Capítulo 29.5 - Nights

28.6K 2.5K 1.1K
                                    

Línea para decir hola 🩷

⋅༺༻⋅

29.5 | Nights

Daphne Barlow

Empujo la puerta de mi habitación con cuidado de no molestar. He dejado aquí a Reece hace solo cosa de dos minutos, pero él ya se ha acomodado. Al menos si "acomodarse" se puede describir como sentarse al borde de la cama, con el abrigo tirado a su lado.

Cierro la puerta detrás de mí.

—He hablado con Dereck —digo—. Él sabe que estás aquí, solo que no está demasiado hablador. Probablemente se presentará en condiciones en el desayuno, pero no esperes mucho, él no es de los que se disculpan. No con palabras, al menos.

Dejo la muda en el escritorio y me echo un mechón de pelo detrás del oído.

—No le digas que te lo he dicho, pero tenía la muda preparada antes de que yo se la pidiera —añado—. Conociéndole, también te preparará el desayuno. Él no es bueno con las disculpas, creo que no se siente cómodo con ello, pero eso suele tener detalles como si intentara compensar cuando sabe que ha hecho algo de lo que se arrepiente.

Me vuelvo hacia Reece a tiempo de verle acomodar los hombros como si tuviera alguna clase de molestia y mi preocupación es inmediata.

—¿Quieres algo para el dolor? —pregunto.

—No. Solo se me carga algunas veces. —Apoya las manos sobre sus vaqueros y se pone en pie—. Nada de darle las gracias a tu hermano entonces, anotado.

Revisa cuánto ha cargado su móvil y yo aprovecho para echar un vistazo a la habitación para asegurarme de que todo está en su lugar. Siempre termino desordenando cuando voy con prisas y no quería dejar a Reece solo con mis padres por más de cinco minutos mientras acomodaba todo.

Así que he tenido poco tiempo para revisar.

—¿Has conseguido hablar con tu hermana? —pregunto.

—Tiene turno de noche en el hospital. Dudo que vea mis mensajes hasta por la mañana. —Deja el móvil a un lado y curiosea la ropa de forma superficial—. Por supuesto que esta es la camiseta que ha querido dejarme.

—¿De qué hablas?

—¿No la has visto?

Tira de la camiseta de manga corta negra y la estira para que yo pueda verla. Es simple, básica, con un dinosaurio verde dibujado junto a un balón de rugby a sus pies. Entonces leo lo que pone: "Odio el rugby".

—Ni siquiera sabía que tenía una que decía algo así —digo.

Reece muestra una media sonrisa y coloca la camiseta sobre su ropa. Me pregunto por qué, Dereck, si sé que está intentando hacer las cosas bien para compensar, tiene que insistir tanto en hacer rabiar a todo el mundo al mismo tiempo.

—No lo sé, creo que me gusta la camiseta —comenta con humor.

—Eso lo dices porque nadie fuera de aquí va a verte con ella puesta. —Tiro del cuello de la camiseta para colocarla mejor—. ¿Sabes qué? Sujétala así, será solo un momento. Solo necesito... —Saco el móvil del bolsillo y doy un paso atrás. Tras darle unos segundos por si no está dispuesto, preparo la cámara—. Ahora sonríe.

—No voy a sonreír.

—Vamos, solo un poco.

No lo hace.

Su indignación se marca todavía más como respuesta y, así, le saco la primera foto. Me agacho para corregir el ángulo antes de sacarle una segunda. Me pongo en pie con la certeza de que es la primera foto que tengo de él y no sé bien qué hacer con ese pensamiento al acercarme para enseñársela.

Las mentiras que nos atanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora