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—Mamá ha pedido que te invite a casa, para que vayas a cenar con nosotros— mencionó Chenle a Jisung apenas se encontraron en la escuela. El castaño aligero los hombros, tratando de quitar el estrés de su sistema. Su amigo sólo le daba malas noticias y problemas.

Park no quería estar cerca de Victoria, o convivir con ella, la mujer parecía que olía la mentira en el aire. Jisung siempre estaba nervioso a su alrededor, pensando en el momento justo en el que lo echara todo a perder. Entonces su mejor amigo iba a tener que casarse con Minjeong.

—Esto se está saliendo de control Lele. Mi mamá me ha lanzado una serie de preguntas incómodas que no supe como responder. No quiero mentirle a mamá, y lo hago sólo por ti, soy un mal hijo.

El mayor llevó su mano a su frente, como sinónimo de lo cansado que estaba y que necesitaba con urgencia, paz mental.

—Sólo tenemos que aguantar un poco más— Chenle continuó nervioso. Jisung parecía molesto y no significaba nada bueno. —Pronto mi mamá desistirá de la idea de casarme, todo volverá a la normalidad.

Jisung frunció el entrecejo y dejó sus libros en su lugar, golpeando al mismo tiempo la paleta de madera de la silla. Zhong Chenle era un ingenuo.

—Nada volverá a la normalidad Chenle. Todos los que nos conocen creen que somos homosexuales. No era muy popular entre las chicas antes de esta obra teatral en la que me metiste, ahora lo soy menos. Algunos chicos me molestan llamándome marica y culo dulce.

—¿Qué es un culo dulce?— preguntó el menor.

—No lo sé— respondió Jisung incomodo. —, pero no me gusta, es obvio que me están ofendiendo, así que esto tiene que terminar.

—No— Chenle declaró y Jisung no pudo decir más, porque el salón empezó a llenarse por sus compañeros. No sería bueno hacer una escena frente a ellos, eso sólo provocaría chismes innecesarios, dramas con los que no quería lidiar y, finalmente, más argumentos para que Victoria no les crea sus mentiras.

Pero al chico Park no le hizo gracia escuchar la negativa por parte de su novio... su amigo. A veces, ya sea por la costumbre o lo que fuese, se le olvidaba a su mente pensar en Chenle como su mejor amigo, y terminaba pensando en él como su novio; eso no podía pasar, era un desastre, muy malo.

Su amistad, la que tuvo desde que tiene memoria, dependía de un hilo muy delgado que podría romperse en cualquier momento.

¿A los cuántos besos dejamos de ser amigos? » jichen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora