también harás tu carta de renuncia o tu carrera está terminada de por vida — hablo amenazando con enojo mientras cruzo mis brazos. El director del instituto mira con odio a mis hermanos.

— Si vuelve a mirar a mis hermanos de esa manera. Estas acabado ¿Oíste? No quiero que le pongas ninguna mano encima — amenazo de vuelta. Me retiro de la oficina.

— Vámonos — es lo único que digo a mis hermanos empiezo a marcar el teléfono de Silvian.

— ¿Qué sucede? — pregunta.

— El director del instituto, agárralo y llévalo al sótano — ordeno y cuelgo.

Nadie se mete con mis hermanos o mi familia.

Egoísta Pasión (#1 Príncipes Laburdi) || LUNESWhere stories live. Discover now