12

303 47 0
                                    

—Se siente bien.

Jisung estaba acostado en posición de cucharita. Envuelto en las sábanas amarillas que compartía con Chenle, quien se encontraba acostado a su lado de forma vertical, mirando al techo. Ninguno de los dos podía dormir, se había vuelto incómodo.

—¿Qué?— preguntó Jisung en voz baja.

—Besarte.

La declaración resultó embarazosa para el mayor, pero al mismo tiempo, aceleró el corazón de Jisung. Algo se retorció en su estómago, dolía, pero no era un dolor como los que había sentido antes. Ese dolor viajaba hasta su pecho y corazón.

No podía ser verdad. Se negaba a creer que estuviera enamorado de su mejor amigo, de Zhong Chenle. Justamente lo que había temido desde un principio.

Sus sentimientos los sentía como algo insano que no debía pasar.

—Es un beso, se siente bien con cualquiera.

—Ya veo— dijo Chenle, luego se dio media vuelta, quedando más cerca de Jisung, separado sólo por unos centímetros. —, ¿a cuántas personas has besado antes que a mí?

—No lo sé, a muchas supongo. Vamos a dormir, tengo sueño.

—Mentiroso— declaró Chenle, abrazando a Jisung por la espalda. Sabia que su amigo mentía porque nunca había conocido un interés amoroso de su mejor amigo. Jisung tampoco había mencionado a alguien. —Yo he besado a otras niñas— prosiguió. —, pero no se sintió ni la mitad de bien que cuando te beso.

El corazón de Jisung dio un brinco, recordó el último año de secundaria, cuando besó a una compañera en el último día de clases, a escondidas de todos, porque ella estaba nerviosa.

Lo había hecho porque ella se lo pidió, y él no tenía razones lógicas para negarse. Fue un beso pequeño, no demasiado intenso, pero lo suficientemente largo para quedarse sin aire. Recordando ese pasado, con los besos de Chenle, no había comparación. Los besos de Chenle eran más buenos, los recordaba con mucha más intensidad y podían volverlo una gelatina.

—Esta posición es rara— dijo después de un rato, pero Chenle no se alejó, al contrario, lo acerco más y más a él.

Al nivel de que el pequeño trasero del mayor se frotaba con la parte delantera de Chenle.

—¿Lo es?— preguntó Chenle en el oído del contrario, mandando un escalofrío por todo el cuerpo de Jisung. —¿Por qué?

—Basta, Chenle, estás incomodándome— dijo, su cuerpo estaba empezando a subir de temperatura. Nada bueno podía resultar de eso. Y no quería echarlo a perder más con su mejor amigo.

—¿Ah, sí?

El mayor sintió la mano de Chenle posarse en su estómago y luego, como la bajó lentamente. Jisung trató de apartarla, pero fue demasiado tarde.

—¿Entonces por qué estás duro?— preguntó Chenle.

¿A los cuántos besos dejamos de ser amigos? » jichen.Where stories live. Discover now