CAPITULO 11

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Karen

Estamos en silencio en la cena todos están aquí excepto Julen y Othniel quien no sabemos dónde está, pero creo que el siempre llega tarde a la casa. No debería interferir así que me mantengo callada todo el tiempo.

- Tengo tarea que hacer. Me voy - habla Nathaniel con un tono serio, observo que se levanta de la silla y camina hasta las escaleras cuando está en la planta alta.

- Nathaniel es un niño un poco especial trata de refugiarse en el estudio por todos los problemas que tiene - explica Silvian mientras toma su bebida, asiento con la cabeza.

- Othniel es el más sensible de la familia trata de hacerse del fuerte para que ninguno de nosotros se preocupe por él. Siempre cena arriba - continúa.

- Sergey siempre ha sido más el reservado. El problema que tiene trata de absorber en otras cosas. Salen a fiestas o viaja por negocios, trabaja con nosotros en el buffet, trata de obtener clientes en otros países - expresa.

- ¿Por qué me cuenta todo esto? - pregunto con curiosidad.

- Karen si vas a vivir aquí, debes saber algunas cosas sobre nosotros. Estaremos conviviendo y es mejor que te acostumbres ¿No crees? - habla con una ceja levantada.

En eso tiene razón.

- Mañana tenemos mucho trabajo, señorita Sacco. Es hora de irnos a nuestras habitaciones - habla con un tono serio al ver su reloj y asiento con la cabeza varias veces. Nos levantamos también de la mesa y subimos las escaleras cada uno se va a la pieza cuando entro me voy hasta el armario y me pongo mi pijama empiezo a llorar de nuevo hasta entrar en la cama.

Mi pensamiento es solo contactar con mi familia para que sepan que estoy en una casa donde me cuidarán todo el tiempo.

Cierro mis ojos para poder dormirme. Mañana será un nuevo día y todo estará mejor.

Día siguiente...

5:30 a.m.

Me despierto temprano para poder hacer ejercicios también para elegir mi vestimenta de hoy también para lavarme el pelo cuando me visto todo, salgo de la habitación y me voy hacia las escaleras, me encamino hasta la cocina empiezo a sacar huevo, leche, jamón y queso para hacerme el desayuno.

Escucho pasos que vienen hacía acá y trago saliva, me doy vuelta y observo a un hombre herido que apenas se mueve, el me observa se empieza a acercar a mí.

Que carajo ¿Qué debo hacer?

Trato de gritar hasta que observo bien su rostro. Es el señor Julen, me voy rápido hasta donde está.

— Señor Julen ¿Qué le pasó? ¿Se encuentra bien? No responda esa pregunta absurda, espérame aquí, traeré el botiquin — interrogo con preocupación, salgo corriendo de ahí, encuentro el botiquín en la cocina y me voy de nuevo hacia el señor Julen quien está inconsciente en el sofá, toco su frente y arde de fiebre.

Carajo ¿Qué debo hacer?

Desabrocho la camisa del señor Laburdi y observo que tiene una gran herida en el costado.

Necesitará puntos.

Presiono con una mano y con la otra abro el botiquín, observo que hay en el interior de la caja, escucho pasos que vienen hacia mí, pero no ignoro completamente a la persona.

— Señorita Sacco ¿Qué está haciendo? — cuestiona alguien atrás mío, me volteo de reojo y observo a Silvian atrás mío.

— Ven, ayudame — es lo único que digo y abre sus ojos al ver a su hermano en el sofá herido enseguida se aproxima hasta nosotros.

— Presione aquí — ordeno y obedece, empiezo a buscar con las dos manos los guantes cuando encuentro me pongo con rapidez, me levanto y traigo agua para limpiar la herida cuando termino, pongo en la herida una pomada que encuentro, cubro la zona de la herida. Siento la mirada del señor Silvian con atención.

— Debemos lavar la herida y aplicar de nuevo la pomada — hablo.

— ¿Cuánto tiempo hay que cambiar el vendaje? — pregunta con interés.

— Quiero que cambiarle o que le cambiar cada cinco horas — hablo mientras miro al señor Julen.

— Señorita Sacco ¿Cómo sabe tanto de curación? — cuestiona y bajo mi mirada.

— Porque yo misma me curaba las heridas que me hacían — confieso y abre sus ojos como plato.

— ¿Tu familia te golpeaba? — pregunta con asombro y niego varias veces con la cabeza.

— Mi ex novio — revelo con un tono frío. El silencio se hace presente Silvian no me ha dicho ninguna palabra de lo que confesé y doy gracias por ello.

— Debo cambiarme de ropa enseguida bajo. Dile a tus hombres que lleven al señor Julen a su habitación y que lo encierren para que no pueda salir por lo menos tiene que quedarse ahí por tres semanas — explico y asiente con la cabeza, no me percato para nada de que los hombres están frente mío observando la escena.

¿Escucharon lo que acabo de decir?

— Señor Silvian ¿Está seguro que debamos hacer lo que dijo la señorita? El señor nos matará — habla con temor uno de los hombres y me levanto del suelo, me acerco a él, estoy frente a frente.

— Se que soy una invitada aquí, pero el señor Julen también es mi jefe y sino se recupera lo suficiente será más grave y nadie de aquí quiere eso porque todos perderemos nuestro trabajo así que es mejor que este señor de ahí pase tres semanas en cama o estará por el hospital — hablo con un tono frío. El hombre me mira con dudas para hacerme caso luego a Silvian.

— Hagan lo que dice y señorita Sacco usted será quien curará las heridas del Julen por estás tres semanas. No queremos que nos corte a nosotros la cabeza así que te dejamos al terco en tus manos  — habla con tranquilidad y asiento con la cabeza.

Sé lidiar con personas tercas.

— No tengo problema — es lo único que digo con una sonrisa.

Si el señor Julen no quiere cooperar entonces tendré que usar mano dura como me enseñó mi mamá y mi abuela.

Egoísta Pasión (#1 Príncipes Laburdi) || LUNESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora