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Epílogo
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Las calles se pintaban de blanco por
la primera nevada de la temporada, el
agradable calor de la cama hacía que ninguno quisiera levantarse y seguir durmiendo todo el día, pero había una pequeña excepción, uno que miraba por la ventana, emocionado por ver toda esa nieve acumulada.

-¡Mamá! iMami! - se alejó corriendo
descalzo hasta llegar a los pasillos y patinar
levemente, el cuarto de sus dos madres de
encontraba al final y siguió corriendo en su
búsqueda- ¡Mamá! ¡Mami! - entró sin tocar y trepó a la cama dando brincos, emocionado - ¡Hay nieve! ¡Hay nieve afuera! - destapaba a su pelinegra madre que bostezaba y se sentaba sobre su madre castaña que dormía boca abajo - ¡Arriba! ¡Hay nieve! - bajó riendo y salió de la habitación, tenía que cambiarse para salir a jugar.

-Te dije que le enseñes a tocar...- mencionó
Becky adormilada, aún no se movía de su lugar.

-Está emocionado..- respondía Freen con
pereza - sabes que le gusta jugar con la nieve.

Becky suspiró y giró para poder sentarse,
ser madre no era cosa fácil, los niños se
levantaban muy temprano.

-Arriba, cariño - acarició la cintura de Freen mientras se levantaba - no podemos dejarlo solo en la nieve, ¿Recuerdas?

-Sí...lo sé - respondió con los ojos cerrados,
quería seguir durmiendo.

Ese día lo habían dejado jugando y cuando
salieron, su pequeño hijo estaba enterrado en la nieve y de cabeza, por poco y lo pierden, suerte que Becky lo sacó a tiempo de los pies.

Heng tenía ocho años, Freen y Becky
habían decidido adoptar para poder
darle el cariño que merecía a un pequeño
que lamentablemente había perdido o
abandonado por sus padres.

Cuando llegaron vieron tantos niños que la
decisión fue tornándose difícil, hasta que un bebé ingresó llorando y siendo cargado por una anciana, ellas estaban en el despacho hablando con la directora cuando lo vieron.

Freen pidió cargarlo y cuando lo hizo, el
llanto fue desapareciendo que hizo sonreír a la pareja, el bebé había quedado mirando con sus ojitos brillantes el rostro de la pelinegra.

Lo mismo pasó cuando Becky apareció a su
lado y le sonrió, el bebé no sabía a quién
mirar.

Luego de un largo proceso que duró algunos meses, el pequeño fue llamado Heng Armstrong Sarocha, hijo de las dos personas más adineradas de Tailandia y gran parte de Asia.

Por supuesto que ambas chicas no dudaron
en ofrecer su ayuda al orfanato, cada mes
envían una cantidad de dinero para ofrecer lo mejor a todos los niños mientras esperan la adopción, y ellas mismas van en persona para verificar que sea así.

Cuando Heng iba creciendo, acompañaba
mayormente a su madre Jennie a sus sesiones fotográficas, Becky lo cargaba y trataba de distraerlo con juguetes, pero parecía ser que a Heng le gustaba las cámaras.

A los tres años fue su primera sesión
fotográfica junto a sus madres, luego de
algunos años, él era todo un modelo para
ropa para niños.

Un niño serio en lo que hacía, responsable,
estricto ya su muy corta edad, ya tenía su
propia marca de ropa y su propio dinero.

Algo que había aprendido de tanto
acompañar a su madre Freen en su trabajo.

Pero en lo personal, era más como Becky,
alegre, ingenioso, juguetón y le gustaba
mucho hacer deporte junto a su madre.

Muchas veces terminan riendo cuando ambos practican parkour en el gran jardín y Freen quiere unirse, intenta saltar un pequeño tronco como se lo habían enseñado, pero siempre termina cayendo en el pasto.

Lovesick Girls [BeckFreen]Where stories live. Discover now