Capítulo 48.1 - La vida que construimos (I)

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48.1 | La vida que construimos (I)

Daphne Barlow


Cruzo el pasillo con la intención de recoger mis cosas e irme a casa. No puedo decir que esté siendo mi tarde favorita y ya he tachado de la lista el haber venido para quitar arrepentimientos futuros. Una pequeña victoria personal que no termina de aliviar el intenso dolor en mis pies.

Las sandalias nuevas no han sido mi mejor idea. El cierre sobre mi tobillo tira con cada paso y la plataforma no sea suficiente para que los vertiginosos tacones de aguja se vuelvan más cómodos.

Formo la imagen de lo que haré en cuanto llegue a casa en mi cabeza de camino al gimnasio: Me desharé de los tacones, me meteré en la ducha, me pondré mi pijama más cómodo y me envolveré entre mis mantas para ignorar la lluvia que lleva acompañando el día desde primera hora.

Por el pasillo puedo oír los golpes de viento contra la puerta principal. Fuera el día es oscuro. La lluvia le da un toque grisáceo y dejo de andar al ver un intenso relámpago iluminar el cielo y deslizar su luz sobre la parte más alejada del pasillo.

Saludo dos chicas que reconozco de una de mis clases antes de verlas desaparecer en dirección a la salida.

Mi mirada recorre los adornos de las paredes, mi mano traza las tiras con flores falsas que decoran algunas de las taquillas y me pregunto cómo habría sido todo si el ambiente hubiera sido solo un poco más... acogedor.

Me pregunto qué quedará de esta época cuando mire atrás y si las emociones tan intensas que siento ahora perderán su fuerza o si será una espina de la que nunca me llegaré a deshacer. Mis recuerdos se adhieren a estas paredes, a estas aulas, y no puedo evitar sentir un poco de impotencia por el potencial que le vi y que se resquebrajó ante mis ojos.

Sí, Dalia tenía razón.

Pero no solo me aferro tanto a ver lo mejor de las personas hasta el punto de cegarme con ello, supongo que también hago lo mismo con las situaciones. Con cada temporada. Con los momentos de mi vida que un día atesoraré como recuerdos. Porque entiendo, con lentos y dolorosos pasos por el frío pasillo, que no es algo que quiera cambiar. Nada de ello. Incluso con los malos momentos, con amistades perdidas, relaciones que te arrancan el corazón y eventos que terminan en decepciones, ha sido una experiencia.

Ha sido mía. Y me encuentro guardando cariño incluso a los peores momentos de mi vida justo por eso.

Cierro los brazos alrededor de mi cuerpo al sentir el frío más intenso y el ruido de pasos rápidos en unas escaleras cercanas llama mi atención. Una figura termina de bajar las escaleras del pasillo a mi izquierda y...

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⏰ Última actualización: Mar 25 ⏰

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