Thirty-eight

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Thirty-eight;
- Momentáneo. -

[ Trigger Warning; Sexual abuse. ]

Cuando sus ojos aún permanecían cerrados, sintió una mano recorrer sus hombros con cuidado, como una brisa otoñal que tocaba sutilmente las hojas naranjas de un árbol. La mano quitó su chaleco y se deslizó por sus brazos sin la intención de no ser notada, como si no quisiera molestar a nadie con su precencia.

Aún con los párpados cerrados, intentaba ignorar la molestia de las acciones ajenas y recobrar la paz de sueño que tan desesperadamente le hacía falta.

Pero, como sí al universo le molestará verlo tomar un respiro y descansar de su miserable vida, sintió claramente como aquella mano extraña comenzaba a desabrochar uno a uno los botones de su camisa.

Con cada botón desabrochado, sentía una brisa fría recorrer su abdomen, haciéndolo sentir escalofríos en su piel caliente y sudorosa. Haciéndolo sentir vulnerable y sin protección.

"Solo cierra los ojos, patito."

Desde el fondo de lo más profundo de su mente, como un relámpago, emergió el recuerdo de esa noche. Palabra a palabra, fue reproduciendo lo que había escuchado en esa ocasión, como si de una alarma se tratara, una alarma que le advertía sobre lo que podía pasarle de nuevo.

Sus ojos se abrieron de golpe, el miedo invadió su pecho y su corazón comenzó a latir con intensidad. A su lado, uno de sus sirvientes, el cual tenía su mano sobre su cuerpo, la retiró rápidamente al percatarse de que se había despertado de repente.

━ Joven quackity, me alivia que...

Sin darle la oportunidad de decir más o siquiera explicar lo que estaba sucediendo, lo tomó de la muñeca con fuerza, la apretó tanto que sin lugar a dudas, dejaría una marca roja en su piel por varios días.

━ ¿Qué vergas estás haciendo? ━ La pregunta brotaba de sus labios con un tono enojado, mientras se sentaba en su cama. El pobre sirviente, con el rostro cubierto de dolor, contenía un quejido mientras agachaba la cabeza, temeroso a quejarse

La impaciencia se apoderaba de él al no recibir alguna respuesta. Y mientras miraba a su alrededor, se percató de que no había nadie más que ellos dos en ese cuarto, las puertas estaban cerradas y las cortinas también.

En una habitación alejada y solitaria del resto de la casa como la suya, nadie se percataría a tiempo si alguien decidía invadir ese espacio mientras dormía. Su cuerpo tembló de enojo y su mente maquino diferentes escenarios desgrables donde él salía lastimado en todos ellos.

━ ¡Reponde! ¿¡O acaso eres sordo?!

El cuerpo del sirviente temblaba cómo una hoja bajo su agarré, pero seguía sin hablar, temiendo hacerlo enojar más de lo que ya estaba con alguna palabra desubicada.

El enojo y la frustración acumulados le hacían sentir la necesidad de gritar, de expresar todo lo que sentía, de expulsarlo a arrastrones de su cuarto y decirle que nunca más lo quería ver en la casa de los Too's.

Antes de que acabara de planear su siguiente movimiento, su primo entró en su habitación con una bolsa de medicamentos en sus manos.

━ ¡Primo! ¡Dejalo!

Benito corrió a su lado y, tras lanzar la bolsa con los medicamentos en la cama, liberó al pobre sirviente del agarre en la muñeca. Este último solo susurró un suave "gracias", sin tener el valor de mirarlo a los ojos tampoco.

¿𝘠𝘢 𝘯𝘰 𝘴𝘰𝘺 𝘵𝘶 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘧𝘢𝘷𝘰𝘳𝘪𝘵𝘰? #𝙡𝙪𝙘𝙠𝙞𝙩𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora