CAPITULO 14

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Julen

Por unos segundos, sentí terror y temor al mismo tiempo, pensé que Karen sabía toda la verdad, aunque su imaginación es única, tuve pánico por unos segundos luego se fue con un alivio inmenso al escuchar su absurdo comentario, pero tampoco podía reírme en su cara.

Por otro lado, no pude aguantar las ganas de besarla, desde que me sialvó días atrás quise hacerlo, por fin, logré. Bese a mi secretaria y no me arrepiento de ello.

Debo ser más cuidadoso y precavido por las palabras que diré ahora en adelante, no puedo dejar que ella sepa nada de lo que pasa en esta casa.

— Señor tenemos un problema — anuncia Lauro con rapidez y nervios.

¿Por qué siempre se ponen nerviosos cuando hay problema?

— ¿Qué sucede ahora? — pregunto entre dientes, escucho que hay un tiroteo afuera de la casa y maldigo por lo bajo porque la señorita Sacco está en su habitación.

¿Por qué tiene que ocurrir cuando ella está dentro de la casa?

Saco mi arma de fuego y miro a Lauro.

— Vamos a resolver esto de una buena vez — hablo enojado y asiente con la cabeza.

Solo espero que Silvian este con Karen o es hombre muerto.

Karen

Desde hace cuatro semanas que vivo con los laburdi debo admito son raros en algunas cosas como por ejemplo tener hombres armados por toda la casa o cuando Julen están en su oficina y habla con un señor secretamente.

Realmente no me importa que no me cuenten sus cosas, pero tengo el presentimiento de que mi vida está en peligro en esta casa y quiero saber lo que está pasando exactamente porque me volveré.

Por otro lado, Julen me ha besado, siento que no era correcto ese beso ya que el sería mi jefe.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando se escuchan disparos por todos lados y trago saliva.

¿Que está pasando?

Me dirijo hacia la ventana y abro mis ojos asombrados al ver la horrible escena que estoy observando ¿Que demonios son ellos? Miro que el señor Julen se hace presente en la escena y me preocupo al instante, abro la puerta para salir de la habitación.

— Karen, entre en esa habitación ahora — ordena alguien atrás mío, me doy vuelta y me encuentro con Sergey disparando, abro mis ojos asombrada y obedezco su orden.

¿En dónde mierda me metí? ¿Quienes son estás personas?

Me voy rápido a la habitación, me escondo en el baño con la puerta asegurada cierro los ojos con fuerza y trato de tranquilizarme para no entrar en pánico.

Oigo que alguien abre la puerta de mi habitación con fuerza y me tapo la boca para no soltar ningún grito, busco en el baño algo que me ayude a defenderme y miro que hay un desodorante de ambiente, agarro con fuerza y me escondo detrás de la puerta.

Las pisadas se escuchan más fuertes, golpean la puerta con fuerza y con una patada logran derrumbarlo.

— Hola zorrita — dice un hombre mientras trata de agarrarme, uso el spray hacia sus ojos lo cual hace que suelte el arma sin pensar dos veces tomo y salgo corriendo del baño.

— Ven aquí, pequeña rata — dice el hombre mientras corre atrás mío, me doy vuelta y apunto hacia sus pies, jalo el gatillo de la pistola y el hombre se queja de dolor.

— Karen ¿Estás bien? — pregunta Silvian y niego con la cabeza varias veces mientras tiembla todo mi cuerpo.

— Te explicaré todo, pero debemos irnos de aquí — comenta, agarra mi mano y nos encaminamos hacia las escaleras, en la planta baja encuentro que los demás esperando.

—Vámonos rápido — habla Silvian, persigo a los Laburdi hasta abajo de la casa.

Parece un sótano, pero está muy equipado.

— Te quedarás aquí por un rato con Sergey, Nathaniel y Othniel luego vendré por ustedes ¿De acuerdo? — habla y asentimos todos con la cabeza cuando Silvian se va hacia las escaleras del sótano luego miro a los tres hombres Laburdi.

— ¿por qué nos miras así? — pregunta Sergey con nervios.

— Quiero que me cuenten lo que está pasando — hablo con un tono frío y ellos tres se tensan.

— No podemos hacerlo, Karen. Lo siento — dice apenado Othniel y hago una mueca.

Una hora más tarde...

Escucho que bajan las escaleras del sótano, me pongo en alerta igual que los tres hermanos Laburdi, aparecen Silvian y Julen quienes están serio.

— ¿Ahora me dirán lo que está pasando? — pregunto enojada por esta situación y escucho que los cinco hermanos tragan saliva. Ellos se quedan en silencio.

— ¿No me dirán? No hay ningún problema con eso — es lo único que digo antes de ir hacia las escaleras y salir de ese lugar, siento pisadas siguiéndome. Me voy hasta a mi habitación y saco mis maletas.

— ¿Qué haces, Karen? — cuestiona con temor Julen.

— Me voy — es lo único que digo sin dejan de empacar mi maleta.

— Deja esa maleta acordamos en que te quedarías cuatro meses — dice Silvian.

— Eso cambio desde que me están ocultando cosas que pueden poner en peligro mi vida — manifiesto con seriedad. Se hizo presente el silencio y escucho a alguien suspirar con frustración.

— Está bien. Te diré todo — accede Julen y todos miran a su hermano como si estuviera loco.

— Julen, no puedes decirle que...— el señor Laburdi fulmina con la mirada a Nathaniel quien baja la cabeza.

— No le hagas esa mirada ¿No ve que le asusta al pobre? — hablo enojada y escucho que bufa, Nathaniel me abraza comienza a sollozar.

— Por favor, señorita Karen. No se vaya de la casa, eres la única amiga que tengo. No importa si Julen te cuenta la verdad, solamente no nos abandone por favor — suplica llorando y me preocupo por ello, miro a los demás Laburdi.

— No puedo tomar aun una decisión sin saber lo que me dirá, Nathaniel cuando me cuente todo, pensaré que tengo que hacer ¿De acuerdo? — hablo mientras me separo de él. Escucho que también llora alguien atrás mío, dirijo mi vista a hacia ahí y veo a Othniel.

— No se vaya. Quédate, señorita Karen ¿Quién va a jugar con nosotros si te vas? — pregunta sollozando y echo mi cabeza hacia atrás.

¿Qué pasará si en cuatro meses me tengo que ir realmente? Los Laburdi son unos niños sentimentales y creo que lo serán más cuando sea mi hora de partir.

— Chicos tengo que hablar con Karen así que déjenla en paz — dice Julen irritado.

— No puede decirles eso ¿No ve que están llorando? — regaño al señor.

— Vayan a llorar a otra parte — habla como si nada el hombre y niego con la cabeza.

— Parecen una pareja de casados — se burla de nosotros Sergey y asiente con la cabeza Silvian concordando con él, me sonrojo al instante, siento que me agarran de mi muñeca y levanto mi cabeza, el señor Julen me estira hacia su oficina, al llegar, entramos y cierra la puerta.

— Es hora de hablar, Karen. Es tu decisión si quieres quedarte o irte, no te detendré — habla con un tono frio. 

Egoísta Pasión (#1 Príncipes Laburdi) || LUNESWhere stories live. Discover now