Capítulo 37 - La suerte de Daphne Barlow

25.9K 2K 1K
                                    

Línea para decir hola 🩷

AHÍ VAMOS ☕

⋅༺༻⋅

37 | La suerte de Daphne Barlow

Daphne Barlow

El viernes salgo de clases emocionalmente exhausta.

Pensaba que, tras haber terminado las cosas por completo con James, la atención que recibía iba a desaparecer por completo porque no quedarían razones para meterse en mi vida como si hubiera una diana en mi espalda.

Estaba equivocada.

Al parecer, hay cosas que no cambian, y mi intuición sigue señalando a Thea. Puede que no le gustara el comentario que hice sobre su blusa, o quizás simplemente quiere demostrar lo que esas miradas de superioridad por los pasillos intentan.

Tal vez ni siquiera sea cosa de ella. Simplemente alguien que sigue odiándome por decisiones del pasado y que no es capaz de dejar las cosas ir. Sea como sea, mi vida sigue siendo diseccionada frente a ojos de terceros, revuelta y contaminada para el entretenimiento de terceros.

Como si a alguien le interesara.

Aprieto el móvil al bajar las escaleras y entro en la conversación con Reece. Si algo he descubierto esta semana, es que él no sabe qué hacer con su tiempo cuando no tiene que entrenar. Desde que apareció a principio de semana aquí, ha venido todas las tardes.

"—Necesito estar en movimiento, conducir ayuda —me explicó cuando me ofrecí a ir yo—. Además, mi ciudad es aburrida, esta, en cambio, tiene a tu familia. No puedo decir que me aburra con ellos."

Solo que, hoy, no está ese habitual "Estoy de camino". En su lugar hay un corto aviso de que Gigi le tiene haciendo recados. Le doy una rápida respuesta sobre poder hablar más tarde y guardo el móvil al ver a Nora bajar las escaleras.

—¿No tenías ensayo? —pregunto.

—Supuestamente, pero el profesor tenía que salir antes por un viaje y nos ha dado la tarde libre. —Sostengo su mochila mientras se ata el abrigo—. ¿Puedes creer que le parece mal que nosotros salgamos diez minutos antes de un ensayo, pero él puede cancelarlo para hacer un viaje de fin de semana?

—Algo hipócrita.

—¡Lo sé!

El sol, que tan esquivo ha sido la última semana, se cuela entre un mar de nubes y nos recibe con escasos segundos de calor antes de esconderse una vez más.

—¿Qué tal lleváis la obra? —pregunto.

—Deseando terminarla. ¿Vendrás a verla?

—Por supuesto. Tengo el día reservado desde que os dieron fecha. —Le devuelvo la mochila y, con total seguridad, añado un suave—: No me lo perdería por nada del mundo.

Nora sonríe hacia mí.

—Gracias.

—No me las des hasta que te diga que Dereck también vendrá. Él me debe un favor por lo poco cordial que fue al conocer a Reece y, como no quería venir sola, se ha ofrecido a acompañarme.

—Le has obligado, ¿no?

Sonrío ampliamente como respuesta.

—¿Sabe que es un musical? —añade con humor.

—Se dará cuenta en algún momento. No te preocupes, parte del pacto que tenemos es que él tiene que hacerlo de buena gana. No dará problemas.

Nora rompe a reír.

Las mentiras que nos atanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora