Egoísta Pasión (#1 Príncipes Laburdi) || LUNES

CAPITULO 15

Julen

Contar nuestro secreto a Karen es difícil porque no tengo idea por donde empezar. Ella sigue esperando que diga algo, está tranquila y es paciente, ella no se merece estar aquí con nosotros cincos ya que cada uno de los Laburdi tiene un pasado que no queremos que nadie sepa.

— Nosotros vivimos en un mundo de peligro — confieso y asiente con la cabeza.

— Me di cuenta de eso cuando observé hoy una escena nada agradable, Julen — habla con un tono suave.

— Desde generaciones mi familia está en este negocio — comento. Guardo silencio por unos segundos y suspiro.

— Sé que no es para nada agradable escuchar que la familia que te acoge temporalmente es peligrosa o que su vida está llena de peligro. Nosotros somos el clan Laburdi, uno de los clanes mas respetados de este país — explico y ella sigue tranquila por lo que acabo de comentar.

— Siento que estoy en una novela de Wattpad — susurra para ella misma, logro escuchar lo que dice.

¿Wattpad qué? No entendí lo que acaba de decir.

— Piensa si te quedaras o te irás, Karen. Yo no te obligaré a nada ya que no tengo ese derecho, pero déjame decirte que en este un mes que se quedó en esta casa todo el mundo cambió inclusive yo cada uno de nosotros estamos logrando ver algunas cosas diferentes y de una buena manera — proclamo mientras me levanto de la silla, me aproximo a ella.

— Yo tengo que pensar bien que haré. Mañana te daré una respuesta — es lo único que dice y asiento con la cabeza, ella también se levanta de la silla, sujeto su muñeca para que no se escape de mí, acaricio con una mano su rostro, ella se acerca a mi mientras mira mi labio, muerde los suyos.

¿Por qué tenias que morderte los labios, pequeña? Agarro con mi otra mano su rostro y uno nuestros labios, el beso es suave, pero se está volviendo un poco ardiente hasta que nos separamos por la falta de aire.

— Señor Julen, yo...— interrumpo sus palabras de nuevo con un beso en los labios.

Me volveré adictos a estos besos ¿Qué pasará cuando ella se vaya de aquí?

— Quédate conmigo, Karen. Quédate con nosotros, no te vayas — suplico. Ella se queda como piedra al escucharme hablar así.

— señor Julen, tengo que pensarlo ¿Si? — es lo único que dice y bajo mi cabeza.

— Está bien — accedo con resignación.

— Tengo que darte tu salario por este mes, hoy es fin de mes — le hago recordar y asiente con la cabeza callada, saco el sobre de ella y se la entrego, abre sus ojos al contar la cantidad de dinero que hay en ese sobre.

— Esto es demasiado, Julen. No es lo que decía en el contrato — habla.

— Pero hiciste muchas cosas por nosotros; hiciste de chófer, ama de llaves y ayudaste en el trabajo a Silvian también a mis hermanos le echaste una mano cuando más necesitaban — explico y niega con la cabeza varias veces.

— Señor Julen, yo...— interrumpo de nuevo sus palabras porque realmente no quiero escuchar más nada.

— No te preocupes, Karen. Te mereces ese sueldo. Espero que me des un respuesta pronto, Señorita Sacco — hablo con un tono suave y asiente con la cabeza varias veces, se retira de mi oficina y suspiro mientras pongo la cabeza hacia atrás.

Días más tarde...

Han pasado cinco días desde que tuvimos la conversación en la oficina. Ella no me ha dado su respuesta todavía y me está volviendo loco, ella me evita a toda costa, pero esto se acaba hoy.

Camino por los pasillos de mi buffet, observo con atención cada área mientras busco a esta mujer.

¿Dónde estarás, pequeña?

— Señor Laburdi ¿Desea algo? — pregunta una de las secretarias.

— Estoy buscando a mi secretaria. No la encontré en mi piso y quiero saber dónde mierda se metió — hablo enojado.

— Ella no ha venido todavía. Me dijo que iría al médico — explica y me pongo en alerta, pero disimulo.

¿Le pasó a mi futura mujer?

Marco el número de Silvian quien me contesta enseguida.

— ¿Qué pasó? — pregunta.

— ¿Por qué Karen se fue al hospital? — pregunto, se mantiene callado y maldice por lo bajo.

— ¿Cómo te enteraste? — cuestiona con un tono serio.

— Silvian, no me hagas perder la paciencia. Dime que está pasando ahora mismo — ordeno enojado por ocultarme cosas que me competen.

— Tiene un pequeño resfriado ¿De acuerdo? Deja de comportarte así — dice como si nada.

— Voy para la casa — es lo único que digo antes de colgar.

Minutos más tarde...

Estoy en la casa, salgo del auto y entro a la casa con rapidez, me subo las escaleras ignorando a todo el mundo, tocó la puerta de la habitación de Karen.

— Adelante — dice con un tono débil.

Realmente está enferma.

Abro la puerta de la habitación y entro al instante, cierro la puerta con llave para que nadie nos moleste.

— ¿Cómo te sientes, Karen? — pregunto con preocupación. Ella me observa con sorpresa mientras me acerco.

— El doctor dijo que tengo que reposar por tres días. Estoy bien, pero mi garganta me duele mucho. Los medicamentos que me dió me hace tener cansancio — explica con una voz ronca mientras cierra sus ojos. Beso sus labios, me alejo un poco de ella.

— Descansa, cariño. Ahora traeré una sopa para ti — comento mientras toco su mejilla.

Tiene fiebre.

Karen mantiene sus ojos cerrados y escucho un pequeño ronquido por parte de ella, sonrío de lado.

— ¿Qué me estás haciendo, pequeña? — pregunto mientras miro su rostro.

Debo admitir ahora mismo que Karen Sacco es una mujer especial en mi vida. Ella en poco tiempo supo como llegar a mi corazón y ablandarlo.

Me da miedo porque nunca he estado en esta situación.

— Julen, quedaré conmigo — es lo único que dice antes de quedarse dormida.

Yo hoy te cuidare, pequeña. Descansa.

Minutos más tarde...

Escucho que tocan la puerta de la habitación, me levanto de la cama scon sumo cuidado para que Karen no se despierte, abro la puerta y me encuentro con Silvian frente mío con una bolsa de medicamentos.

— Traje los medicamentos que el doctor recetó a Karen. Cuídala, hermano — comenta, me entrega el medicamento y asiento con la cabeza.

— Cuidaré de ella — afirmo y cierro la puerta en su cara.

Por lo menos ahora, tendremos tiempo para hablar solo nosotros dos.