Fiare [Adaptación JeffTaBarcode]

II. Capítulo 18

—¿Te siguieron?— preguntó Barcode al ver como Ta salía de las sombras.

—No, claro que no... sabes que no dejaría que nadie me siguiera. 

Barcode se dejó caer en el suelo, viendo las estrellas, estaban lejos del campamento, lo habían citado en ese lugar, lo único era que no tenía que dejar que nadie  -los superiores, ni los cadetes- se enteraran y los siguieran.

Barcode había esperado a Ta para poder seguir con su camino.

El alfa tomó su mano fría, lo ayudó a levantarse y comenzaron a caminar, Barcode se dejó llevar sintiendo el calor de su compañero, esos días habían andado de una forma sigilosa y lo más tranquilos que podían, quizás los primeros días, Barcode aún sentía resentimiento contra Ta por el tema de Jeff, pero según los días pasaron, él se sintió mejor y se permitió tener pequeños momentos donde Ta también se había permitido sonreír y darles algunas pequeñas caricias.

Y ahora estaban ahí, a mitad de la noche, caminando en el bosque, guiándose por una brújula y las estrellas, Barcode confiaba en Ta, se veía confiado y tranquilo.

—¿Puedo saber a dónde me llevas?

—Es una sorpresa, es normal que lo hagamos con los novatos.

—¿Qué? —preguntó— ¿Me voy a tener que defender si me quieren pegar?

—Seguro, si no tendrían que recuperar su orgullo lastimado al verse vencidos por un omega.

Ta apretó su mano y Barcode sonrió, su vista era tan buena en la oscuridad como su leopardo, podía ver con claridad cada aspecto en el bosque, y tenía que admitir que tenía su encanto.

Caminó sintiendo el rocío de la noche mojar su piel, su olfato se llenó con tierra húmeda y los suaves sonidos de la naturaleza, grillos, y el aleteo de las aves, al fondo el suave correr del riachuelo, los lechos de musgos recorrer viejas raíces, los troncos viejos mugían al moverse con el viento suave.

Ta jaloneo un poco más, sacándolo de sus pensamientos y lo vio arriba en un camino empinado de rocas, con ayuda del alfa subió, y ambos continuaron su camino con cuidado, Ta le dejó ir de primero para cuidarle si en algún momento ponía mal el pie y se deslizaba, Barcode vio hacia el final del camino, se miraba el cielo completamente estrellado, y podía escuchar unas suaves risas, supuso que habían llegado, sintió la mano de Ta posarse en su cintura para darle el último empujón.

Barcode se quedó sin palabras, era un lugar hermoso, un lugar alto y plano, parecía estar en la cima de alguna montaña o cerro, estaba lleno de flores pequeñas y delicadas, de ellas salían luciérnagas, iluminando toda la noche.

—Son hotarus, hotarus—gritó Nodt a lo lejos.

Ta sonrió y Barcode admiró un poco más, era como ver miles de estrellas flotando cerca de sus pies, moviéndose suavemente y parpadeando, la luna iluminaba un poco y todo en ello se sintió mágico, nunca había podido tener un momento así.