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Freen llegaba a su hogar sin nada más en
la mente que darse un merecido descanso,
cuando frenó sus pasos en la sala al ver al
pequeño caballerito esperándola en su sillón.

Llevaba puesto un traje color blanco y jugaba con una rosa entre sus manos mientras balanceaba sus pies, parecía aburrido.

—¿Qué hace este mocoso aquí? - preguntó al sirviente más cercano, con notorio enfado.

—Señorita, el señor Sarocha pidió que hoy salga en el pequeño Dew a alguna cena paseo, su padre vendrá por él a las ocho de la noche, pide que por favor lo trate bien y al menos intente conocerlo.

Freen resopló cruzándose de brazos, era una ofensa para ella que quieran emparejarla con un mocoso como ese.

Veía con el ceño fruncido al pequeño cuando abrió los labios sorprendida cuando él le mostró el dedo del medio al darse cuenta cómo lo veía.

—¡Que grosero!

—Señorita, es a penas un muchacho -defendió el ama de llaves.

—Bueno, ¿vamos a ir a pasear o no? - se
quejaba Dew poniéndose de pie - si sigue así, no será digna de ser mi esposa, ni aunque me ruegue.

Los sirvientes apretaron los labios para no
reír.

—¿Pero quien te crees para hablarme así? -
Freen lo miró incrédula por su atrevimiento tan irrespetuoso hacia ella - Escucha bien, enano, te hace falta varios centímetros de altura para enfrentarme, será mejor que comiences a respetarme porqu..

—Ya vámonos -Dew pasó por su lado,
ignorándola y dejando con la palabra en la
boca - Lana, mande a llamar a mi chofer, por favor - pidió con amabilidad.

—Entendido, joven Dew.

—¡Oye! ¡Aun no he acabado contigo! -Freen llegaba su lado - escucha bien, no voy a
permitir que...

—Como digas - bajó las escaleras de la entrada y su chofer le abrió la puerta de su auto para que entrara, Freen comenzaba a frustrarse con ese pequeño - ¿va a subir? ¿O tendré que llamar a su padre para decirle que su hija mimada nuevamente ignoró su pedido? - habló de manera tan refinada que parecía todo un principe.

—Mocoso.- murmuró entre dientes,
dirigiéndose al auto e ingresando de mal
humor, ni siquiera quiso dirigirle la mirada y se cruzó de brazos.

—Tenga, para usted - el pequeño le tendió la
rosa que había traído.

Solo bastó que el auto comenzara a avanzar
para que la rosa salga despedida por la
ventana.

❖❖❖

Noey no podía creerlo, Irin había elegido
comer en un puesto ambulatorio que en un
restaurante fino y elegante.

Veía con extrañeza toda esa extraña comida que una señora preparaba en una carretilla, y lo que más le sorprendía, era las personas que comían de pie o sentados en la banqueta, como si no les importara.
-¿qué va a llevar? - preguntó la mayor.

—Tres brochetas de Eomuk, por favor - respondió Irin sonriente, desvió su mirada a Noey y ella al darse cuenta aparentó una sonrisa rápidamente, dando como resultado una sonrisa algo distorsionada.

—¿vienes...seguido por aquí? -preguntó Noey algo incómoda, comenzaba a sentir calor por el humo de las frituras.

—Pues claro, es mi barrio - respondió de
manera simple.

—Ah...bueno, bonito lugar - divisaba a su al
rededor.

—¿no vas a pedir algo? - preguntó extrañada.

Lovesick Girls [BeckFreen]Where stories live. Discover now