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Al día siguiente la pelinegra se encargaba de limpiar el cristal de una de las tiendas que estaba en aquella calle llena de comerciantes.

Mantenía puesto un pañuelo rosado en su
cabeza y traía un spray en una de sus manos, estaba terminando de secar cuando a través del vidrio observó a Becky haciendo lo mismo en la tienda de enfrente.

Freen sonrió con solo verla, Becky estaba
parada sobre un pequeño banco para poder alcanzar la esquinas, se veía demasiada tierna mientras limpiaba y tenía parte de su lengua fuera, como si estuviera concentrada.

La pelinegra desvió su mirada rápidamente
cuando Becky giró a verla, pudo jurar que
sintió una mirada pero Freen estaba
trabajando, que extraño.

Esta vez iban a regresar termprano ya que
tenían que ir a la feria que se habían instalo cerca de su barrio por unos días.

Cuando el día estaba terminando, cada una
recibió su paga y se retiraron en la bicicleta
de Becky, Freen había comprado comida para los animales y la castaña se encargaría de la cena de ambas, ese había sido su trato desde que la pelinegra los adoptó.

—¿Cenamos o comemos en la feria? - preguntó Becky mientras manejaba.

—Comemos en la feria - respondió Freen sujetando su cintura - si cenamos llegamos
con el estómago lleno y no vamos a disfrutar de la comida que venden.

—Vaya, eres inteligente - rió, le gustaba
molestarla.

Freen frunció los ceños y le peñizco ambas partes de su cintura, Becky se sacudió perdiendo casi el control de la
bicicleta, yendo en zig zag - ¡Freen! - retomó el control cuando por poco chocan con una pared - ¡No hagas esto!

—Ya no aguantas nada.

Al llegar a casa lo primero que hizo Freen fue correr al baño mientras Becky metía la bicicleta con cuidado de no aplastar a esos tontos gallos.

—Al menos hubieran sido gallinas - Becky
los regañó - así pondrían huevos, pero no,
debieron ser gallos - dejó la bicicleta a un lado encima son chaparros y feos, y tú - señaló al más pequeño - tenías que ser pelón.

—¡Becky! - la pelinegra gritó desde el baño -¡¿Otra vez los estás regañando?!

—Eh... -se puso nerviosa - ¡No! ¡Estoy hablando sola!

—¡Más te vale!

❖❖❖


Nam conducía directo a casa, la noche
ya había llegado y no tenía ganas de ir a
alguna fiesta.

Cruzaba por un paradero cuando observó a
los lejosa la chica de cabello rizado, estaba
sentada en el banco y mantenía la mirada
baja, como si estuviera llorando, lo que le
pareció más extraño era que aún estaba con su uniforme.

Nam giró el volante y cambió de carril,
fue deteniéndose frente a ella y antes de
preguntarle, pudo notar heridas en su labio y mejilla, al igual que raspones en sus rodillas.

—Hey... -pronunció, Baitoey levantó la
mirada y al darse cuenta de quién era, trató
de cubrirse la cara y bajar la cabeza, hace
mucho que no la veía y sentía demasiada
vergüenza - Baitoey - la pelinegra se
sorprendió al oírla, ¿Sabía su nombre? -
¿Puedes mirarme, por favor?

—N-no...no puedo - su voz temblaba - no quiero que me veas así.

Nam aprovechó que no habían autos y
bajó caminando hacia ella, se inclinó ante la pelinegra y trató de verla, pero ella no se lo permitía.

Levantó su mano y la posó con cuidado sobre ella, no quería asustarla.

—Dejame verte, ¿Está bien? Solo quiero ayudar - mencionó con voz suave.

Lovesick Girls [BeckFreen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora